El investigador y “arqueólogo musical” experto en los
sonidos de la Edad Media Jota Martínez acaba
de finalizar un ambicioso proyecto. Ni más ni menos que la construcción de
todos los instrumentos que aparecen reflejados en las ilustraciones que
contienen las obras de Alfonso X el Sabio.
Instrumentos que constituyen réplicas exactas de los
originales de la época y que suenan como aquellos, tal y como se puede apreciar
en el disco Instrumentos para loar a Santa María, que ha grabado recientemente
con el conjunto Ensemble Alfonsí.
Hemos querido entrevistarle para que nos hable de los
detalles de esta iniciativa y, en general, sobre cómo se aborda una tarea tan
compleja y maravillosa como es la investigación –casi podríamos decir
arqueológica- en torno a los instrumentos musicales que interpretaban nuestros
antepasados lejanos.
Tu dedicación a la
investigación y el estudio de la música de la Edad Media y sus instrumentos -a
la que has dedicado una parte importante de tu vida- ha dado lugar a varios
discos y a un libro publicado en 2017 sobre los instrumentos musicales de la tradición
medieval española. ¿Cómo se enmarca esta iniciativa que ahora presentas,
relacionada con los instrumentos alfonsíes, dentro de ese proyecto general en
el que trabajas desde hace tanto tiempo?
Digamos que es parte de la gran colección de instrumentos
que atesoramos, y una parte muy importante desde el punto de vista iconográfico
y organológico. Los primeros instrumentos que comencé a estudiar y a incluir en
la colección, fueron de las cantigas, allá por el 2004. En ese momento, ya
surgió la idea de reconstruirlos todos y coger el testigo que Alfonso X nos
había dejado, mostrando ese catálogo de los instrumentos de su época. Pero la
curiosidad en unos casos, el capricho en otros, y en muchas ocasiones, las
necesidades de los repertorios que tenía que acompañar para otros o para mí,
fueron haciendo que este trabajo de investigación y estudio se ampliara a
instrumentos de toda la Península y desde los siglos V al XV, por poner unos
límites geográficos y temporales, que siempre ayudan a que uno se centre. Pero
desde el primer momento, los “instrumentos alfonsíes”, han sido mi predilección
y han tenido una amplia representación en la colección y mucho tiempo en mis
estudios como se puede ver en el libro que publique en 2017, por todo lo que
representan organológicamente hablando, entre otros aspectos.
El disco que ahora presento es la primera acción del
resultado de todos estos años de documentación y reconstrucción de instrumentos
musicales en todas las obras alfonsíes. He localizado más de 130 instrumentos
dibujados. Se podría decir que hay 46 instrumentos con características más o
menos distintas, aunque algunos son similares entre sí. Y se han hecho 60
réplicas en total de lo que llamamos “Instrumentarium musical alfonsí”,
habiendo conformado de este modo la colección más completa de ellos que existe
ahora mismo en todo el mundo. Estos son los instrumentos con los que hemos
grabado el disco, interpretando además música de los códices alfonsíes.
Está claro que hay muchos discos e interpretaciones sobre
las cantigas de Santa María, pero esta es la primera vez que se acompañan con
los mismos instrumentos musicales que quedaron representados junto a ellas y
que quedaron atrapados en el tiempo, como en una fotografía y que ahora hemos
vuelto a poner en valor haciendo que suenen de nuevo. No son instrumentos
parecidos, son réplicas casi exactas. En el Ensemble Alfonsí, usamos,
supuestamente, los mismos instrumentos que se usaron en el siglo XIII. Esa es
mi propuesta.
¿Cuál es la relevancia
de la obra alfonsí de cara a conocer y entender la música medieval española?
