Este abril ha pasado por los madrileños Teatros del
Canal el espectáculo Oro y plata de
Ramón que, llevado a la escena por la compañía For The Fun Of It, nos sumerge en el universo
particular e irrepetible del escritor Ramón
Gómez de la Serna y en su fascinación por el Siglo de Oro español.
Etiquetado como “cabaret barroco”, el espectáculo se nutre de distintas formas
artísticas -la poesía, la música, el baile y el teatro- que confluyen en torno
a la figura del inventor de las greguerías y sus obsesiones culturales.
En la obra y el espíritu estético de Gómez de la Serna
se aúnan las tendencias de la tradición española, desde las formas medievales
del Arcipreste de Hita y Jorge Manrique hasta figuras como Lope de Vega,
Góngora y Quevedo, con las vanguardias literarias que triunfan en la Europa de
la primera mitad del siglo XX, de las que él adopta el gusto por la provocación
y el carácter rupturista. De hecho, expertos como Eugenia Revuelta hablan de un
“código verbal
del barroco” (Vasos comunicantes,
1985), en el que las metáforas y las imágenes se utilizan como un “complejo
sistema de ocultamiento”, que es exactamente lo que hace Ramón con sus
greguerías.
For The Fun Of
Ity su
director, Antonio Castillo Algarra -encarnando al mismísimo Ramón sobre el
escenario-, nos sumergen en la magia de los cachivaches del Torreón de
Velázquez, la guarida espiritual del escritor y el almacén de sus libros y
recuerdos, donde recibirá la visita de los versos del pasado, y de las melodías
de su presente en los años 30, en la forma del jazz, el tango y el cuplé.
Como en montajes anteriores de la compañía, este
curioso cabaret cuenta con la voz y la presencia de Mariví Blasco, una de las
grandes sopranos actuales de repertorio antiguo, definida como musa del
proyecto por sus responsables, Antonio Castillo Algarra e Ignacio Rodulfo
Hazen.
El espectador asiste a un maravilloso espectáculo de
variedades, donde el tango se conjuga con la poesía renacentista, donde Lope de
Vega se encuentra frente a la Rhapsody in
Blue de Gershwin, donde los personajes estirados de los cuadros de El Greco
y los monstruos delirantes del infierno de El Bosco cobran vida, donde la
guitarra barroca se relaciona con el piano, y, en suma, donde los lazos
culturales entre unas épocas y otras de nuestro historia se hacen más que
patentes.
Qué mejor ejercicio de creatividad que este
espectáculo, que se basa en juntar tantas referencias, tantos motivos y tantas
pasiones, para transmitir el amor por la poesía y por la música, sean estas de
la época que sean. La edad media del público que asistió a las funciones de
Madrid no era alta. Ojalá que la juventud se vea atraída, gracias a iniciativas
de este tipo, hacia nuestro patrimonio cultural histórico, que, como demuestra For The Fun OF IT, no tiene por qué
estar entre las páginas de tomos polvorientos, sino que puede aflorar en la
escena como algo sugerente y atractivo, construyéndose sobre distintas, épocas,
distintas artes y distintos géneros. Una cultura para saborearla y disfrutarla.
El CIMM despide
su curso con tres conciertos en directo y un seminario especial los días 4, 5 y
6 de junio en el Monasterio de la Valldigna
Valencia, 21 de abril de 2021
El Centro Internacional de Música Medieval (CIMM),
primer centro dedicado a la música medieval con formación continuada en España anuncia
la programación de su final de curso. Lo hará en su sede en el Real Monasterio
de Santa Maria de la Valldigna (Simat de la Valldigna, Valencia) con un evento
especial los próximos 4, 5 y 6 de junio.
El programa ofrecerá, de una parte, propuestas
formativas, con clases de las asignaturas de arpa, canto medieval, vientos de
lengüeta doble, zanfona, sinfonía y organistrum, canto gregoriano.
Por otro lado, el turismo y el conocimiento de la
cultura se unen con las visitas guiadas al complejo del Monasterio Real de
Santa Maria de la Valldigna, el único edificio de titularidad pública adscrito
a la importante Ruta de los Borgia en España, que desde su inicio fue un centro
de poder e irradiación de cultura en el Reino de Valencia, así como la mezquita
de la Xara, además de ofrecer tres conciertos en directo para poner el punto y seguido
a su actividad, en marcha desde enero de 2020.
