martes, 26 de septiembre de 2023

Tradición local e influencia europea en el Cancionero Musical de Palacio

 


The Palacio Songbook

Da Tempera Velha y Ariel Abramovich

Glossa Music

El Cancionero Musical de Palacio es sin duda alguna una de las mayores joyas de la historia de la música antigua de la península ibérica. Se trata de un manuscrito de finales del siglo XV y principios del XVI que constituye la colección más rica conservada de canción profana polifónica de la corte de los Reyes Católicos, pues la mayoría de los compositores identificados en ella pertenecen a la época de su reinado. Dada su trascendencia, las piezas que integran esta recopilación suelen aparecer con harta frecuencia en los repertorios tardomedievales -o protorrenacentistas, si se quiere- de los grupos y solistas dedicados a la música antigua española. La originalidad de esta nueva aproximación al cancionero del ensemble Da Tempera Velha consiste en haberlo puesto en contexto con la música que se hacía en otras partes de Europa, para ilustrar cómo esa influencia o intercambio sirve de palanca de la evolución hacia las formas plenas del Renacimiento español.

De esta forma, The Palacio Songbook, grabación editada por el sello Glossa, plantea en sus pistas una acertada combinación de temas castellanos pertenecientes a diversos cancioneros y fuentes de la época -tanto anónimos como firmados por conocidos polifonistas, como Juan del Encina o Juan de Urrede-, con música franco-flamenca e italiana. Así, el disco incluye música procedente del Cancionero Musical de Palacio, del Cancionero de Segovia o del Cancionero de la Colombina, entre otros, y también de fuentes europeas, como las recopilaciones de partituras impresas por Ottaviano Petrucci entre 1501 y 1520.

Con un planteamiento más bien minimalista, alejado de otras propuestas excesivas en términos de intérpretes que proliferan en la actualidad, el proyecto se ha ceñido a tres voces con el solo acompañamiento de laúd, tocado por Ariel Abramovich. El tenor Jonatan Alvarado dirige este ensemble, que además cuenta con los vocalistas Florencia Menconi y Breno Quinderé.

La edición realizada en 1947 por Higinio Anglés del Cancionero Musical de Palacio lo erige en la piedra angular de la música ibérica del siglo XV, pero, quizá, la importancia -aunque bien justificada- que ha recibido desde entonces por la musicología ha impuesto una visión de esta fuente como definitiva y autosuficiente para explicar la formación de la polifonía española moderna desde mediados del siglo XV, impidiendo analizar las relaciones mutuas de intercambio que pudo tener con la de otras partes de Europa.

La propuesta de Da Tempera Velha ha consistido precisamente en plantear este periodo de la música en España como una revolución estética jalonada por rupturas y asimilaciones constantes entre las tradiciones musicales locales y otras foráneas. El ensemble concibe este rico periodo, que sienta los cimientos del Renacimiento hispano, como un crisol en el que el gusto musical local se funde con la tradición procedente de otras cortes europeas, presente en los cancioneros, como la canción flamenca y borgoñona, o la frottole italiana. A diferencia de la visión “monolítica”, en palabras de Jonatan Alvarado, del Cancionero Musical de Palacio heredada de Anglés, concebido como un gran monumento, este disco ofrece más bien una foto fija de un periodo caracterizado por el cambio continuo de un momento musical que, aunque define unas formas locales específicas con rasgos propios, a la vez las conecta y alimenta con las influencias procedentes de otros rincones de Europa.

El oyente encontrará en este trabajo una cuidada selección de música procedente de distintos cancioneros de la época, así como de otras fuentes. Creaciones de autores como Juan del Encina, Juan de Urrede o Francisco de Peñalosa aparecen junto a las de Gilles Binchois y Guillaume Dufay de la escuela borgoñona, las del francés Antoine Brummel, las de Alexander Agricola, o las frottole de los italianos Tromboncino y Fogliane.

The Palacio Songbook es un excelente vehículo para la reflexión erudita sobre la evolución de la música medieval en la península ibérica, pero también se presta al mero disfrute de la acertada interpretación de los maravillosos temas incluidos en el disco.

