El dúo formado por la soprano Julieta Viñas y la vihuelista Paula Brieba ha iniciado su temporada de conciertos del año. El avance de temporada que ha publicado el conjunto se inició el pasado 26 de febrero en el XXVI Festival de Música Sacra de Getafe donde interpretaron el programa Divino Ardor dedicado a obras religiosas de principios del siglo XVIII de músicos como Sebastián Durón y José de Torres.
Las componentes de Dolce Rima se definen como “dúo interesado especialmente en la conjunción poética y musical”. De esta forma plantean un acercamiento a la cultura europea de los siglos XVI-XVII, centrando su repertorio en el Renacimiento español de los vihuelistas, en el Barroco español y en el Seicento italiano. Tienen un disco grabado, Al alba venid, dedicado a la música amorosa española del siglo XVI. Adicionalmente, recibieron el Premio Joven Grupo 2015 en la segunda edición de los Premios GEMA.
La próxima cita con Julieta y Paula tendrá lugar en Berlín el próximo 9 de marzo, con motivo de la celebración del año Murillo, donde llevarán el espectáculo Trompicábalas amor al Franzörische Kirche de la capital alemana.
En abril, el día 28 para más fechas, estarán presentes en el XXI Ciclo de Música Antigua “Ciudad de las Tres Culturas” de Córdoba y allí interpretarán el programa Dolce Tormento, dedicado a la música italiana del siglo XVII y basado en obras de Barbara Strozzi, Tarquinio Merula y Claudio Monteverdi, entre otros.
Finalmente, acabamos la descripción de este comienzo de temporada musical con la actuación que ofrecerán el 7 de mayo en Llinars del Vallès, Barcelona, dentro del 19 cicle de concerts a Sanata. Allí tocarán música de Antonio Cabezón y de otros músicos de su época dentro del programa Dulce Memoria.
Los cancioneros del Renacimiento español son herramientas sumamente importantes para conocer la música que sonaba en los ambientes cortesanos de la época. De todos ellos, el Cancionero de Palacio, el de la Casa de Medinaceli, el de Uppsala o del duque de Calabria, quizá el menos conocido es el denominado Cancionero de la Colombina, probablemente algo anterior a los demás, que debe su nombre a Fernando Colón, el hijo del descubridor, quien adquirió la obra en 1534 para su biblioteca privada.
Lo que lleva a los expertos a determinar la antigüedad de este cancionero es la ausencia en él de composiciones del gran Juan del Encina (1468-1529), cuyo trabajo inunda el Cancionero de Palacio, en el reinado de los Reyes Católicos, y es objeto de una recopilación monográfica editada en Salamanca en 1496. Dada la fama y el reconocimiento de este músico en su propia época, parece lógico pensar que si no aparece ninguna pieza firmada por él en la selección musical de la Colombina es porque data de un tiempo anterior.
La conclusión a la que llegan los estudios sobre este cancionero es que puede tratarse de una recopilación realizada en las tres últimas décadas del siglo XV de obras que ya eran antiguas en ese momento, probablemente procedentes de la primera mitad del siglo, puesto que incorpora poemas de Juan de Mena y de Juan Rodríguez del Padrón. Se trata de composiciones de los reinados Juan II y Enrique IV de Castilla. Los músicos más recientes que aparecen en el compendio pertenecen a la primera época del reinado de los Reyes Católicos.
En concreto hay quien defiende que el Cancionero musical de la Colombina tiene su origen en la capilla musical de Fernando de Aragón y la fechan entre 1469 y 1496. Los compositores integrantes de dicha capilla musicaron las obras de poetas castellanos de gran renombre. El nombre más antiguo que figura en el documento es el del compositor Johannes Ockeghem, que escribió entre 1450 y 1480, y que fue seguidor de la técnica de Dufay y Binchois y maestro del grandísimo Josquin des Prés.
En lo relativo a los estilos que aparecen en la obra, se percibe un tímido atisbo de cambio, aunando influencias borgoñonas, franco flamencas e italianas con las castellanas, combinando aires tradicionales con otros cortesanos.
El Cancionero de la Colombina incluye 95 composiciones entre las que predomina el género de la canción, 40 en total, frente al villancico, que suman 30. En cambio, el Cancionero musical de Palacio incluye una proporción de canciones muy reducida en relación a los villancicos (52 frente a 426). Hay quien defiende que no existen tantas diferencias entre ambas formas musicales, o por lo menos entre la canción y el villancico culto, en concreto, no se perciben diferencias significativas entre los temas tratados el tono y el estilo. Todo parece anunciar la fusión progresiva de ambas formas a finales del siglo XV.
A las piezas anteriores hay que sumar un romance, “Olvida tu perdiçión”, dos ensaladas en español y una en francés, además de nueve himnos Sagrados y cuatro fragmentos de misa.