Alfonso X, se empeñó de alguna manera en encerrar todo el
saber de su época en una especie de enciclopedia universal. Para ello, organizó
en Toledo la famosa "Escuela de Traductores"; desarrolló la prosa
castellana con el fin de alcanzar una lengua coherente y "nacional";
impulsó la creación de obras históricas, legislativas y hasta de tipo
recreativo. Se dice que la obra más íntimamente ligada al propio rey fue la
extraordinaria colección de cantigas marianas en lengua galaico-portuguesa que
mandó componer bajo su propia dirección y estímulo, y en la que participó como
trovador poeta con algunas creaciones originales.
El gusto del rey Alfonso por la música, explica el
elevado número y la alta calidad de los músicos nacionales y extranjeros de que
se rodeó en sus cortes de Toledo y Sevilla, y la orientación estética que
imprimió al repertorio de las cantigas. Según el prestigioso musicólogo H.
Anglés, las cantigas de Santa María son, por su riqueza musical, "el
monumento más importante de la monodia lírica mariana de la Europa
medieval".
Desde mi punto de vista, es un repertorio que siempre ha
sido maltratado bajo la justificación de su sencillez, pero cuando te pones a
estudiarlo, analizarlo y te enfrentas a él con la intención de preparar un
programa completo o de grabar varios discos, comprendes la dificultad del
repertorio, la grandeza del mismo y el poco respeto que en general se le ha
tenido, principalmente por desconocimiento a la hora de cómo interpretarlo. No
en vano, la corte de Castilla era famosa en Europa por el alto nivel de sus
especialistas en escritura y notación musical, que además, demuestran en los
manuscritos, estar al día con las últimas tendencias de la época.
Tendencias y
estilos, que por otro lado, estaban aún en evolución y eso se nota en la
notación de la cantigas y hace que su transcripción e interpretación sea para
nosotros compleja, pero posible. También sabemos que el rey se rodeó de
trovadores de primer nivel para componer todo este corpus mariano.
En cuanto a repertorio, podemos decir que estas cantigas
marianas son posiblemente el cancionero más amplio de la época, ya que suman
más de 400 melodías, en los distintos modos y ritmos que se utilizaban. Además
de estás nos dejó 39 cantigas de escarnio y maldecir, escritas durante su
juventud y de las que no conservamos la música. Es posible que nunca la
tuvieran. Y su otra es también muy importante para conocer aspectos sobre las
formaciones musicales y el uso funcional de los instrumentos musicales que
usaban gracias a las iluminaciones que acompañan los textos, la música y la
poesía.
¿Qué papel consideras
que juega la iconografía musical en los libros de Alfonso X?
Menéndez Pelayo, dice en relación a la iconografía de la
obra alfonsí que es: "una especie de Biblia estética del siglo XIII, en la
que todos los elementos del arte medieval aparecen enciclopédicamente
condensados". Y estoy totalmente de acuerdo con él. Si has podido ver
estas imágenes que acompañan a los milagros, como si de cómics del siglo XIII
se trataran, los iluminadores se esmeraban por incluir en ellas toda la
información posible. Para los que nos dedicamos en general a la reconstrucción
de tiempos pretéritos, es una bendición tanta información.
Y el caso particular de los músicos y los instrumentos
musicales representados nos ofrece datos tan interesantes como: el uso de
algunos instrumentos musicales, la función de la música en la corte de Alfonso
X, instrumentos cultos e instrumentos populares, algunas formaciones musicales
de la época, cantantes, danzantes, juglares, compositores, fundas de
instrumentos, afinadores, afinación, etc. También narran sucesos de algunos
juglares e incluso nos dice el nombre de alguno de ellos. Además, de las
posiciones de los juglares con los instrumentos extraemos posibles técnicas
para tocarlos y tamaños de instrumentos. Y por supuesto la representación del
instrumento, aunque sea en dos dimensiones, nos da información sobre
materiales, morfología y muchas ideas para la construcción.
Siempre se ha descrito
la corte del Rey Sabio como un crisol en el que confluyeron distintas culturas y
religiones. ¿Aparece reflejado este eclecticismo, esta mezcla de influencias,
en el catálogo de instrumentos que muestran sus obras?