 

 

 

 

jueves, 21 de septiembre de 2023

Entrevista a María Giménez (Manseliña): “el público de música medieval es muy agradecido, y se deja arrastrar por la música sin necesidad de grandes parafernalias”

 


Siempre ha resultado muy evocador y atractivo el mundo de los trovadores y los juglares medievales, y, sin embargo, el público, por lo general, desconoce en gran medida la realidad de estos músicos, de su época y las melodías que solían interpretar, tanto en las cortes como en las plazas públicas. En la España medieval existió una tradición lírica en los reinos cristianos del noroeste que, entre los siglos XII y XIV, sienta los cimientos de las formas musicales posteriores, y el grupo gallego Manseliña, liderado por María Giménez, se ha centrado desde su fundación en el estudio y la reconstrucción de estas piezas, desde el rigor histórico y musicológico.

María Giménez, cantante, instrumentista y musicóloga, dirige el proyecto Manseliña, una iniciativa que, aparte de los programas interpretados en directo, ha dado lugar a tres grabaciones centradas en el repertorio gallegoportugués medieval: Sedia la fremosa (2019), María Pérez se maenfestou (2022), y, ahora, Don Tristán “o Namorado” fez esta cantiga”. Lais de Bretaña gallego-portugueses, un disco dedicado a las cantigas peninsulares derivadas de lais de Bretaña, piezas importadas que llevaron la influencia de la denominada “materia de Bretaña” -las historias del rey Arturo y sus caballeros de la Tabla Redonda- a los cantares de los trovadores gallegos y portugueses.

Lleváis relativamente poco tiempo en activo como grupo, vuestra primera grabación salió al mercado en 2019. ¿Cómo surge el proyecto de Manseliña?

El proyecto surge con el deseo de trabajar la música a partir de la comprensión del texto y del estudio de la acentuación, la pronunciación y la prosodia del gallegoportugués. Esto ya nos aporta un sonido y un ritmo concretos, que luego nosotros tenemos que arropar instrumentalmente.         

Queríamos aportar una estética más cristiana que musulmana, pues nos parece más próxima geográfica y culturalmente a las cortes donde se hacía esta música. Sin negar la influencia árabe, defendemos la hipótesis de que la música tradicional del noroeste peninsular pueda ser, en buena parte, descendiente de la música de trovadores y juglares. Ambas circulan oralmente y tienen comportamientos parecidos. De ahí que nos sirva de inspiración.

Ya contaba con Tin Novio, que toca todo tipo de instrumentos de cuerda pulsada, lee todo tipo de tablaturas y cifrados, y que tiene mucha experiencia como solista y como acompañante. Es como un músico de corte. Pero quería también a alguien que viniese de la música tradicional. Entonces contacté con Pablo Carpintero, que, además de gaitero, es luthier e investigador. De él me interesó su purismo, sus conocimientos de los comportamientos de la música oral y su método. Es lo más parecido a un juglar del siglo XXI.

Así que me puse a buscar vestigios musicales y poéticos de la familia de las cantigas de amigo y de los milagros de Santa María en cancioneros y trabajos de campo gallegos, portugueses, asturianos, leoneses, castellanos… Es cierto que pasó muchísimo tiempo y que, sobre todo las melodías, son volátiles, pero encontré algunas piezas muy interesantes que están en nuestro primer disco, Sedia la fremosa.

Destaco Ai, miña nai mandoume á fonte, cuyo texto está muy cercano a la poesía de Pero Meogo, y que se canta sobre una melodía modal monódica de ritmo libre muy ornamentada. Está recogida en el cancionero popular galego de Dorothé Schubart y Antón Santamarina, con sus seis variantes melódicas y todos sus ornamentos. Es una cantiga de seitura (canción de siega) muy extendida en el sureste de Galicia y nordeste de Portugal.

También probé mis primeras contrafacta e hice experimentos, como el de intercalar refranes tradicionales, muy conocidos hoy, en cantigas largas, con el fin de reenganchar al público, que es un recurso medieval que está documentado. Quería comprobar en concierto si funcionaba. Y, sí, ¡funciona!

¿Qué os ha llevado a centrar vuestros repertorios hasta el momento en la poesía trovadoresca gallegoportuguesa de los siglos XII al XIV?

Es como estar en casa. Es nuestra lengua, nuestra cultura. Se estudia en secundaria. Despierta el interés de muchos músicos de otros universos, como techno, jazz…

Martín Códax es también mi primer concierto como solista y todos, también Pablo, con sus prototipos de gaitas antiguas, tocamos y cantamos cantigas de Santa María.