Los temas que centran las composiciones son el amor, la devoción y la burla, por otro lado comunes a gran parte de la piezas de los cancioneros de la época. El amor concebido en el sentido cortés de la Edad Media como eje temático en torno a la dicotomía “placer-dolor” y, de forma más existencial, “vida y muerte”. Los títulos de muchos de los temas son bastante ilustrativos al respecto: Al dolor de mi cuydado, Amor de penada gloria, Con temor bivo, ojos tristes, Mis tristes, tristes sospiro, Muy triste será mi vida, Nunca fue pena mayor, Dime, triste coraçón o Mortales son los dolores, por poner unos pocos ejemplos. Todo ello lo resumen los siguientes versos:
“Non tenga con vos amor, quien quisiere tener vida”.
El código no incluye apenas compositores extranjeros; tan sólo aparece el nombre del arriba citado Johannes Ockeghem y quizá algún otro, como Johannes Urrede. Algunos de los nombres firmantes de las piezas solamente son conocidos gracias a este cancionero, como Belmonte, Hurtado de Jerez y Juanes. La mayoría de los restantes aparecen también en otras recopilaciones de la época, como Juan Cornago, Pedro de Escobar, Juan Fernández Madrid, Juan Gijón, Pedro Lagarto, Juan de León, Móxica, Juan Rodriguez Borrote, Francisco de la Torre y Juan de Triana.
El Cancionero de la Colombina es sin duda un magnífico compendio lírico que nos permite acercarnos a la música de una época quizá menos documentada que otras inmediatamente posteriores.
Siempre resulta agradable y reconfortante escuchar que aparecen nuevos grupos dedicados a la música de los siglo pasados. En este caso traemos aquí a un grupo recién formado, pero sobrado de experiencia. Se trata de Aquel Trovar, un proyecto fruto de la disolución del conjunto Cinco Siglos, fundado por tres de sus instrumentistas, Antonio Torralba, José Ignacio Fernández y Daniel Sáez Conde, que cuenta con la voz de la soprano Delia Agúndez.
La filosofía que inspira el trabajo de Aquel Trovar se resume en tres puntos, en palabras de sus miembros, “respeto a las fuentes, potenciación del poder evocador de la música histórica y cuidado del detalle”. Deberían ser las máximas que guiaran cualquiera iniciativa relacionada con la música antigua, aunque por desgracia no es así.
El objeto que se han fijado sus integrantes es sobre todo recuperar el repertorio de música antigua española y europea, fundamentalmente renacentista y medieval, con veracidad en las conclusiones y versiones llevadas a cabo. Los miembros del grupo pretenden basar su trabajo en la investigación, partiendo de fuentes originales y revisando la labor al respecto de los expertos. En una reciente entrevista concedida al diario El Día de Córdoba, José Ignacio Fernández afirma que “el repertorio de música antigua, tanto española como europea, es muy extenso y queda mucho por descubrir. Hay muchas piezas que no se han grabado nunca y es una pena que queden en el olvido.”
En paralelo van a llevar a cabo la reconstrucción de instrumentos antiguos, medievales y renacentistas, que quedaron en desuso y cayeron en el olvido, pero que merece la pena recuperar.
Este ensemble orienta su campo de actuación desde la Edad Media al Barroco temprano. De esta forma, nos ofrecen repertorios más antiguos como:
Ave María: un recorrido por las músicas de devoción mariana desde mediados del siglo XIII a los albores del XV.
Cantando e con dança, un programa íntegramente dedicado a las cantigas del rey Alfonso X el Sabio.
Cantigas de amigo de Martín Códax y del rey Dom Denis de Portugal.
Danzas de la Edad Media europea.
Y también música del Renacimiento, como los programas:
Canciones de la vieja Europa: canciones en las más importantes lenguas europeas de los siglos XV y XVI.
Aquel trovar, una selección de villancicos y romances de los principales cancioneros.
Aquel dançar, danzas extraídas de los más importantes tratados coreográficos de los siglos XV y XVI.
A lo divino, canciones religiosas en tiempos del Cardenal Cisneros.
Sin duda se trata de una oferta musical tan variada como atractiva y sugerente para sumergirse en los sones de otra épocas.
Los responsables de la iniciativa tienen una larga y demostrada experiencia en el mundo de la música antigua. La voz del conjunto, Delia Agúndez, es una soprano de reconocido prestigio que milita en conocidas formaciones de música vocal como Gradualia y que en 2015 publicó el disco The Purcells, una interesante obra que recupera la música del desconocido Daniel Purcell, el hermano de Henry.