Por supuesto que sí. Encontramos juglares moros, judíos,
cristianos y otros de dudosa procedencia. En el libro que publicaré, si todo va
bien, en otoño de este año, expongo muchas de esas ideas y planteamientos,
aunque en algunos casos aún nos movemos de puntillas. Los instrumentos, no
entendían de religión, aunque si había algunos artilugios sonoros como los
cuernos, las campanas y los cascabeles, representados todos ellos en las
miniaturas alfonsíes, que tenían usos litúrgicos, pero lo normal es que su uso
fuera algo normalizado entre toda la sociedad trovadoresca y juglaresca, que es
la que se nos representa portando los instrumentos.
Encontramos instrumentos de origen árabe, llegados desde
Oriente, que entraron en la Península desde África, se desarrollaron y pasaron
a Europa. También algunos que hicieron el camino contrario, traídos por las
cruzadas desde Oriente a través de Europa y hasta nuestras tierras.
Instrumentos de la tradición clásica antigua, algunos de ellos, mantenidos hoy
en zonas del Mediterráneo y otros, que seguramente pasaron de moda y no
evolucionaron porque no los hemos vuelto a ver después. Existen instrumentos
creados y desarrollados, posiblemente en la Península.
También hay instrumentos
exóticos que tienen a los organólogos teorizando con similitudes con
instrumentos que se pudieron tocar en el oriente antiguo. Y por último, algunos
instrumentos extraños, que solo encontramos representados en este códice y que
nos ofrecen la idea de que quizá fueran prototipos en desarrollo o pruebas, que
no consiguieron cumplir las expectativas de sus diseñadores o de los músicos o
que simplemente tuvieron una vida muy corta. Nosotros, nos hemos atrevido a
reconstruir todos ellos.
¿Cuál es el proceso
completo y sus etapas desde que identificas un instrumento concreto en una
ilustración de uno de estos manuscritos alfonsíes hasta que lo tienes
físicamente en tus manos, listo para poder ser tocado?
Pues en general es un proceso bastante largo pero que
intentaré resumir. Primero hay que saber de qué trata. Si es un instrumento de
los que ya conocemos, hay que empezar a buscar quien puede ser la persona
idónea para reconstruirlo y si hay alguien que haya hecho algún estudio
interesante sobre su reconstrucción o la reconstrucción de algún otro
instrumento similar y de la misma época o que esté cercano en el tiempo. Con
toda esta información se comienza por hacer un plano de construcción basado en
la información que nos da la ilustración. En este momento hay que solucionar
problemas y adquirir compromisos, porque en la mayoría de los casos, existen
algunas incoherencias o imperfecciones en las representaciones que hacen que
haya que olvidar la idea de una reconstrucción al cien por cien de lo dibujado
porque de este modo el instrumento no funcionaría, y lo principal en este
proyecto, es que el instrumento cumpla la función de hacer música y además, de
hacerla en grupo.
Por poner algunos ejemplos, hay algunas veces que no se
dibujan los puentes o cejuelas en los instrumentos de cuerda, o que no coincide
el número de cuerdas con el número de clavijas. En los instrumentos de viento
es habitual que haya más agujeros que dedos para taparlos, o que no quede del
todo clara la posición de las manos. Para adquirir estos compromisos nos
basamos en otras iconografías y tratados de la época que nos den alguna pista
sobre el instrumento en cuestión y vamos completando lo que falta hasta que lo
hacemos funcional y practicable. Esto quiere decir, que se pueda tocar. Que no
sea demasiado grande o pequeño o incómodo o imposible, para que lo toque un
especialista en ese instrumento o parecidos. Cuando son instrumentos que han
quedado vivos o similares, por lo general en la música tradicional, el trabajo
de identificación y el plano, son más rápidos, sencillos y con más seguridad,
aunque siempre hay que fijarse en las pequeñas o grandes diferencias que puedan
existir para no reconstruir lo que no es.
