Resulta un interesante ejercicio de arqueología musical el investigar qué tipo de instrumentos acompañaban a los juglares en sus actuaciones públicas, tanto en las cortes como en las calles y plazas de villas y ciudades. La figura del juglar es mucho más difusa y variada de lo que tradicionalmente se nos cuenta en la asignatura de literatura de la enseñanza primaria, que establecía que los trovadores componían y ejecutaban sus canciones, mientras que los juglares solamente interpretaban las piezas de otros. Demasiado simple, pues también existían juglares compositores. Tampoco vale la división basada en que los trovadores animaban los círculos cortesanos y los juglares las plazas públicas, pues muchos de estos últimos también actuaban en las cortes. Quizá la mejor discriminación entre ambos perfiles sea la extracción social: los trovadores solían pertenecer a la nobleza mientras que los juglares procedían del pueblo llano.
Otro equivocación frecuente es asociar en exclusiva al juglar con el músico ambulante. El término juglar designa al músico, pero también al saltimbanqui, al acróbata, al tragafuegos, al domador de fieras… Creo que la mejor equivalencia del término en la actualidad sería la de “feriante”, como aquella persona que vive de un espectáculo itinerante.
Centrándonos en el aspecto meramente musical, Ramón Menéndez Pidal realiza en su obra “Poesía juglaresca y juglares” (1942) una aproximación bastante completa y erudita al tema que nos ocupa, véase, los instrumentos musicales de que hacían uso los juglares en la baja Edad Media.
Refiere Pidal que, de acuerdo con los textos de la época, la categoría más común de juglar era la de los violeros, es decir, los que tocaban la vihuela bien con arco, al estilo del violín, bien punteando, como en la técnica de la guitarra. Parece ser que además de las siete notas naturales utilizaban los semitonos (en una guitarra cada elemento del diapasón equivale a un semitono), consiguiendo melodías mucho más delicadas, menos ásperas. Por cierto, en la Edad Media tocar la vihuela se conocía como “violar”.
Siguen en importancia los juglares cedreros, que tocaban la cedra, y los cítolas, que interpretaban la cítola. Ambos instrumentos descienden de la cythara griega pero Menéndez Pidal ignora la dirferencia que existía entre ambos, si bien aventura en base a la ortografía de los nombres que mientras que la primera podría ser un instrumento tradicional de la época, la cítola podría tener un carácter más innovador y reciente. Se tocaban rasgueadas o punteadas.
Los tromperos y tamboreros, dedicados a instrumentos de viento y percusión respectivamente, eran considerados músicos de clase inferior a los que interpretaban con cordófonos. No tocaban en solitario sino en bandas, que en Castilla se designaban como “coplas” y en Aragón como “coblas”. Parece ser que eran tratados con no poco desprecio por los violeros, aparte de por ser instrumentos que requerían una técnica poco elaborada, también por el contraste ruidoso que suponían frente a la sutileza de la música de cuerda.
Ramón Menéndez Pidal utiliza el pasaje que reproduzco a continuación para extraer un catálogo aún más exhaustivo de los instrumentos musicales utilizados en la Edad Media. Se trata de un extracto del Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita, en concreto del capítulo que lleva por título “De cómo clérigos e legos, e flayres e monjas, e dueñas, e joglares salieron a reçebir a don Amor”:
Resçíbenlos los árbores con ramos et con flores
de diversas maneras, de diversos colores,
reçibenlo los omes, et dueñas con amores,
con muchos instrumentos salen los atambores.
Allí sale gritando la guitarra morisca
de las voses aguda e de los puntos arisca,
el corpudo laúd que tiene punto a la trisca,
la guitarra latina con ésos se aprisca.
El rabé gritador con la su alta nota,
cab' él el orabín taniendo la su rota,
el salterio con ellos más alto que la mota,
la vihuela de péndola con aquéstos y sota.
Medio caño et arpa con el rabé morisco,
entr' ellos alegrança el gálipe françisco,
la flauta dis' con ellos más alta que un risco,
con ella el tamborete, sin él non vale un prisco.
La vihuela de arco fas' dulçes de bayladas,
adormiendo a veses, muy alto a las vegadas,
voses dulses, sabrosas, claras et bien pintadas,
a las gentes alegra, todas las tiene pagadas.
Dulçe caño entero sal' con el panderete,
con sonajas de asófar fasen dulçe sonete,
los órganos y disen chançones e motete,
la adedura albardana entre ellos se entremete.
Dulçema, e axabeba, el finchado albogón,
çinfonia e baldosa en esta fiesta son,
el françés odreçillo con éstos se compón',
la neçiancha mandurria allí fase su son.
Trompas e añafiles salen con atambales,
non fueron tiempo ha plasenterías tales,
tan grandes alegrías nin atán comunales,
de juglares van llenas cuestas e eriales.
Distingue Pidal en el texto anterior instrumentos de cuerda, de viento y de percusión. Resumo a continuación la descripción que da de cada uno, cuando lo hace:
De cuerda
Vihuela, cedra y cítola, que ya han sido comentados anteriormente.
Arpa, farpa o harpa, muy utilizada por los pueblos germánicos y bretones.
Rota, “chrotta Britanna”, el arpa celta, arpa de pequeño tamaño.
Rabé, especie de violín utilizado por árabes y persas, cuya variedad morisca era utilizada en el siglo XIV por los moros de Granada.
Çinfonía, hoy se conoce como zanfoña. Vihuela de rueda utilizada para cantar las gestas.
Guitarra, con sus variantes morisca y latina (no explica la diferencia entre ambas).
Salterio, de procedencia oriental, instrumento de cuerdas rasgueadas o golpeadas con mazos, que tiene una caja cuadrada o en forma de trapecio.
Medio caño o canón y canón entero, especie de salterio de origen musulmán de hasta 78 cuerdas.
Baldosa, instrumento de cuerdas punteadas.
Laúd, instrumento de cuerda de origen árabe que desde España pasó al resto de Europa.
Mandurria o bandurria, instrumento de cuerda que aún se utiliza en la actualidad.
Dulçema, en tiempo de los Reyes Católicos se llamaba dulcemel. Otro instrumento de cuerdas punteadas.
De viento
Axabeba, flauta mora muy popular en España.
Albogón, gran flauta de siete agujeros con sonido bajo.
Añafil morisco, trompa y flauta, distintos instrumentos de viento.
Órgano, dispositivos portátiles que se alimentaban de aire mediante un fuelle, como el acordeón. Ya hablé de ellos en otro post.
Odrecillo, probablemente un instrumento similar a la gaita.
De percusión
Atambor
Tamborete, construido de barro con forma de tubo, con un parche.
Atabal
Panderete con sonajas de azófar.
Ramón Menéndez Pidal confiesa no tener ninguna información sobre el galipe francisco o francés y la albardana.