miércoles, 30 de marzo de 2016

Viaje al Barroco alemán con Radio Antiqua

Se puede hablar en la actualidad de una verdadera inquietud entre los intérpretes por redescubrir joyas de la música antigua desconocidas para el gran público. Es el caso del jovencísimo ensemble radicado en Holanda Radio Antiqua cuya ópera prima, Treasures of the German Baroque, recorre la música alemana escrita en la primera mitad del siglo XVIII. Lo realmente notable de este CD es que, aparte del suficientemente conocido Telemann, recupera nombres cuya obra no es tan familiar,  como son Christoph Schaffrath, Antonin Reichenauer, Johann Georg Pisendel, Charles Dieupart y Giuseppe Antonio Brescianello.

El quinteto Radio Antiqua se formó en La Haya en 2012 y está especializado en música barroca. Sus miembros proceden de distintos países y continentes: la violinista Lucía Giraudo viene de Argentina, mientras que los brasileños Isabel Favilla y Claudio Barduco Ribeiro tocan el fagot y el clavicordio, respectivamente. Giulio Quirici nacido en Italia toca instrumentos de cuerda pulsada y, finalmente, el checo Petr Hamouz, el cello.

La obra se compone de seis piezas, una por cada uno de los compositores presentes, y constituye un apasionante viaje por los estados alemanes de finales del siglo XVII  y principios del XVIII. Una zona de Europa que tras la Paz de Westfalia (1648), que pone fin a la Guerra de los Treinta Años, se encuentra dividida y debilitada (se calcula que perdió hasta un 30% de población) y que inicia su reconstrucción hacia el esplendor que alcanzará en el siglo siguiente.

La gradual recuperación económica llevará consigo el florecimiento de las artes en los numerosos principados, estados y electorados de habla germana que son el germen de la Alemania moderna. El arte del Barroco y el Rococó procedente de Francia e Italia irrumpe de lleno y la música inunda los salones, la iglesias y los teatros. La influencia extranjera provocará el surgimiento de músicos nativos que en principio tratarán de emular las formas estéticas importadas.

Empezando el viaje en Dresde nos encontramos con la figura de Johann Georg Pisendel (1687-1755), que asumió en 1728 la dirección de la Capilla Real de Sajonia, y que era bien conocido y admirado en el extranjero por compositores de la talla de Albinoni y Vivaldi. La obra incluida en el disco, Sonata a violino solo e baso per il cembalo, pertenece al manuscrito conocido como Schrank II de música de la Capilla Real de Dresde.

También procedente del Schrank II, Radio Antiqua nos presenta el Concierto para violín, violoncello, fagot y bajo continuo en Sol menor Rk 18 de Antonin Reichenauer (1694-1730), un compositor nacido en Praga, maestro de coro dicha ciudad y posteriormente músico cortesano del entorno del conde Wenzel Morzin ( a quien Vivaldi dedicó su obra Las cuatro estaciones) y del también conde Franz Josef von Czernin.

Continuando el viaje que nos propone este magnífico disco llegamos a Frankfurt en donde en 1718 Georg Philipp Telemann (1681-1767) publica sus seis trio sonatas y se las dedica a Federico II, duque de Sajonia. Este tipo de pieza era muy apreciado por el músico y en el CD podemos escuchar su Trio sonata para violín, fagot y bajo continuo en Fa mayor TWV 42:F1.

También aporta otra trío sonata de las mismas características Christoph Schaffrath (1709-1763), quien de Drede se traslado a Berlín y allí recibió los favores como músico de la corte de Federico II, primero como clavecinista de la capilla real y más adelante como músico de cámara de la princesa Ana Amalia. De la obra de Schaffrath nos han llegado hasta trinta trío sonatas, cuartetos y casi noventa sonatas para teclado.

Por su parte, Giuseppe Antonio Brecianello (1690-1758), aunque nacido en Florencia,  como muchos otros músicos italianos de la época desarrolló su carrera en los estados alemanes, en concreto en la ciudad de Munich, como violinista del elector de Baviera y después, en 1716, en Stuttgart como Kammer und  Concert-Meister. Un año más tarde ascendió a maestro de capilla. La pieza que representa en el disco a este compositor es su Concerto a tre para violín, fagot y bajo continuo en Sol menor.