Cuando es un instrumento desconocido, el trabajo de
investigación es muy importante. Algunas veces, terminas encontrando alguna
conexión y eso ayuda a entender lo que quisieron representar y te da muchas
pistas para hacer el plano. Pero hay veces que no encuentras nada, y en algunas
ocasiones, este ha sido el caso en este trabajo que nos ocupa. Entonces, tienes
que usar todo tu conocimiento, tus recursos y gran parte de intuición para
imaginar que es lo que representaron en una minúscula imagen, que además hay
que mirar con una lupa para no perder detalle. Estos instrumentos, han sido los
últimos en plantearse y reconstruirse, porque he necesitado tener la seguridad
de estar muy cerca de poder ver como ellos veían, entender como ellos entendían
y eso ha exigido estar totalmente empapado en toda la imaginería de los
manuscritos alfonsíes. Hasta que no he podido verlos todos, unos en su edición
facsímil y otros en su versión digitalizada del original, no he tenido la
seguridad de plantear mi propuesta sobre esos instrumentos, que será en todos
los casos inédita y expondré en un futuro breve.
Una vez hechos nuestros planos codo a codo con el
artesano, lutier o violero, tenemos que mirar la miniatura con otros ojos para
teorizar sobre los materiales con los que podría estar construido el
instrumento. En los tratados de la época se nos dan algunas informaciones que
utilizamos: tipo de madera, pieles, huesos, tripas animales, fibras vegetales,
etc. Aunque no es fácil, se intenta respetar al máximo que el material y el
sistema de construcción sea similar al de la época.
Y digo que no es fácil, porque algunos materiales ya no
los podemos conseguir, y algunas de las técnicas de construcción cayeron en
desuso y son los propios constructores los que ahora investigan e intentan
recuperan para ser más fieles en sus reconstrucciones. Aunque siempre es muy
difícil encontrar un punto intermedio entre lo auténtico, las necesidades del
músico, la exigencia del auditorio actual, el precio final del instrumento y un
tiempo de fabricación óptimo y rentable.
Una vez que el instrumento está terminado, hay que
hacerlo sonar. En general, en la actualidad hay especialistas de todos los
instrumentos que hemos reconstruido. Y para los que no existe aún ese
especialista, buscamos la técnica en instrumentos similares. La iconografía nos
da también mucha información sobre como afinarlos y tocarlos, si la sabemos
mirar y si comparamos con otras de la misma época.
¿De toda la colección,
ha habido algún instrumento en concreto que se te haya “resistido”, que te haya
costado especialmente reconstruir o entender cómo funcionaba?
Hay varios instrumentos que tienen mucho que contar y que
me dará juego en las conferencias que hay proyectadas exponiendo todo este
trabajo de investigación. Pero hay uno en concreto que nos tiene a todos
bastante despistados y que en mi humilde opinión, siempre ha estado mal
catalogado y nombrado por la mayoría de especialistas en el tema. Es un
instrumento de viento que aparece duplicado, como tantos otros, en el folio
201v. del Códice de los Músicos. (E-1). B.I.2. de las Cantigas de Santa María.
Lo más habitual ha sido identificarlo como un albogue, aunque incluso el uso
del término crea un poco de confusión. En este mismo códice, hay otro
“albogue”, con características muy distintas, lo que me hizo, desde el primer
momento desechar esta idea. También hay varias teorías sobre el funcionamiento
del instrumento debido a la extraña morfología que presenta.
A mí no me han convencido y he preferido usar el
principio de la Navaja de Ockham y evitar buscar soluciones demasiado
complejas, ya no solo en el siglo XIII, sino incluso ahora, y centrarme en la
funcionalidad más simple del instrumento y en lo que a primera vista vemos y
que además, funciona. De este modo, he propuesto una flauta doble con una
curiosa ornamentación, totalmente justificable si tenemos en cuenta el contexto
donde están representados los instrumentos. La reconstrucción de estos
instrumentos, en principio simples, han requerido la mano de tres especialistas
distintos, pero hemos conseguido, bajo mi punto de vista, una fiel
reconstrucción que además cumple su función musical.