Antonio Torralba es catedrático de música y flautista en Aquel Trovar. Estudioso y conferenciante, es uno de los fundadores del desaparecido conjunto Cinco Siglos con el que ha llegado a grabar una docena de discos entre 1990 y 2016.
Por su parte, José Ignacio Fernández es el laudista y vihuelista del grupo y es además un lutier experto en la restauración de instrumentos antiguos, desde bandurrias hasta cítolas.
Finalmente, Daniel Sáez Conde es profesor de violonchelo en el conservatorio de Ronda y ha tocado este instrumento frecuentemente en conjuntos de cámara y orquestas.
El martes 21 de febrero el grupo se presenta en Córdoba con el programa Canciones de la vieja Europa, en marzo llevarán un repertorio medieval al Festival de Música Sacra de Ronda, y de allí en adelante les espera una actividad frenética en los escenarios. Si todo va bien, en verano entrarán en el estudio para grabar su primer disco de piezas europeas del Renacimiento de distintos países. En la entrevista antes citada, Antonio Torralba lo explica de esta manera: “el Renacimiento fue un estilo realmente internacional; y un villancico o un romance españoles no son tan esencialmente distintos a una frottola italiana, un ayre inglés, una chanson francesa o un lied polifónico alemán. Poner juntas estas canciones en diversas lenguas nos hace verlas de una manera nueva”.
Tanto la calidad profesional de los miembros de Aquel Trovar como la erudición y el rigor en la elaboración de repertorios, avalan la solidez de la propuesta musical de este conjunto, que esperamos que tenga un largo y fructífero recorrido.
Los aficionados madrileños a la música antigua están de enhorabuena. En marzo y abril se celebra en la comunidad el XXVII Festival de Arte Sacro de Madrid que contará, entre otras grandes figuras, con los recitales de grupos españoles de primera línea como Accademia de Piacere, Gradualia y la actuación conjunta del grupo vocal Los Afectos Diversos junto con los sacabuches del ensemble Oniria.
El festival se desarrolla entre el 2 de marzo y el 7 de abril del presente año y, en palabras de los organizadores, las 43 actuaciones programadas “vienen a recordarnos ese periodo de mayor trascendencia mística del año, una fase inquietante, confusa y purificadora que marcaba el final del invierno aciago y anunciaba una nueva explosión de fecundidad y vida”.
La vigesimoséptima edición de este gran evento cultural mantiene los ciclos independientes que tuvieron una muy buena acogida el año pasado y además ha querido conmemorar los aniversarios que tienen lugar en 2017, en concreto de compositores como Alonso Lobo, Claudio Monteverdi o Georg Philipp Telemann, así como del arquitecto madrileño Ventura Rodríguez.
La parte que nos ocupa, la de la música antigua, tiene una importante presencia en el Festival de Arte Sacro de Madrid. Algunos de los mejores profesionales españoles que existen en este campo actualmente actuarán en los diversos escenarios habilitados para ello.
De esta forma, la soprano Mariví Blasco junto a la Accademia de Piacere que dirige el violagambista Fahmi Alqhai interpretarán el programa Ecco l'alba luminosa. La música spirituale romana, ca. 1600 el 4 y el 5 de marzo en Madrid y en El Escorial, respectivamente. Ofrecerán piezas de Giacomo Fogliano, Tarquinio Merula, Monteverdi o Domenico Mazzocchi, entre otros.
Por su parte, la unión de los conjuntos Oniria y Los Afectos Diversos interpretará el 21 de marzo en la Real Parroquia de San Ginés El arte de la Reforma. Del Monteverdi católico al Schütz protestante, compuesto por obras de ambos compositores.
Por su parte, el ensemble vocal Gradualia presenta un programa de piezas musicales que evocan el proceso de Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, con obras de Tomás Luis de Victoria, William Byrd o Francisco Guerrero, entre otros. Será el día 6 de abril en la Real Parroquia de San Ginés.
No son los únicos espectáculos relacionados con la música antigua que trae consigo el XXVII Festival de Arte Sacro de Madrid. A lo largo de los dos meses de eventos podremos escuchar en distintos escenarios de la Comunidad a artistas de la talla de Collegium Musicum Madrid, La Guirlande, Alicia Amo y Música Boscareccia, la soprano María Espada y el ensemble Nereydas, Aurora Peña y Concerto 1700, Camerata Ibérica, el Coro Victoria, el clavecinista Ignacio Prego, Isabel Villanueva, el Euskal Barrokensemble de Enrike Solinís, el Cuarteto Brentano, Tiento Nuovo, María Hinojosa y Concierto Poético, Zaruk, Carlos Mena y Delitiae Musicae, Mª Eugenia Boix junto a Guillermo Turina y Tomoko Matsuoka, La Spagna, el pianista Andrés Navarro y el El canto de Orfeo, entre otros solistas y conjuntos.