Sin embargo, en mi opinión, en Galicia no se programa lo suficiente. Nosotros tuvimos la suerte de recibir el espaldarazo del festival “Espazos Sonoros”, que nos impulsó a montar el primer programa y nos apoyó también con nuestro segundo disco.

¿Hasta qué punto consideras que ha sido un género que no ha recibido el interés que merece por filólogos y musicólogos a la hora de dedicarle un estudio multidisciplinar?

Creo, y tengo la esperanza, de que esos estudios multidisciplinares estén arrancando. De hecho, uno de ellos, Apuntes para a la reconstrucción filológico-musicológica de los lais de Bretaña gallego-portugueses de Gimena del Rio Riande y Germán Pablo Rossi, es el que me llevó a hacer al disco que ahora presentamos, Don Tristán o Namorado fez esta cantiga.        

Lo que pasa en el caso de la lírica gallegoportuguesa es que, además de las 427 melodías de las Cantigas de Santa María de Alfonso X, sólo se conserva la música de seis cantigas de Martín Códax y siete de Dom Dinis.

Habiendo sobrevivido cerca de 1.700 poesías, el resultado es que hay mucho estudio filológico y poca hipótesis de reconstrucción. Además, los filólogos estudian los cancioneros como si fuesen poemarios y no canciones que circularon de boca a boca, con todo lo que ello conlleva (ausencia de signos de puntuación, variantes, corrupciones, interpolaciones…). Hay ya filólogos y musicólogos trabajando las cantigas de seguir o contrafacta, e incluso la centonización. Son trabajos muy valiosos.

¿Cómo surgió la idea de grabar los lais de Bretaña presentes en la lírica de la Península Ibérica? ¿De qué manera encaja este género con vuestra discografía anterior?

La verdad es que los lais venían una y otra vez a mí cuando buscaba información sobre María Balteira. Yo no tenía ni idea de que existía este género, pero me picaba la curiosidad, y en cuanto acabé con el segundo disco, ya tenía en la cabeza este tercer proyecto.

Pero, está claro que, aunque su denominación nos evoque la música celta, nosotros hemos seguido nuestro camino: no hay bodhram, ni arpa celta. De hecho, apenas hay arpa medieval. La poesía está en gallego, y aunque las melodías son francesas, tampoco hay indicio de que sean bretonas.

Nosotros seguimos queriendo hacer la música que se escuchó en las cortes peninsulares del noroeste, de influencia francesa, al igual que el resto del movimiento trovadoresco, pero con sus peculiaridades autóctonas.

¿Tuvo la materia de Bretaña, es decir, las historias basadas en la leyenda artúrica, una influencia importante entre los trovadores gallegos y portugueses, igual que posteriormente la tuvo en los romances castellanos?

Además de las cantigas del disco, que son diez, nos quedaron atrás una cantiga de amigo, dos escarnios y una cantiga de Santa María con alusiones artúricas, lo que deja claro que la materia de Bretaña era, cuando menos, conocida.       

En cuanto a la prosa, se conservan fragmentos de un livro de Tristán gallego y de un livro de Merlín portugués. Carlos Alvar también incluye un Lançarote, un livro de Josep de Abarimatia y la Demanda do Santo Grial.

Además, los cinco lais de Bretaña gallegoportugueses abren el cancionero de la Biblioteca Nacional de Lisboa, y aparecen en otra fuente miscelánea conservada en la Biblioteca Vaticana en igual orden y mismas rúbricas con ligeras variantes. En mi opinión, este hecho les confiere una categoría especial.

Sin embargo, dentro del corpus global de la lírica gallegoportuguesa, son considerados un género menor por su número, siendo los grandes grupos amor, amigo y escarnio.      

¿Cómo acometéis la reconstrucción musical de ese tipo de piezas trovadorescas dado que, con frecuencia, no existe mucha documentación al respecto? ¿Cómo lleváis a cabo esta tarea de arqueología musical?

Existe una fuente valiosísima que es el tratado gallegoportugués Arte de trobar, del siglo XIV, en cuyo capítulo IX explica cómo hacer una cantiga de seguir o contrafactum de tres maneras, a cada cual más perfecta o de maior sabedoria. Es un capítulo un poco más extenso que los demás, yo creo que para organizar un procedimiento que, por lo que parece, era bastante usual.

Además, tanto en la lírica francesa y occitana como en las Cantigas de Santa María, hay muchos testimonios de melodías reutilizadas, y gracias a ellos podemos saber cómo era esta técnica en la práctica. Mi conclusión es que las melodías atravesaban idiomas, géneros y repertorios sin ningún prejuicio, saltando incluso de lo religioso a lo profano.        