Aparte de las miniaturas
e iluminaciones que ilustran las Cantigas, ¿qué otras fuentes documentales has
utilizado para la recuperación de esos instrumentos del siglo XIII?
Pues han sido bastantes libros de consulta. Además de
todo lo que he podido conseguir publicado en la actualidad sobre los
instrumentos representados en las Cantigas
de Santa María en particular, de lo cual hay muy poco, y sobre instrumentos
e iconografía medieval en general. Lo más importante han sido las consultas de
manuscritos y tratados de la época. De los cuatro códices que nos han llegado
sobre las Cantigas, aunque sabemos que hubo más, en tres de ellos hay
representados instrumentos musicales. Los conocemos como Códice de los Músicos, Códice
Rico y Códice de Florencia.
Además, como ya he comentado, hemos reconstruido instrumentos de toda la obra
alfonsí. He documentado instrumentos en Grande
e General Estoria, Lapidario y el Libro
de los Juegos. En el resto de manuscritos alfonsíes, no he encontrado nada.
Hay otras fuentes documentales, más o menos cercanas en
la época que han sido parte importante en el trabajo porque hacen mención a
instrumentos y en algunas ocasiones, nos dan características sobre ellos, su
construcción, afinación, técnicas de ejecución, etc. También nos hablan sobre
las normas para hacer o improvisar música en la época y eso no ayuda a saber
que necesidades podría tener un instrumento para ser funcional. Y entre todo
vamos formando el puzzle en el que se convierte el reconstruir cada uno de
ellos. Tratados como los de Al-Farabí
del siglo X, Al-Tifashi del siglo
XIII, Ars Música de Juan Gil de
Zamora del siglo XIII, Música Enciriadis
del siglo IX, Micrologus de Guido de
Arezzo del siglo XI, Tractatus de música
de Hyeronimus de Moravia del siglo XIII y San Isidoro de Sevilla del siglo VII,
entre otros. La literatura de la época también nos da algunas informaciones
como el Poema de Alfonso Onceno,
anónimo escrito hacia 1348, Libro de buen
amor de Juan Ruiz Arcipreste de Hita, siglo XIII y XIV y el Libro de Alexandre del siglo XIII, por
citar algunos.
Otros manuscritos iluminados con representaciones de
músicos e instrumentos como el Cancionero
de Ajuda del siglo XIV y varios Beatos de entre los siglos X y XIII, sirven
para hacer comparativas y encontrar esas piezas que algunas veces nos faltan. Y
son siempre fuentes de gran ayuda las tallas románicas y góticas que podemos
encontrar decorando la arquitectura de los edificios que compartieron época con
estos instrumentos y que aún quedan en pie, ya que en ellos podemos ver, de
repente las tres dimensiones que no tiene la miniatura y que nos completa en la
mayoría de los casos nuestras teorías y propuestas de recuperación y
reconstrucción.
Además de permitirnos
identificar la forma de los instrumentos y saber, a grandes rasgos, cómo se
interpretaban, ¿aportan estas iluminaciones información más específica, por
ejemplo, sobre los contextos sociales en los que se tocaba cada uno, las
agrupaciones más frecuentes de instrumentos, o detalles sobre las técnicas
concretas de ejecución?
