A principios del siglo XVII el rey Felipe III recibió en audiencia a un embajador de Japón que, tras recorrer Nueva España, recaló en varios puertos europeos en su camino hacia el Vaticano. Se trataba del samurai Hasekura Tsunenaga, cuya epopeya ha musicado el intérprete de shakuhachi Rodrigo Rodríguez en su más reciente disco The Road of Hasekura Tsunenaga. El shakuhachi es una flauta tradicional de bambú japonesa que se toca verticalmente como la flauta dulce, a pesar de ser en proporción más larga.
Rodrigo Rodríguez es un maestro de talla internacional en la interpretación de este instrumento, así como en las tradiciones asociadas a él. Argentino de nacimiento, ha estudiado en Japón música clásica y tradicional bajo los linajes de Katsuya Yokoyama en «The International Shakuhachi Kenshu-kan School» a cargo del Maestro Kakizakai Kaoru. Con esta obra discográfica ha querido rendir un homenaje a la figura de Hasekura Tsunenaga, como símbolo de la relación entre culturas muy distintas y, por qué no, como aventurero y navegante, dado que recorrió gran parte del mundo conocido en su época.
A pesar de la relevancia del viaje de Tsunenaga, conocida como la Embajada Keicho (1613-1620), no es la primera misión diplomática de Japón a nuestro país, puesto que en 1582, la Embajada Tensho se reunió con Felipe II en El Escorial.
Las relaciones de España y Japón tienen su origen en 1549 cuando el misionero jesuita Francisco Javier desembarcó en Kagashima con el propósito de evangelizar el archipiélago. Aparte del religioso, también existía un interés comercial entre ambos imperios, que los españoles gestionaban desde su base de Manila en Filipinas.
La misión Keicho tuvo su origen en la voluntad del Shogun de devolver al explorador Sebastián Vizcaíno a las tierras americanas de Nueva España. Vizcaíno había llegado a Japón con la intención de llegar a la Isla de la Plata, que creía que estaba más al este, pero no pudo proseguir pues el mal tiempo dañó su nave. El daimyō de Sendai, Date Masamune, se encargó de la construcción de un galeón, el Date Maru (al que los españoles llamaron San Juan Bautista) y encomendó a su súbdito Hasekura Tsunenaga el mando de la embajada. El viaje se dirigió inicialmente a tierras americanas para luego encaminarse a las cortes europeas y a la Ciudad del Vaticano.
El CD grabado por Rodrigo Rodríguez, que ha recibido el apoyo de la Casa Galicia Japón, Japan Foundation, la SGAE y el Ayuntamiento de Coria del Río, evoca el espíritu de la travesía de Tsunenaga a través de los sones desnudos y sugerentes del shakuhachi. Melodías dirigidas al alma que ilustran un viaje espiritual además de físico, pues Hasekura Tsunenaga fue bautizado el 17 de febrero de 1615 en España con el nombre de Felipe Francisco Hasekura.
Casualidades de la vida y de la historia, 1615 es el año de publicación de la segunda parte del Quijote, un personaje literario con el que siempre se ha identificado profundamente el sentir colectivo del pueblo japonés.
El disco The Road of Hasekura Tsunenaga combina piezas de la tradición del shakuhachi con composiciones actuales, subrayando determinados hitos del viaje del samurai, como su entrevista con el rey Felipe III o su bautismo cristiano. Los sones de la flauta recrean con destreza desde la abstracción los sentimientos asociados a las situaciones que describen.
Una última curiosidad: todo aquel al que haya sorprendido el encontrarse al Ayuntamiento de Coria del Río entre los promotores de esta obra debe saber que, según una leyenda, algunos acompañantes de Hasekura se quedaron en esta localidad sevillana, donde actualmente viven unas 600 personas con el apellido "Japón", y que son, probablemente, los descendientes de los enviados japoneses. La fuente de la información es la mismísima Embajada de Japón en España.