En el caso de los lais, me leí los poemas narrativos de María de Francia y los anónimos, y luego nos estudiamos los lais del Manuscrito Nouailles, y las interpolaciones musicales de dos libros de Tristán en prosa franceses: Manuscrito de Viena y Manuscrito 776, y muchos estudios de filólogos y musicólogos. Comprobamos que había una cantidad importante de material melódico que se reutilizaba, incluso en el mismo manuscrito. Y luego aplicamos lo mejor que pudimos la técnica de seguir.

En general, ¿podemos suponer que el tipo de instrumentos que utilizáis y la forma de hacerlo se aproximan a la forma original de interpretar de los trovadores y juglares medievales?

Nuestro criterio como grupo medieval comete el primer error histórico al grabar un disco. Así, la interpretación de una música que históricamente circulaba por tradición oral queda petrificada en una única versión posible.        

Otro condicionante interpretativo es que el contexto ha cambiado enormemente y el público no conoce el idioma o, en el caso de gallegoparlantes, reconoce palabras o frases, pero no sabe a qué se refieren. Esto influye en el momento performativo, puesto que en esta música la melodía está al servicio de una poesía que el público actual no entiende.

Aun así, creo que hay que darle al texto la relevancia que se merece. Por eso, el instrumento principal es la voz, y no hacemos versiones instrumentales de cantigas ni cortamos las poesías por la mitad cuando son demasiado largas.      

Los instrumentos (fídula, laúd, distintos aerófonos y percusión) tienen la misión de recalcar lo que dice el texto, y como máximo usamos tres al mismo tiempo. Es el número de músicos de las miniaturas del Cancionero de Ajuda, donde la combinación cuerda frotada-pinzada-percusión aparece con frecuencia, y en el que podemos también observar la intervención de mujeres intérpretes.

Nuestros instrumentos y la manera de agarrarlos encuentran su réplica en la iconografía. También la afinación está documentada. Pero los ritmos, los interludios y el acompañamiento instrumental, en suma, no son más que hipótesis de reconstrucción, nosotros creemos que plausibles.

Para grabar Don Tristán o Namoradofez esta cantigahabéis contado con las voces adicionales de Araceli Fernández y de María y Eva Novio, así como con el arpa de Manuel Vilas. ¿Habéis ampliado la formación original de Manseliña o es que este proyecto en concreto demandaba más intérpretes?

Son exigencias del programa. Hay dos lais cuyas rúbricas indican que fueron doncellas quienes las hicieron, (compusieron, interpretaron o ambas cosas). Una de ellas dice, además, que las doncellas eran cuatro. De ahí las cuatro cantantes, dos de ellas, además, muy jovencitas. Esto nos ofreció la posibilidad de experimentar con voces poco homogéneas en técnica y timbre. También de recrear el universo femenino que retrata la materia de Bretaña.

Me llamó la atención del episodio de la Roche aux Pucelles, que, cuando dos caballeros se preguntan qué hacen unas doncellas en lo alto de la roca, la respuesta es: ¡hablan! Los murmullos y las risas que ambientan los lais femeninos también están en el disco.

En cuanto a la aparición del arpa, es totalmente puntual, y sirve de apoyo a la lectura de una rúbrica. De hecho, he huido de la relación entre arpa y mundo artúrico, que está muy manida. La intervención de Manuel Vilas es, principalmente, en calidad de recitador. Hace años que constituimos un grupo informal de trabajo para estudiar y practicar la pronunciación del gallegoportugués, tanto cantada como recitada, y él tiene un acento muy bonito, unas sibilantes extraordinarias, y mucha gracia.

¿Cómo consideras que se pueden acercar estos repertorios medievales al gusto del público actual manteniendo su rigor histórico?

Muchas veces los programadores se encargan de organizar estos conciertos en espacios patrimoniales pequeños que aportan un escenario evocador que no tendría de ningún modo un auditorio. Es cierto que la música es profana, y que a veces los espacios son iglesias, pero es una manera de vincular arquitectura y música que funciona muy bien, y que ayuda al público a meterse en ambiente.

Nosotros procuramos que en el programa figure la traducción de los poemas y hablamos con el público para presentar o explicar el contexto.