Aunque como ya he comentado, nos tenemos que mover
siempre con pies de plomo porque no tenemos toda la información que nos
gustaría, si es cierto que cada vez disponemos de más debido al gran trabajo
que realizan los musicólogos y especialistas en otras disciplinas como la
organología, iconografía, historia del arte e historia en general. Cada vez hay
más publicaciones y esto hace que podamos ir completando los vacíos que nos
quedan libres, aunque aún seguimos teniendo más dudas que certezas. Lo que sí
he apreciado en mi investigación, es que no todos los instrumentos se presentan
en el mismo contexto. Es cierto que hay instrumentos representados, digamos en
ambientes más populares y otros más cortesanos. Los ropajes de los personajes y
el lugar donde se los representa es muy distinto. Algunos instrumentos se nos
representan realizando tareas funcionales, como es el caso de los añafiles y
los atabales, que cumplían funciones bélicas y de protocolo. En cuanto a las
agrupaciones instrumentales, la mayoría de lo que encontramos son dúos, pero
también hay otras más grandes. He documentado un cuarteto y dos quintetos, con
instrumentaciónes muy similares. Cordófonos en su mayoría, que eran los
instrumentos predilectos en el ambiente trovadoresco por varios motivos y
también por su asociación con las lyras que tocaba el mítico Rey David, porque
no tenemos que olvidar la importante carga religiosa que tenía todo en la época
y que por su puesto se ve reflejado en la obra alfonsí.
En cuanto a las técnicas de interpretación también
entresacamos información, por supuesto. Por ejemplo, en los cordófonos
punteados, vemos que algunos se tocan con dedos y otros con plectros. E incluso
de manera indistinta el mismo instrumento, cuando está duplicado o representado
en varias iluminaciones. También vemos como sujetaban los instrumentos para
tocarlos de pie o que sistemas usaban para colgárselos si era necesario. En un
campanil de correas que está representado en el Códice de los Músicos, por
poner otro ejemplo, nos dejaron el nombre de las notas de cada una de las
campanas, y eso nos da muchas pistas incluso sobre la manera de acompañar el
repertorio.
¿Consideras que existe
una relación entre aquellos instrumentos medievales que sonaban en la corte de
Alfonso X y los que han llegado hasta nosotros a través de la música folclórica
de las distintas regiones de España? ¿Sería posible esbozar una línea de
evolución desde aquellos a estos?
Por supuesto que sí. Hay instrumentos en estas
iluminaciones que han llegado prácticamente iguales en toda la tradición
Mediterránea, como el launeddas, la gaita de vejiga, el añafil, entre otros. O
el caso del oud árabe con una similitud sorprendente con el laúd medieval del
siglo XIII, ya que su evolución ha sido muy poca. O el rebab y la ta´arilla,
prácticamente idénticos. Y en el caso de España, los ejemplos son muchos
también. Hay representada una flauta de una mano con tambor, bisabuela del
flabiol, gaita charra, chiflo, txirula, txistu, gaita extremeña, pito rociero,
chifla, flauta maragata, flauta ibicenca, etc. Encontramos chirimías de varias
formas y tamaños, antecesoras de dolçaina, tarota, gralla, dulzaina, etc.
Varios albogues, bisabuelos de la alboka, gaita serrana, gaita gastoreña, pito
de centeno, xeremeies, etc. También quedó plasmado en estas iluminaciones un
rabel muy similar a los que tocamos hoy. Unas tablillas, antecesoras
indiscutibles de las castañuelas y las tejoletas.
Como ves, son instrumentos que podemos encontrar a lo
largo y ancho de nuestro país en nuestro folclore, y la mayoría de ellos, con
una cierta buena salud, gracias a los que se interesan por mantener viva la
tradición. También hay representadas varías gaitas, aunque su morfología dista
mucho de las que ahora se tocan en España y se asemeja más a otras gaitas más
rústicas que han quedado en zonas del Magreb o los Balcanes.
