lunes, 25 de abril de 2022

Ricercare Antico reivindica a la compositora barroca Francesca Campana

 


Campana: Arie a una, due e tre voci

Ricercare Antico

Aunque la historia oficial no las quiera recordar, en la Italia del Seicento hubo compositoras, y no pocas, cuyas obras no solo estaban a la altura de las de sus colegas masculinos, sino que en ocasiones las superaban. Un primer análisis del periodo Barroco arroja los nombres de Barbara Strozzi y Francesca Caccini, pero no son,ni mucho menos, las únicas mujeres que vieron publicadas sus creaciones, y si buscamos bien aparecen muchos más nombres de figuras que adquirieron gran renombre en su momento. Uno de ellos es el de Francesca Campana, la protagonista del último disco de Ricercare Antico.

Ricercare Antico fue fundado en 2007 por la flautista Serena Bellini y el guitarrista Francesco Tomasi buscando la revalorización y reconstrucción de los sonidos de la música barroca. Entre sus proyectos discográficos recientes figura un álbum dedicado a la música de Giulio Caccini, publicado en el 400 aniversario de su muerte, y ahora el más reciente dedicado al libro de arias a una, dos y tres voces  de Francesca Campana.

Campana nació en Roma hacia 1610 y recibió una formación exquisita en canto, tecla y composición, lo que denota sin duda su alta cuna. Probablemente gozó de gran popularidad artística en su momento, y en 1629 publicó su única obra que ha llegado hasta nosotros Arie a 1,2 e 3 voci, una colección de quince arias, que por vez primera han sido grabadas completas por Ricercare Antico. Parece ser que Francesca pudo haber impreso también un libro de madrigales, que, desgraciadamente, se ha perdido.

El caso de Francesca Campana no es tan excepcional como puede parecer, pues no eran pocas las mujeres de su época que no solo cantaban e interpretaban instrumentos con absoluta excelencia, sino que además componían sus propias obras. Jane Bowers afirma que entre 1566 y 1700 había más compositoras en Italia que en cualquier periodo anterior de la historia de la música occidental (The Emergence of Women Composers in Italy, 1566-1700, 1986). Aparte del caso de Campana y de Barbara Strozzi, conocemos música escrita por, entre otras, Maddalena Casulana, Caterina Assandra, Claudia Sessa, Lucia Quinciani, Paola Massarenghi, Vittoria Aleotti, Cesarina Ricci de Tingoli, Sulpitia Cesis, Lucrezia Vizzana y Claudia Rusca.

Fue un periodo en el que muchas mujeres cantaban en las cortes -si bien los conventos también dieron grandes artistas, como la abadesa Chiara Margarita Cozzolani-, y gran parte de estas virtuosas componían música para su propio uso, que en gran medida no fue transcrita. Por ello, por cada manuscrito impreso de una compositora que ha llegado a nuestros días debemos imaginar que había una pléyade de creaciones que se han perdido para siempre, o que, directamente, no estaban pensadas para trascender la situación y el momento en los que fueron escritas. 

El disco completa las obras vocales de Francesca Campana con piezas instrumentales de compositores de la escuela napolitana de finales del siglo XVI y principios del XVII, como Francesco Lambardi y Giovanni de Macque. El conjunto ofrece una interesante aproximación a la música italiana del primer Barroco, siempre atractiva por todo lo que tiene de frescura y belleza.

 

 

 

 

 

 

 

martes, 5 de abril de 2022

Sopra La Spagna: la España de las mil danzas

 



Sopra La Spagna

La Spagna

El nuevo disco del ensemble La Spagna bien pudiera llamarse Sketches from Spain, como aquella obra maestra del trompetista de jazz Miles Davies, puesto que todas las piezas que contiene sugieren visiones musicales de España, en este caso, del Renacimiento y el Barroco. Se trata de composiciones -algunas firmadas por músicos españoles, pero la mayoría no- que contienen directa o indirectamente la idea de España, bien porque se trate de variaciones de la famosa melodía renacentista La Spagna, que da nombre al grupo y a la obra, bien porque se trate de formatos de danza de origen español, ya real o históricamente atribuido.