En una ocasión cayó una gran tormenta que nos dejó durante una pieza en completa oscuridad, y fue mágico. Y, también, hemos actuado con muy poca luz o con velas. He visto grupos que llevan montajes audiovisuales, danza, actores… El resultado es muy atractivo. También más caro.

De todas formas, el público de música medieval es muy agradecido, y se deja arrastrar por la música sin necesidad de grandes parafernalias. 

No me gustaría acabar sin preguntarte por los próximos proyectos que tenéis a corto y medio plazo. 

En breve, vamos a empezar a preparar un programa con una narradora oral sobre el Roman de Silence. Es un poema medieval francés que cuenta la historia de una niña a la que educan como hombre para proteger sus derechos dinásticos, y vive sus aventuras como juglar y caballero, hasta que Merlín la desenmascara.

Tengo en la cabeza varias ideas para más adelante, como es un disco completamente dedicado a Dom Dinis y un intercambio artístico con un músico occitano. También me gustaría volver a cantar con Araceli Fernández, que es una cantante muy versátil con una voz muy interesante y diferente a la mía, y con quien disfruto mucho en el escenario y fuera de él.

 

jueves, 7 de septiembre de 2023

Manseliña: el rey Arturo y los trovadores gallegos y portugueses

 


Don Tristán “o Namorado” fez esta cantiga”. Lais de Bretaña gallego-portugueses

Manseliña

La Edad Media es un periodo histórico sumamente largo y heterogéneo, cuyas formas culturales a menudo quedan reducidas y resumidas en una serie de lugares comunes. Se trata de diez siglos que hacen de bisagra entre el mundo antiguo y el moderno, que esconden no pocas manifestaciones creativas escasamente documentadas e insuficientemente estudiadas. Un ejemplo claro son las formas líricas galaico portuguesas de los trovadores, que florecieron en el siglo XIII al norte de la península. El conjunto gallego Manseliña ha orientado su trabajo al estudio y difusión de estas composiciones que sonaban en las cortes de la época interpretadas por juglares y trovadores, en una labor de reconstrucción musical tan arriesgada como fascinante.

Don Tristán “o Namorado” fez esta cantiga” supone el tercer lanzamiento discográfico del grupo que dirige María Giménez, y es su tercera incursión en el repertorio trovadoresco del siglo XIII. En 2019 publicaron Sedia la fremosa, que recoge cantigas medievales y tradicionales, con especial interés en la obra del trovador Martin Codax y en las cantigas del rey Alfonso X el Sabio. El año pasado grabaron una obra en torno a las cantigas de escarnio dedicadas a la soldadera María Pérez Balteira, un personaje cuya vida novelesca bien merecería un guion cinematográfico. Por su parte, este disco que nos ocupa trata de la influencia de la denominada “materia de Bretaña”, las historias del rey Arturo y sus caballeros de la Tabla Redonda, en los cantares de los trovadores gallegos y portugueses,

Como en ocasiones anteriores, María Giménez (fídula y canto) ha estado acompañada de Pablo Carpintero en la percusión y de Tin Novio interpretando instrumentos de cuerda pulsada. Adicionalmente, en este caso también han intervenido las voces de Araceli Fernández y de María y Eva Novio, así como el arpa de Manuel Vilas.

El esfuerzo llevado a cabo por los miembros de Manseliña por reconstruir el repertorio trovadoresco galaico portugués es encomiable. Como apuntan Mª Gimena del Río Riande y Germán Pablo Rossi (Apuntes para la reconstrucción filológico-musicológica de los “lais” de Bretaña gallego-portugueses. El caso del anónimo D’ un amor eu cant’ e choro, 2015), se trata de una tradición que se desarrolla a través del canto y la escenificación en las cortes de la Península Ibérica a lo largo de dos siglos, pero que ha dejado escasos testimonios escritos. Los autores sugieren que quizá la escasez de testimonios musicados dificulta la reconstrucción de las piezas, lo que puede explicar el escaso interés de los expertos por llevar a cabo una aproximación interdisciplinaria, es decir, a la vez filológica y musicológica.

Porque el corpus de la tradición trovadoresca de la lírica gallego portuguesa es reducido: dos códices, el Cancionero de la Biblioteca Nacional de Lisboa o Colocci-Brancuti y el Cancionero de la Biblioteca Vaticana. Y solamente dos testimonios muy fragmentarios incluyen información acerca de la música que acompañaba las composiciones: el Fragmento de Torre do Tombo o Pergamino Sharrer, una hoja de mediados del siglo XIV que contiene fragmentos de siete cantigas de amor de Dom Dinis, y el Pergamino Vindel, una hoja volante de hacia fines del siglo XIII con siete cantigas de amigo del trovador Martín Codax.