De probable origen francés, el clavecinista y violinista Charles Dieupart (1667-1740) nos conduce hasta Londres con su Segunda suite en Re menor  dando fin a nuestro viaje. A pesar de residir en Inglaterra, Dieupart había publicado sus seis suites en Ámsterdam en 1701. Todas ellas comparten una estructura regular muy rígida (lo que hace pensar en una influencia de la música alemana) y se componen de una obertura seguida de seis danzas: allemande, courante, sarabande, gavotte, menuet y gigue.

Este periplo por una época fascinante de la música que nos propone Radio Antiqua ha sido publicado por el sello discográfico del Festival de Ambronay, que destina un apartado para “Jóvenes intérpretes”. Bienvenida sea la iniciativa.


miércoles, 16 de marzo de 2016

Los doce músicos de Iriarte

Recientemente ha llegado al mercado un maravilloso proyecto musical que, fruto de la colaboración de los conjuntos vocales Gradualia y Regina Ibérica, se ha centrado en registrar la música de aquellos doce compositores españoles que el ilustrado Tomás de Iriarte destacó como sobresalientes, dentro de la música patria de todos los tiempos, en su poema La música, escrito en 1779. Se trata del disco Los doce músicos de Iriarte.

Iriarte fue un gran literato de su época, esforzado poeta y apasionado músico, pues tocaba la viola y el violín, y parece ser que hasta compuso una serie de sinfonías que no han llegado hasta nosotros. Probablemente su obra más conocida son las Fábulas literarias (1782), en cuyo prólogo defendía haber inventado este género en nuestro país, un comentario que le valió una larga disputa con Félix María Samaniego que afirmaba haber publicado sus fábulas un año antes.

La música es una composición de silvas estructurada en cinco cantos que tiene un carácter didáctico. Está escrita con un lenguaje claro y directo y tuvo mucho éxito en España y Europa, aunque según Rafael Mitjana es un libro “absolutamente desprovisto de poesía” (entendemos que se refiere a la calidad de los versos). El primer canto trata sobre los elementos de la música -el sonido y el tiempo-, el segundo de la expresión de los sentimientos por medio de la música; en el tercero habla de la dignidad del arte de los sonidos y de los usos a que puede ser dedicado, especialmente al servicio religioso; el cuarto introduce preceptos para su uso en las fiestas y en el teatro; y finalmente, el último trata sobre la música íntima que regocija el alma.

Precisamente, Tomás de Iriarte enumera la lista de los que son a su juicio los doce músicos principales de la música española en el Canto III, al hablar de música religiosa. Posiblemente lo que quería destacar el poeta era aquellos nombres que más habían destacado a su juicio en el empleo de la polifonía y el contrapunto. Los versos que contienen el palmarés son los que siguen:

“¡O cuánto sobresales,
Antigua Iglesia Hispana!
No es ya mi canto, no, quien te celebra,
Sino las misma obras inmortales
De Patiño, Roldán, García, Viana,
De Guerrero, Victoria, Ruiz, Morales,
De Líteres, San-Juan, Durón y Nebra.”

Algunos de los mencionados son directamente identificables, como el trío del siglo XVI formado por Cristobal de Morales, Francisco Guerrero y Tomás Luis de Victoria, lo más granado de nuestro Renacimiento. También nacido en dicho siglo, pero menos conocido, aparece relacionado Vicente García Velcaire (1593-1650).

De los que vieron la luz a principios del siglo XVII cita a Carlos Patiño (1600-1675) y a Juan Pérez Roldán (1604-1672), y ya de la segunda mitad, a Matías Juan de Veana, Sebastián Durón, Fray Matías Ruiz, Antonio de Líteres y José de San Juan. Finalmente, incluye al compositor del siglo XVIII José Nebra.

El disco Los doce músicos de Iriarte se compone de piezas escritas por estos maestros que son interpretadas con gran elegancia por los conjuntos Regina Iberica y Gradualia.