Y mención especial necesitaría la guitarra, ya que en uno
de los códices encontramos una variedad de lo que los organólogos llamamos
laudes de mango largo, bastante inusual. Algunas de estas representaciones son
incluso únicas en este manuscrito y de otras encontramos muy pocas en el resto
de la iconografía española y europea. Sin extenderme demasiado en las diversas
teorías y conjeturas, yo sí veo en estos instrumentos el puente entre los
laudes que pervivieron desde la Edad Antigua y que de alguna manera
transformamos aquí en nuestras tierras, primero en la vihuela, y después en uno
de nuestros sellos de identidad, la guitarra. No en vano, el término “guitarra”
(en todas sus variantes idiomáticas) empezó a extenderse en esta época, primero
en España y después en Europa.
Desde luego hay un montón de líneas de investigación
abiertas por parte de algunos musicólogos para conectar estos instrumentos
medievales con los que perviven hoy, algunas en activo y otras en vías muertas,
pero los avances son siempre más lentos de lo que nos gustaría porque el acceso
a la documentación no es fácil en la mayoría de los casos.
En la grabación del
disco, ¿cómo habéis abordado la reconstrucción de las piezas, teniendo en
cuenta de que no disponemos de mucha información sobre cómo podían sonar
entonces, en su propia época?
Para preparar el repertorio hemos consultado la notación
de los 4 códices disponibles; las transcripciones de Higinio Angles, Martin G.
Cunningham, Pedro López Elum y Roblerto Pla; y en algunos casos hemos hecho
nuestra propia transcripción, basada en los tratados teóricos de la época y en
nuestra experiencia con estas músicas que aún siguen vivas y descubriéndose
continuamente, gracias a los que hemos decidido tomarlas como un camino de
estudio y una forma de vida. Cuanto más conoces los tratados de la época y más
en contacto estás con el repertorio, con más seguridad te enfrentas a ellos y
más auténtico es el resultado final. Y esto es lo que he perseguido en este
trabajo.
Y en cuanto a la instrumentación para interpretar las
obras las he dividido en dos grupos. Por un lado, las que planteo con un
consort, primando ante todo el arreglo y la estética musical. Es lo más común
hasta el momento y solo pretende mostrar una instrumentación más o menos lógica
y armónica para el disfrute del oyente.
Por otro lado, y para mi mucho más interesante, hemos
interpretado algunas obras proponiendo como consort instrumental el que aparece
representado en el mismo folio o cantiga que interpretamos. De este modo,
realizamos el experimento de saber si es una agrupación instrumental posible,
musicalmente hablando, y también podemos investigar sobre las posibilidades de
acompañamiento de cada uno de estos consort. Se convierte por lo tanto en un
apasionante trabajo de arqueología musical que bajo mi punto de vista, ha dado
frutos muy interesantes y ha demostrado que las agrupaciones instrumentales
propuestas en los manuscritos alfonsíes, no cumplían solo una función estética
y simbólica, ni fueron un capricho del artista iluminador, sino que además eran
prácticas a la hora de acompañar el repertorio de su época.
Claro está que en algún caso, como en la C.S.M. 165, extralimito
esta idea, ya que interpretamos la obra con instrumentos que tenían una
función bélica y no musical, pero el resultado es también muy bello,
interesante y novedoso. Básicamente, la idea ha sido la de hacer sonar esas miniaturas
del siglo XIII.
Tu trabajo siempre
incorpora un importante carácter didáctico. Aparte del disco, ¿habéis creado
contenidos en otros formatos que ayuden a entender el contexto en el que se
creaba música con estos instrumentos?
El más importante para mí, es una publicación que estoy
ultimando sobre todo el trabajo que he realizado y que tendrá principalmente un
carácter organológico y mis conclusiones sobre todo lo experimentado con los
instrumentos replicados, así como todos los datos documentados en la
investigación. Me gustaría que fuera en formato de libro físico e irá
acompañado de 3 cds en los que nuevamente hacemos sonar todas esas miniaturas
de donde hemos extraído los instrumentos reconstruidos, para demostrar la
sonoridad y posibilidades de cada uno de ellos. En el proyecto han colaborado
32 músicos y cantantes de la escena musical medieval europea. Y ahora me
encuentro en el punto de encontrar una institución o mecenas, ya sea público o
privado que quiera afrontar el coste de la fabricación de esta publicación para
que pueda ser una realidad. Desde aquí lanzo la propuesta por si alguien se
ánima y se suma al proyecto en este sentido.