En este contexto, la Valldigna disfrutará de tres
días llenos de actividad para profesores, alumnado y público amante de la
música medieval. “Nos acercamos al final de un año académico que comenzaba en
octubre de 2020 con muchas ilusiones y expectativas por parte de alumnado y
profesorado”, confirma Mara Aranda, al frente del centro. “Ha sido un curso
intenso donde el mundo de la música medieval ha pasado a un primer plano de
actividad y actuación, de actualidad, después de centurias, siglos de
prácticamente olvido por parte de la enseñanza musical reglada, tanto en España
como en el resto del mundo”, añade la directora del CIMM.
El viernes 4 de junio a las 19:00 horas
Eloqventia llega al escenario de la Valldigna para deleitar al público con un
concierto en formato dúo. Titulado “Danzas imaginarias”, se ha convertido en la
propuesta más innovadora y característica de esta formación que integran David
Mayoral y Alejandro Villar, con el que ofrecen un recorrido por la música
instrumental de la Baja Edad Media a través de una serie de obras interpretadas
exclusivamente con flauta y percusión.
Clases magistrales de música
medieval
El sábado 5 de junio la actividad continúa
temprano, con clases especializadas en horario de mañana y tarde (de 10:00 a 14:00
horas y de 16:00 a 18:00 horas) con algunos de los profesores que este año han
impartido sus asignaturas en el CIMM: canto medieval con la profesora Maria
Jonas, que ha dedicado el curso a profundizar en la obra musical de la mística
alemana Hildegard von Bingen; zanfona, sinfonía y organistrum con Jota
Martínez; vientos de lengüeta doble y flautas con Silke Schulze; lectura y
lenguaje musical con Lucía Martín-Maestro y arpa con el representante español
más destacado en este género, Manuel Vilas. “El rigor, conocimiento,
experiencia y método son baluartes de la enseñanza de los cursos del CIMM”,
asegura Aranda.
Cerrando este sábado, día grande de la despedida
del curso académico del CIMM, a las 19:00 horas tendrá lugar el concierto de la
cantante marroquí Samira Kadiri en el Monasterio de la Valldigna. Su
fascinación por el repertorio musical tradicional de la época medieval en la
Península Ibérica la ha embarcado en una larga investigación arqueológica del
patrimonio musical en la que estará acompañada por el multiinstrumentista
griego Yannis Papaioannou y el kanun del músico búlgaro Georgi Dimitrov. Juntos
presentarán un repertorio lleno de música andalusí, sefardita de Marruecos y
canto sufí aljamiado, junto a canciones sefarditas de Grecia, Turquía y
Bulgaria.
Las clases continúan el domingo 6 en el mismo
horario y a las 12:00, el colofón final lo pondrán los propios alumnos y
profesores con un concierto de muestra de todo lo desarrollado durante el
curso.
Las inscripciones ya están abiertas. Todas las
actividades son de entrada libre y gratuita con reserva previa y plazas
limitadas. Para asistir a un curso es necesario confirmar mediante teléfono 678
066 063 o en el correo electrónico: info@cimmvalldigna.org.
Valor patrimonial cultural
“Pondremos en valor y uso no solamente el
complejo del monasterio a la hora de efectuar las actividades, sino también la
mezquita de la Xara, uno de los pocos vestigios de la religión musulmana que
tenemos en la zona de Valencia que actualmente mantiene los arcos del mihrab en
el muro de la Quibla y, en el exterior, el pozo de las abluciones, además de
otros espacios como el Auditorio de Simat o de Benifairó, otro de los
municipios que conforman la mancomunidad’, asegura Mara Aranda, tras un año y
medio de actividad frenética, pese a la pandemia.