Regina Iberica lo componen la soprano Delia Agúndez y el tenor Víctor Sordo, además de Sara Ruiz a la viola da gamba y Laura Casanova al clave. Por otro lado, Gradualia incluye a la soprano Sandra Cotarelo, a Sonia Gancedo y Ana Cristina Marco como altos, al tenor Javier Carmena, y finalmente,  a Simón Andueza como barítono y en la dirección musical. 


domingo, 13 de marzo de 2016

The Old Hall Manuscript, un pilar de la música inglesa

El manuscrito de Old Hall es una pieza clave para conocer y entender la música inglesa en la Baja Edad Media que componían los predecesores inmediatos y los contemporáneos de John Dunstable, cuya figura se asocia con un puente musical entre el Medievo y el Renacimiento. The Old Hall Manuscript, en su idioma original, ha sido fechado entre 1415 y 1421 y en sus 112 páginas conserva 148 piezas de la época, muchas de ellas atribuidas a autores de las décadas precedentes, de ahí su importancia como testimonio artístico.

Lo notable del documento es que incluye gran número de nombres de los compositores de las obras que contiene. De esta forma, aparte de una atribuida al propio Dunstable, aparecen dos escritas por un tal “Roy Henry”, que se especula que pueden ser o Enrique IV o Enrique V de la casa de Lancaster, otras muchas firmadas por Leonel Power y luego piezas de figuras menores, como Aleyn, Bittering, Burell, Chirbury, Cooke y Damett, entre otros. La pieza más reciente identificada es un motete nupcial de Bittering que probablemente fue compuesto para la boda de Enrique V y Catalina de Valois que tuvo lugar el 2 de junio de 1420.

Sobre el origen del manuscrito, una teoría defiende que fue recopilado para el duque de Clarence y que tras su muerte en batalla en 1421 pasó a formar parte de la capilla real del todavía niño Enrique VI. De acuerdo con esta tesis, la mayoría de los añadidos al original se habrían debido a piezas incluidas por los maestros de capilla durante la década de 1420.

El Old Hall Manuscript presenta la música interpretada en la misa ordenada como en el culto (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Agnus Dei). Dado que el legajo ha llegado hasta nosotros sin aproximadamente una cuarta parte de sus hojas del principio, no contiene ningún Kyrie, que se supone que quedaron en el trozo perdido del documento.

El conjunto se inicia con versiones de Gloria in excelsis Deo seguidos de Antífonas de loa a la Virgen, de Credos, Sanctus y Agnus Dei, y finaliza con una serie de motetes isorítmicos, es decir, aquellos en que la velocidad de los distintos movimientos de la pieza y de las diversas voces que intervienen están reguladas por proporciones matemáticas.

El compositor más presente en el manuscrito es Leonel Power de quien solamente se sabe que murió en Canterbury en 1445. Todas sus creaciones, alrededor de cincuenta, son religiosas, bien motetes, bien partes de la misa. Su talento es variado e inclasificable, pues tanto incluye disonancia en algunas de sus obras como anticipa formas del siglo XV, al intentar que las tres voces suenen en iguales en importancia y funcionalidad.

Las más antiguas misas cíclicas, aquellas en que los distintos movimientos comparten un tema musical común generalmente cantus firmus, son obra de Power, de Dunstable y de sus contemporáneos, que de alguna forma se fueron convirtiendo en antecedentes de la música religiosa del Renacimiento.


domingo, 6 de marzo de 2016

Forma Antiqua y los dúos de cámara de Steffani

El grupo barroco Forma Antiqua liderado por  los hermanos Zapico - Pablo, Daniel y Aarón -, acaba de añadir a su discografía un nuevo título dedicado a los dúos de cámara del músico italiano del siglo XVII Agostino Steffani. Con Crudo Amor han pretendido reivindicar la figura y el arte de este compositor que para muchos es el más grande entre las figuras de Giacomo Carissimi y Domenico Scarlatti y el único de su época al que el mismísimo Handel admitió haber imitado conscientemente.

A Steffani se le considera responsable de haber llevado la ópera italiana a Alemania y de ser el puente entre las óperas itálicas de finales del siglo XVII y las de Reinhard Keiser  o Handel. Pero a pesar de su excelencia en el campo de la música escénica, su nombre suena quizá más fuerte dentro del género que ocupa Crudo Amor: los dúos de cámara.