He creado un canal de Youtube, que de momento no tiene
contenido, donde colgaremos en breve, vídeos sampler de todos los instrumentos de la colección porque considero
que es una herramienta muy importante para darlos a conocer y hacerlos más
populares entre las siguientes generaciones y el gran público y de este modo
ponerlos en valor. Y en la misma línea de acción estamos buscando colaboradores
para musealizar la colección y que pueda ser vista y visitada, como mínimo, a
lo largo y ancho del país. Y hemos creado un espectáculo didáctico sobre la
figura de Alfonso X y su música para el cual hemos reconstruido el decorado de
una de las cantigas de Santa María más conocidas y presentamos al público
infantil algunos personajes y colaboradores, que tuvieron gran importancia en
el trabajo que el rey nos dejó en herencia, arropando el espectáculo también
con teatro y títeres.
Supongo que a partir de
la publicación del disco -y una vez que finalice el confinamiento- lo
presentaréis públicamente e interpretaréis en directo. ¿Qué más planes de
futuro tenéis dentro de este proyecto o relacionados con la recuperación y difusión
de instrumentos antiguos?
La primera idea, por supuesto es presentarlo, pero ya
veremos cómo avanza toda esta situación. De momento no hay cerradas fechas con
ninguna programación ni festival, está todo parado y a la espera. La idea es ir
dando a conocer el proyecto del “Instrumentarium musical alfonsí”, en las redes
y entre las instituciones para que se sepa que exista y de algún modo puedan
surgir colaboraciones y posibilidades de mostrar lo que hemos preparado con
tanto empeño y entusiasmo.
En el año 2021 celebraremos el 8º centenario del
nacimiento de Alfonso X y considero que las instituciones tendrán que hacer
algo para homenajear a este gran monarca de la cultura y desde luego, me
gustaría poder mostrar “sus instrumentos y sus músicas” a toda la ciudadanía.
En cuanto a la investigación y reconstrucción, creo que
ahora viene un tiempo de pausa. Han sido muchos años y aunque una de las partes
que más disfruto de mi trabajo es la de estudiar y trabajar codo con codo con
los lutieres, ha sido una inversión económica muy potente para completar la
colección que ahora tenemos y llega el momento, de algún modo, de amortizarlo y
mostrarlo al mundo.
Estamos también trabajando en la idea de encontrar
espacios donde exponer los instrumentos de forma permanente y generar alrededor
de ellos una serie de actividades relacionadas con la música medieval. Esa idea
nos seduce mucho en los últimos años. En el Monasterio de Simat de la Valldigna
(Valencia), ya hemos puesto en marcha el CIMM (Centre Internacional de Música
Medieval de la Valldigna), bajo la coordinación y dirección artística de Mara
Aranda y el apoyo de la Mancomunidad de la Valldigna y que se está centrando en
cursos de fin de semana, con concierto, con algunos de los más destacados
intérpretes de la música medieval europeos. Por otro lado, hemos puesto en
marcha un proyecto sobre música antigua en la ciudad de Lliria (Valencia), que
tuvo como punta de lanza la reconstrucción de nueve instrumentos que se
encuentran en un artesonado gótico-mudéjar en la iglesia de la Sangre, que
serán musealizados en breve, y que se presentaron en 2019 en el primer festival
de música antigua y patrimonio de la ciudad “Desenllaç”, que tuve el placer de
poder dirigir y del cual hubiéramos celebrado este año la segunda edición, en
otras circunstancias. En ambos proyectos, hay muchas ideas para el futuro y si
los vientos son favorables, iremos compartiendo sus frutos aquí.