Para finalizar, Mara Aranda ha querido agradecer
todo el respaldo de este primer año y medio de vida, desde que abriera sus
puertas en enero de 2020. “Nuestra programación y actividades no solo se han
mantenido, sino que se han visto incrementadas gracias al apoyo de la
Conselleria de Cultura de la Comunitat Valenciana y el Instituto Superior de
Enseñanzas Artísticas, además de la inestimable ayuda de la mancomunidad de la
Valldigna en su conjunto”. Los alumnos han hecho piña a través de la red de
redes, apoyando las clases con estos grandes profesionales. “También
agradecemos la matriculación continuada a los cursos de instrumento y teoría
musical, tanto gratuitos como de pago, los cuales, en algunos casos, han visto
incrementado en más del doble su previsión inicial de alumnado con un 46% del
total de matrículas de alumnos extranjeros respecto al 54% nacionales, siendo
México, Chile, Costa Rica, Perú, Alemania, Argentina e Italia, aquellos países
donde más alumnos se han unido a la propuesta educativa del CIMM, en vías de
establecer convenios con las principales universidades y centros en Europa y
Latinoamérica”, concluye Aranda.
Capella de Ministrers acaba de
presentar un nuevo proyecto que forma parte de su esfuerzo por plasmar la
grandeza y la belleza de la música antigua española. Se trata del disco Claroscuro, Luces y sombras del Siglo de Oro,
que ha sido planteado como un homenaje a Miguel de Cervantes y a su obra
literaria, y, muy especialmente, a su novela inmortal Don Quijote de la Mancha. En gran medida, el universo cervantino
constituye un retablo de las luces y sombras de aquel Siglo de Oro, de todo su
brillo, y también de su podredumbre y decadencia.
El conjunto dirigido por
Carles Magraner ha vuelto a hacer gala de la hiperactividad creativa a la que
nos tiene acostumbrados, pues, desde la publicación de la banda sonora de la
película A Circle in the Water a finales de
2019, han conseguido lanzar hasta tres discos más antes que el que nos ocupa
-pandemia y confinamientos por medio-, Super Lamentationes, dedicado a la
obra de Cristóbal de Morales, Germanies y, ya en 2021, Cantigas de Santa María.
Claroscuro
es un fresco musical que abarca las formas de la música profana de nuestro país
desde 1500 a 1650, contemplando un variado abanico de piezas, desde danzas
hasta obras para vihuela y para guitarra o tonos humanos. Un rica y variada
representación de la riqueza de los sonidos del Renacimiento y del Barroco
español que, por desgracia, no siempre le resultan familiares al público en
general.
La grabación presenta a la
soprano Delia Agúndez - que ya
prestó su voz para ese ensayo musical sobre la melancolía británica que
constituye A Circle in the Water-, la arpista Sara Agueda, a Robert Cases, que interpreta los instrumentos de cuerdas pulsadas,
y al propio Magraner, tocando la
viola da gamba, como es habitual.
El haber elegido la figura
de Miguel de Cervantes como hilo conductor para articular este trabajo resulta
más que procedente. De alguna manera, el escritor se convierte en bisagra que
conecta la España renacentista de los primeros Austrias, cuya gloria imperial
conoce de primera mano en su juventud como soldado, con la lenta decadencia que
sobreviene en el siglo XVII, que él llega a intuir en sus últimos años de vida.
Su alter ego, el hidalgo manchego
Alonso Quijano, sumido en el tedio de su aldea y de un mundo cada vez más
prosaico y gris, ansía la vuelta de una edad de oro pasada -más idealizada que
histórica-, que identifica con la caballería andante de las novelas.
Cervantes, aunque más
lúcido que su personaje, también deja entrever su tristeza por la distancia que
le separa, mientras de mayor escribe su obra maestra, de su vida militar en
Italia, y la gloria de haber participado en la Batalla de Lepanto -”la más alta ocasión que vieron los siglos
pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”, como la definió en
el Quijote-, a bordo de la galera Marquesa
comandada por Diego de Urbina, bajo las órdenes de la mítica figura de Juan
de Austria. La España que conoce al final de su vida ya apunta hacia el declive
en manos de monarcas sin el carisma de los que gobernaron en el siglo
precedente.
En el plano musical el
disco nos presenta la frescura de los sones renacentistas de Por unos puertos arriba de Antonio de Ribera, pieza cuyo texto
lleva la firma de Juan del Encina, y
De la dulce mi enemiga de Gabriel de Mena, ambas piezas incluidas
en el Cancionero musical de palacio, y
también de dos obras escritas para vihuela, una de Alonso Mudarra y otra de Luis
de Narváez. La vihuela fue el instrumento estrella del siglo XVI, pero la
guitarra la venció en popularidad en el siglo siguiente.