España siempre ha estado muy presente en la música de la edad moderna europea, aunque la historiografía musical, en general, no ha reflejado su grandeza de su legado. El estudio de las formas artísticas anteriores al siglo XIX es relativamente reciente, salvo contadas excepciones, y, a diferencia de otros países de nuestro entorno, la historia de la música española no ha tenido gran difusión. Nuestra propia historiografía musical empieza mucho más tarde que la de nuestros vecinos, que arranca sobre todo en el siglo XVIII, y su origen puede ser localizado en la obra de José Teixidor Discurso sobre la Historia Universal de la Música (1804).  El segundo volumen del libro está dedicado a la música española, de la que dice que “el observar que tanto los historiadores italianos como franceses apenas hacen mención a la música española nos hizo creer por algún tiempo [..] que los españoles no habían tenido más compositor de música conocido de las demás naciones europeas que Cristóbal de Morales”. Pero luego reflexiona sobre algo que dice un tal Bonet (quizá el músico del siglo XVII Juan Bonet de Paredes) sobre la afición de los españoles a la música, pues comenta “que por los años 1700, época en la cual él [Bonet] escribía su historia, hasta los gañanes iban a su trabajo al son de arpas y guitarras”, lo que conduce a Teixidor a estudiar el caso para demostrar que “los músicos españoles han sido los maestros de la mayor parte de las naciones europeas en las tres épocas, antigua, media y moderna”.

Lo anterior viene a colación porque Sopra La Espagna establece lo español como hilo argumental que va hilvanando los distintos temas seleccionados, cuyos títulos aluden a España de una manera u otra.

La Spagna, un proyecto liderado por el violagambista Alejandro Marías, nació en 2009 como iniciativa versátil que cuenta con un número variable de intérpretes en función del repertorio a acometer: desde el pequeño número de instrumentos que requiere la música de cámara, hasta la abundancia de efectivos que necesita una producción orquestal u operística. Este disco pertenece a la primera clase más minimalista e intimista, y en él han intervenido siete intérpretes en formato de cámara.

A modo de introducción abre el disco el clásico del poeta y músico Juan del Encina Triste España sin ventura, un canto desconsolado a la muerte en 1497 del heredero de los Reyes Católicos, y sobre las implicaciones de incertidumbre política para el país. Seguidamente, y a lo largo de un buen tramo de grabación, acapara el protagonismo una sola melodía, la de La Spagna, un tema inmensamente popular en la música renacentista europea. Se trata de una bassa danza, un baile cortesano probablemente de origen hispano, que apareció impreso por primera vez en Italia en 1455. Se considera la primera imagen musical española cultivada desde el extranjero, a la que seguirían otras danzas que contribuyeron a construir la identidad musical de España, como la pavana, el canario, la españoleta o la folía.

La Spagna es una danza construída sobre 46 notas que, si atendemos a lo que afirma Pepe Rey (Europa baila español: danzas desde La Spagna hasta la Spagnoletta, 2018), ha conocido más de tres centenares de elaboraciones contrapuntísticas de distintos maestros europeos del Renacimiento. El disco Sopra La Spagna recupera varias versiones del tema, como las de los laudistas Vincenzo Capirola y Francesco Canova da Milano, la realizada por Guglielmo Ebreo da Pesaro, una firmada por Heinrich Isaac, o las de los españoles Antonio de Cabezón y Francisco de la Torre.

Mención aparte merece la aproximación al tema que realizó el también español Diego Ortiz en su Tratado de glosas sobre cláusulas y otros géneros de puntos en la música de violones nuevamente puestos en luz de 1553, obra que incluye hasta seis recercadas sobre el canto llano La Spagna, que han sido incluidas en este álbum. Igualmente, Alejandro Marías y el vihuelista Ramiro Morales han incluido una séptima recercada de creación propia.

Sopra La Spagna se completa con otras danzas que llevan una referencia a nuestro país, como la españoleta, en este caso compuesta por los miembros del grupo, en base a originales históricos, a través de sesiones de videoconferencia durante el confinamiento. También figuran dos piezas de compositores británicos, como una pavana de Francis Pilkington y el tema A Spanish Humor - The Lord Hayes Favoret del capitán Tobias Hume.Finalmente, desde Francia llega una aportación del músico Antoine Forqueray, y dos danzas más -zarabanda y folia- del emblemático violagambista barroco Marin Marais.

Junto a Alejandro Marías han intervenido en la grabación el citado Ramiro Morales y Juan Carlos de Mulder, interpretando diversos instrumentos de cuerda pulsada, Jorge López-Escribano en los instrumentos de tecla, Pablo Garrido en la viola da gamba, así como el arpa de Sara Águeda y las percusiones de Daniel Garay.