De esta forma, Aarón Zapico ha dirigido este proyecto, que incluye a Eugenia Boix y Carlos Mena, ejecutando una selección de los duetti da camera para soprano y contratenor. El propio Zapico acompaña a las voces con el clave. El resultado desemboca en una textura musical sensible y emotiva que pone en evidencia tanto la calidad de la obra como la pasión que sus protagonistas han puesto en el empeño de revivir la música de Steffani.

A pesar de su origen veneciano, Agostino Steffani pasó la mayor parte de su vida en Alemania, donde llegó en 1667 con trece años, y donde desarrolló prácticamente toda su carrera musical. Vivió en Munich (entre 1667-88), en Hannover (entre 1688-1703 y 1709-28) y en Düsseldorf (1703-9). Su carrera desborda el campo de lo meramente musical, pues aparte de ocupar los cargos de Director de Música de Cámara en Munich y de Kapellmeister en Hannover, desempeñó tareas diplomáticas para Maximiliano II Manuel de Baviera, ejerció cargos políticos como el de Presidente del Gobierno del Palatinado en Düsseldorf durante una ausencia del conde Juan Guillermo en 1704, y abrazó la carrera eclesiástica en el último tercio de su vida, siendo consagrado obispo de Spiga en septiembre de 1706 por el papa Inocencio XI.

La gran influencia italiana que llevó Steffani a la música alemana de la época tiene su origen en el periodo que pasó en Roma estudiando composición, entre octubre de 1672 y mayo de 1674, y es clave en el desarrollo de su figura como compositor. Es principalmente conocido por sus dúos de cámara de impecable acabado contrapuntístico que en palabras de Manfred Bukofzer “Handel pudo imitar, pero no superar”.

El mismo Bukofzer deriva el formato de dúo de cámara de la evolución del madrigal, cuando al llegar al siglo XVII éste incorpora el bajo continuo y se pone de moda una forma que reduce las clásicas cinco voces que intervienen a tres e incluso a dos. Para el musicólogo, la versión a trío del dúo de cámara es una de las innovaciones más felices del Barroco (“The trio setting of the chamber duet must be regarded as one of the happiest and most influential innovations of baroque music”).

La primera fuente impresa que menciona el término dúo de cámara son los Duetti per camera Op.66 de Cazzati, fechados en 1677, aunque como hemos visto en el párrafo anterior piezas muy similares a los dúos habían sido publicadas anteriormente bajo la etiqueta de madrigales. Por otro lado, el dúo compartía formas y técnicas de la moderna cantata. De hecho, hay quien define el dúo de cámara como el punto de equilibrio entre el madrigal polifónico y la cantata. También ha sido definido como el equivalente vocal a la sonata a trío, en el que los dos instrumentos que conducen la melodía son sustituidos por voces y son acompañados de bajo continuo.

Uno de sus primeros biógrafos, Sir John Hawkins autor de Memoirs of the Life of Agostino Steffani (publicado alrededor de 1740), aventura que muchos de los dúos fueron compuestos para el divertimento privado de damas nobles (“many of his duets were composed at the request of divers ladies of distinction, and that some of them were made for their own private practice, and amusement”). Esto explica en parte por qué Steffani mostraba tan poco interés por publicar su propia música (incluso publicaba bajo el seudónimo Gregorio Piva): sus dúos de cámara eran material para el entretenimiento de sus mecenas y amistades (con las que sí compartía sus creaciones), pero no los consideraba de tal relevancia como para publicarlos.

Agostino Steffani gozó del mecenazgo de las más grandes damas de la nobleza germana de la época. En Munich su principal admiradora era la princesa Violanta Beatrice de Baviera esposa de  Fernando de Médici, Gran Príncipe de Toscana, mientras que en Hannover su principal valedoras fue la princesa Sofía Carlota, la futura reina de Prusia, una joven muy sensible hacia la música que tocaba el clavicordio. Precisamente fue en Hannover donde Handel aprendió de Steffani los secretos de la escritura para el canto.

El disco de Forma Antiqua consigue recuperar la belleza de esas pequeñas obras de arte que dan cuenta de la grandeza de Agostino Steffani como compositor.