Mientras que la vihuela
tenía un carácter más aristocrático, dado que su ejecución se basaba en una
técnica de punteo compleja y refinada que no estaba al alcance de cualquiera,
la guitarra al principio era considerada como un instrumento plebeyo, solo apto
para ser tocado por gente de baja condición sin conocimientos musicales. A tal
efecto, Sebastián de Covarrubias escribe en 1611:
“Desde la invención de la guitarra muy pocos se han dedicado
al estudio de la vihuela. Ha sido una gran pérdida, porque en ella se ponía
todo género de música punteada, y ahora la guitarra no es más que un cencerro,
tan fácil de tañer, especialmente en lo rasgueado, que no ay moço de cavallos
que no sea músico de guitarra”.
Por supuesto, a lo largo
del siglo XVII la interpretación de la guitarra se va sofisticando gracias a
tratadistas del instrumento como el gran Gaspar
Sanz, autor de la obra Instrucción de
música sobre la guitarra, y, en menor medida, Lucas Ruiz de Ribayaz, que escribió en 1677 Luz y norte musical para caminar por las cifras de la guitarra
española, pero al que el musicólogo Rafael Mitjana considera un pobre
imitador de Sanz. Ambos están presentes en Claroscuro con danzas típicas de la
época, como las pavanas y las paradetas.
Miguel de Cervantes es
también representativo de la España del Siglo de Oro por su cosmopolitismo pues,
aparte de su cautiverio en Argel, conoce bien Italia y su vida militar le lleva
por distintos rincones del Mediterráneo. Es un momento en que la cultura
española está en Europa y en que los europeos se acercan a las formas
artísticas de nuestro país. De esta forma, el disco incluye unas Romanescas de Diego Ortiz, uno de los grandes compositores
del Renacimiento -organista, polifonista y violagambista-, que debió vivir gran
parte de su vida en el extranjero, dado que toda su obra está editada en
Italia, donde gozaba de un inmejorable prestigio.
En paralelo, los músicos
de toda Europa se interesan por lo español y por la música española, y lo
reflejan en sus composiciones. En Francia, en el último cuarto del siglo XVI
surgen airs de cour en español. Se
trata de un género para varias voces o para voz sola y acompañamiento de laúd o
de guitarra, que es heredero de la antigua chanson.
La lengua y la literatura española se introducen en el país vecino durante todo
el siglo, aunque se pone realmente de moda entre la nobleza a partir del
Tratado de Fontainebleau, en 1612.
Claroscuro
presenta dos ejemplos de airs de cour
en español, El baxel está en la playa,
que es una de las diez piezas de este tipo que escribió Gabriel Bataille en nuestro idioma, y la archiconocida Yo soy la locura de Henri du Bailly, que podría ser el único airs de cour en español procedente de un ballet (Clara Rico Osés, Los airs de cour en español publicados en
Francia: 1578-1629).
Igualmente representativo
del interés europeo por lo español es la
Spagnoletta del alemán Michael
Schultze Praetorius incluida en el disco, procedente de su obra Tersipchore de 1612, que reúne más de
300 danzas instrumentales procedentes de Francia, Inglaterra y España.
Finalmente, la obra de
Capella de Ministrers nos presenta la dicotomía barroca entre lo sublime y elevado,
y lo chabacano y popular. Cervantes supo combinar en su obra la abundancia de
pícaros y buscavidas -como Ginés de Pasamonte o los malhechores que rodean a
Monopodio en Rinconete y Cortadillo-,
con personajes que se mueven en pos de un ideal o un sentimiento amoroso hasta
sus últimas consecuencias, como Cardenio, en la primera parte del Quijote.
En la música del Siglo de
Oro encontramos piezas desenfadadas y hasta cómicas, como El sarao de la chacona, todo un clásico firmado por el catalán Juan Arañés e incluida en su Segundo de tonos y villancico de 1624, o la también muy conocida No piense menguilla de José Marín, donde un amante despechado
describe los despropósitos de vida de su examada con un gran sentido del humor.