En este disco, el ensemble ha centrado su trabajo en los lais de Bretaña, un género de influencia francesa que alcanzó cierta popularidad entre los juglares y trovadores peninsulares del siglo XIII. El lai francés es su origen, en el siglo XII, es un texto narrativo no musicado, como los que han sido atribuidos a María de Francia, pero más adelante, desde mediados del siglo XIII a principios del XIV, aparecen los lais artúricos o de Bretaña, ya musicados, que suelen estar integrados en una pieza de prosa más extensa. De alguna forma, constituyen intermezzos líricos, estableciendo una pausa en el relato. Rio Riande y Rossi defienden la rápida difusión de estas piezas de contenido artúrico por la península en base a determinadas composiciones de trovadores gallego portugueses que habrían aparecido hacia 1250, en concreto, identifican hasta quince cantigas de este género.

Del breve compendio que existe de lais y cantigas relacionadas con el mundo del rey Arturo, Manseliña ha seleccionado varias fuentes para la grabación: el Cancioneiro da Biblioteca Nacional de Lisboa, las Cantigas de Alfonso X el Sabio y la obra concreta de trovadores gallegos y portugueses.

El Cancioneiro da Biblioteca Nacional de Lisboa se abre con cinco lais de Bretanha que, en palabras de Santiago Gutiérrez García (La poética compositiva de los lais de Bretanha: Amor, des que m'á vós cheguey y los lais anómalos de la post-vulgata, 2007) constituyen un “cancioneiriño particular”, y que han sido incluidos en el disco. El primero, Amor, des que m'a vos cheguey es una traducción libre del Lai de Hélys perteneciente al Tristan en prose, convertido en una cantiga de amor. Le sigue O Marot haja mal grado, en el que cuatro doncellas reprenden al Morhout, rey de Irlanda, por su fea costumbre de raptar damiselas para llevarlas como esclavas a su tierra.

Los dos lais siguientes, Muy gram temp'á, par Deus, que eu non vy y D'un amor eu cant'e choro, son cantigas de amor centradas en la ausencia, y están inspiradas en dos lais franceses del Tristan en prose, Grant temps que ie ne vi cele y D'amor vient mont chant et mon plor, respectivamente. Finalmente, el último, titulado Ledas sejamos oymays, cantado por un grupo de doncellas, trata sobre la locura de Lanzarote del Lago, tal como aparece en fuentes francesas, como el ciclo de la Vulgata.

Don Tristán “o Namorado” fez esta cantiga” incluye también dos piezas pertenecientes al corpus de cantigas de Alfonso X que contienen material artúrico. La cantiga de amor, CBN 468, Bem sabia eu, mia senhor, expresa el sufrimiento amoroso del trovador comparándolo con el de Paris y el de Tristán. Por su parte, la titulada Dereit’ é de s’ end’ achar, tiene como protagonista al mago Merlín, que defiende el misterio de la Encarnación frente a un sabio judío.

El disco de Manseliña se completa con tres piezas pertenecientes a trovadores portugueses de la época: Estevan da Guarda, Gonçalo Anes do Vinhal y el rey Dionisio I (Dinis en portugués). Este monarca poeta llegó a escribir 137 cantigas, y, en la que nos ocupa, compara sus amores con los de Tristán por la bella Iseo. Da Guarda por su parte era un trovador y privado del rey Dom Dinis, y en la cantiga de escarnio Com'aveo a Merlim de morrer, le augura al clérigo Martim Vasquez el mismo destino que sufrió Merlín a manos del hada Viviana. Por último, la obra incluye otra cantiga de escarnio, Maestre, todolos vossos cantares, del trovador lusitano Gonçalo Anes do Vinhal, que sirvió entre 1248 y 1259 en la corte castellana de Fernando III y posteriormente de Alfonso X.

Este trabajo de Manseliña, al igual que los dos que le preceden, constituye un viaje apasionante y muy sugerente hacia el sonido de la lírica de los reinos peninsulares del siglo XIII, y supone una valiosa iniciativa de investigación y reconstrucción de un material poco conocido, pero no por ello desdeñable, que nos acerca a la realidad del siempre idealizado mundo de los trovadores y los juglares.