Precisamente, José Marín encarna esta dicotomía
entre lo elevado y lo vulgar. Por lo que se conoce de su vida, fue un
aventurero que incurrió en la delincuencia con harta frecuencia, pero también
es uno de los grandes compositores de tonos humanos del siglo XVII, hasta el
punto que una de las principales fuentes de este género que ha llegado hasta
nosotros es el cancionero que lleva su nombre, compuesto por 51 de estas
piezas. El disco nos ofrece la parte más picaresca de su obra, en la citada menguilla, y también el dramático y delicado
tema Ojos, que me desdeñais.
Mateo Romero, el Maestro Capitán, fue maestro
de capilla con Felipe III y Felipe IV, y está considerado como una de las
grandes figuras de la música española de la primera mitad del siglo XVII. Es
autor de distintos tipos de composiciones, tanto religiosas como profanas,
entre las que destacan sus tonos humanos, como este Romerico Florido que interpreta el conjunto de Carles Magraner, y
que procede del Cancionero Musical de la
Sablonara, otra de las grandes fuentes de piezas de este género que han
llegado hasta nosotros.
Claroscuro
ofrece una oportunidad para sumergirse en el sentimiento y las formas de la
España del Siglo de oro, a través de la belleza de una música inmortal.
Rodrigo
Rodríguez ha presentado un nuevo vídeo de la pieza Tsuru no Sugomori incluida
en el álbum para flauta shakuhachi The Classical Music Legacy of Japan.
En la antigüedad en Japón las
grullas eran adoradas como pájaros espirituales y el tema Tsuru so Sugomori expresa la alegría y el amor inherentes a estas
aves.
Existen muchas versiones de esta
canción dependiendo de las distintas escuelas o linajes de shakuhachi, siendo
la presente originaria de la región de Kansai.
Tsuru
no sugomori describe varios aspectos del ciclo de vida de la
grulla, un pájaro que simboliza la longevidad en el pensamiento oriental. Un
par de grullas construyen un nido, ponen un huevo, y crían a un polluelo hasta
la madurez, antes de despedirse de él mientras se va volando, quedándose
después a vivir su tiempo de vida asignado.
Resulta interesante identificar
en la pieza la variedad de técnicas de ejecución programáticas utilizadas para
describir con la flauta los aleteos de las aves y sus chillidos. Se considera
que esta pieza enfatiza los valores budistas de afecto entre los miembros de la
familia.
Al escuchar el nombre de
Mateo Flecha enseguida nos viene a la mente el autor de las populares
ensaladas, un género netamente español de polifonía renacentista, cuyo nombre
procede de la combinación que contienen de distintos elementos musicales.
Aunque hay quien le atribuye su invención, ya aparecen ensaladas en el Cancionero Musical de Palacio en las
primeras décadas del siglo XVI, por
lo que se puede decir que el mérito de Flecha fue el perfeccionar este tipo de
composición y llevarla a su máxima expresión. Sin embargo, hay otro compositor
del mismo nombre, sobrino del anterior, cuyo nombre destaca en la historia de
la música española por haber sido uno de los escasos madrigalistas que tuvo
nuestro país. Se le conoce como Mateo Flecha el joven, para distinguirlo de su pariente, Mateo Flecha el viejo.
El madrigal italiano no
encontró su sitio en la España del siglo XVI. Rafael Mitjana subraya que en los
cancioneros españoles de finales del siglo XV y primera mitad del XVI abunda el
“arte mundano” -en la formadel cantar, el cantarcillo y el villancico-,
que nada tienen que ver con el madrigal. Se trata de piezas “ligeras, espontáneas y libres” completamente
distintas del género italiano, al que tilda de “académico y acompasado” (Historia
de la música en España, 1920). Y concluye Mitjana:
“Las primeras son, por así decir, un producto natural del
espíritu nacional, transformado en obra artística por el músico profesional,
mientras los segundos son una consecuencia de los conocimientos científicos y
de la reflexiva inspiración del autor.”
Es, por tanto, escasa la
publicación de madrigales entre los músicos castellanos, y, por ello, resulta
tan relevante la colección de los diecinueve madrigales con texto italiano de
Flecha que vio la luz en Venecia en 1568. Titulada Il primo libro de madrigali, contiene un madrigal a tres voces,
ocho madrigales a cuatro voces, ocho madrigales a cinco voces, un madrigal a
seis voces y un madrigal a ocho voces.
Como curiosidad, Mateo
Flecha el joven fue uno de los seis españoles de la época que publicaron libros
cuyo título menciona el madrigal. El primero de todos fue el catalán Pere
Alberch Vila en 1561, y, después de la obra de Flecha, fueron impresas las de
Juan Brudieu (1585), Pedro Valenzuela (1578), Sebastián Raval (1593 y 1595) y
Pedro Ruimonte (1614). De ellos, solo Flecha, Valenzuela y Raval incorporaron
textos en italiano en sus composiciones.
Mateo Flecha el joven fue
capellán de la emperatriz María de Austria y músico del emperador Maximiliano
II. El primer contacto con la primera lo tuvo a la edad de trece años, cuando
entró como mozo cantor en la capilla que tenían las hijas de Carlos V, María y
su hermana Juana, en Arévalo, cuyo maestro era su tío, Mateo Flecha el viejo.
Es allí donde se inició su formación musical.
En 1552, la infanta Juana
partió para casarse con Juan III de Portugal, y Flecha entra en la Orden
Carmelita en Valencia, donde reside hasta 1664, para posteriormente trasladarse
a Roma, donde completó su formación religiosa y entró en contacto con las
tendencias musicales del momento. En el año 1568 recibe licencia de la orden
para abandonar Italia y ocupar el puesto de capellán de la emperatriz María en
la corte austriaca, donde,además,
ingresa en la capilla imperial de su marido, el emperador Maximiliano II.
Unos años después de la
muerte de Maximiliano, en 1581, Mateo Flecha acompaña a su viuda y a su hija
Margarita a Madrid, donde esta última profesa los votos en la ordenfranciscana de las Descalzas Reales de la
Consolación, Cuando el compositor viaja a Praga para incorporarse a la capilla
real de Rodolfo II en 1586, María -que también ingresó en el convento en
calidad de huésped de excepción- le sustituye en el puesto de su capellán por
otra gran figura musical del Renacimiento español: Tomás Luis de Victoria.
Volviendo a la obra que
nos ocupa, Il primo libro de madrigali de
Mateo Flecha está dedicado al emperador Maximiliano II, mecenas y patrón del
músico. Las piezas que contiene combinan un número de voces variado, desde tres
hasta ocho, aunque no incluye ninguna a siete. Mariano Lambea Castro, en el
estudio introductorio que incluye en la edición de la obra de Monumentos de la Música Española, sugiere
que Flecha intentó con esto realizar un recorrido de la evolución del madrigal,
“desde uno a tres voces que recuerda
aquella colección de Constanzo Festa (hacia 1490-1545)” hasta el que cierra
el libro, a ocho voces, titulado Amor
ond`é, “que constituye un claro
interés de nuestro autor en asimilar la técnica de los «cori spezzati»,
invención atribuida al flamenco Willaert y célula generadora de la
policoralidad en el Barroco”.
Las composiciones de Mateo
Flecha reúnen todas las características del madrigal italiano, si bien,
reconoce Lambea Castro, no innovó nada ni creó escuela. Sin embargo, sí
contribuyó a encumbrar este formato, a través del uso de poesía culta y
refinada, cargada de un importante componente espiritual, aplicada a una música
abierta a todo tipo de opciones de estilo, pues a menudo se ha subrayado que el
madrigal, más que un género concreto, es un abanico de estilos diferentes que
comparten unos rasgos comunes.
Mateo Flecha el joven se
encargó de publicar las ensaladas de su tío, el Flecha viejo. Fue en Praga en
1581, y, parece ser que pudo recopilarlas durante su estancia en Valencia,
donde acudió para ingresar en la Orden Carmelita. Gracias a ello, la obra de su
tío ha llegado hasta nosotros y ha podido ser reconocida por la posteridad como
uno de los pilares de la música renacentista española. No obstante, sería
injusto minusvalorar las creaciones de Mateo Flecha el joven, que se erige como
uno de los escasos madrigalistas de la historia de nuestra música.