lunes, 24 de octubre de 2022

La banda sonora de la conquista de Perú

 


 

Castilla del Oro

Manuel Vilas & Ars Atlántica

Manuel Vilas es uno de los grandes expertos de nuestro país en la interpretación de arpas históricas, y, en concreto, del arpa de dos órdenes, un modelo característico de la Península Ibérica que constaba de dos filas de cuerdas. Hace aproximadamente un año, lanzó un disco dedicado al Compendio numeroso de Diego Fernández de Huete (1702), uno de los más destacados tratados de arpa de la música antigua española, y ahora publica, junto con la formación Ars Atlántica, Castilla del Oro, dedicado al entorno poético y musical que pudo haber envuelto a los conquistadores españoles de Perú. De esta manera, a lo largo de las distintas pistas la obra se interna en el universo de los romances de la época, en las historias de los libros de caballerías, y también en las grandes fuentes musicales del momento, como los libros de cifra para vihuela o el Cancionero Musical de Palacio.

En esta grabación acompañan al arpa de Manuel Vilas las voces de Hugo Bolívar, David Álvarez Cárcamo y María Giménez, cuyo grupo de música medieval, Manseliña, presentó a principios de este año un interesante trabajo en torno a las cantigas de escarnio sobre la soldadera María Pérez Balteira. Además, el proyecto ha contado con la vihuela de Ramiro Morales.

El trasfondo histórico del disco es la creación de la gobernación de Castilla del Oro tras el descubrimiento del océano Pacífico por Núñez de Balboa en 1513. Con un territorio que englobaba parte del actual estado de Panamá y el norte de Colombia, se convirtió en la base desde donde partieron las tres expediciones de Francisco Pizarro (1524, 1526, 1530) hacia el sur, que condujeron a la conquista del imperio Inca. Manuel Vilas ha buscado recrear la música que escuchaban o interpretaban estos hombres que estaban descubriendo y creando un nuevo mundo, pero que traían consigo un bagaje cultural español. Es un esfuerzo que va mucho más allá que una mera selección de piezas de música del siglo XVI, porque supone meterse en la piel de esos conquistadores -unos hidalgos, otros delincuentes de baja estofa-, y tratar de adivinar qué sones les divertían o les hacían soñar.

No es por tanto de extrañar la presencia de abundantes romances en el disco, pues se trataba de un género de entretenimiento muy popular entre los españoles del siglo XVI, que los conquistadores llevaron a América en sus viajes. Al principio, entonaban los cantos traídos de España, pero pronto empezaron a utilizar ese metro para relatar sus propias vivencias, como indica Óscar Coello (La poesía de los conquistadores. Historia de las literaturas en el Perú): “Cuando Pizarro y sus hombres llegaron, también trajeron el romance; y en las noches lo entonaban en el campamento rumbo a lo desconocido; o, más tarde, lo cantaban a la espera de una batalla. Primero, repetían los cantos oídos en España; después, hicieron otros con temas relacionados a la realidad peruana”.

De esta forma, el repertorio incluye varios romances interpretados a capela, algunos procedentes del Romancero, como el Romance de don Gaiferos, del ciclo carolingio, y otros de origen americano dedicados a hechos de la conquista, como el Romance sobre la muerte de Almagro o el Romance del rescate de Atahualpa. Vilas considera que esta interpretación desnuda y minimalista se aproxima a la forma en que se cantaban en las campañas en el nuevo mundo, en donde no es imaginable que hubiese una gran disposición de instrumentos.

Castilla del Oro contiene la música popular de la época, como Fonte frida, fonte frida del Cancionero Musical de Palacio, un manuscrito que recoge música compuesta durante el reinado de los Reyes Católicos, que aquí aparece dos veces, en su versión cortesana y en otra más popular. Otra de las fuentes musicales elegidas ha sido el tratado de Francisco Salinas De Musica libri septem, publicado en Salamanca en 1577, del que proceden los temas Mal encaramillo y Yo me iba mi madre. Y también están presentes los libros de cifra para vihuela, que reflejan todo el esplendor que alcanzó la música para este instrumento en la España del siglo XVI. En concreto, Vilas ha grabado una fantasía de Luis de Narváez y un tiento de Alonso Mudarra.

Sin duda se trata de un disco interesante por lo que aporta al estudio de las referencias culturales que llevaron consigo los protagonistas de esa epopeya que fue la conquista de América.

 

 

 

martes, 18 de octubre de 2022

La presencia de la música en el Refranero

 


Ecos de música en refranes, modismos y locuciones

Rafael Martínez Segura

Probablemente todos, en mayor o menor medida, hacemos uso de los refranes en nuestras conversaciones habituales. Se trata de sentencias completamente embebidas en nuestro lenguaje, de forma que en numerosas ocasiones ni siquiera nos molestamos en citarlas enteras para que nuestros interlocutores comprendan el sentido de nuestro discurso. Cuantas veces no decimos sin acabar la frase “porque más vale pájaro en mano…” o “cuando las barbas de tu vecino veas cortar…”, conscientes de que el receptor del mensaje conoce el resto, y comprende cómo el refrán ilustra con su sentido metafórico aquello que hemos querido expresar.

Y es que el refrán, esa sentencia ingeniosa reflejo de la sabiduría popular, lleva tiempo inmemorial asociado a la lengua castellana, puesto que ya aparecen los primeros en nuestra literatura en el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita, y en el siglo XV el Marqués de Santillana recopila el primer refranero: Refranes que dicen las viejas tras el fuego. La música siempre ha estado muy presente en el refranero, quizá como reflejo de su omnipresencia en las vidas y experiencias humanas, que, a fin de cuentas, constituyen los nutrientes de los refranes. Es por ello, que Rafael Martínez Segura, profesor de Lenguas Clásicas, ha querido investigar y documentar esta relación entre música y refrán, y ha plasmado su trabajo en el volumen Ecos de música en refranes, modismos y locuciones.

Este trabajo culmina un esfuerzo iniciado por el autor en torno a este género literario en 2013 con la publicación de El Derecho en las paremias grecolatinas y españolas, que recogía hasta 5.000 aforismos jurídicos grecolatinos con sus refranes correspondientes. A éste le siguió en 2019 la obra en tres tomos Diccionario temático comparado de refranes y paremias grecolatinas, editada por la Diputación de Córdoba, y ese mismo año el ensayo titulado ¿Amistad sin valores?, que reflexiona sobre el refranero, los valores humanos y la amistad, publicado en la Revista Paremia del Centro Virtual Cervantes.

El que ve la luz en 2022 es un libro que recoge 2.346 refranes que contienen voces musicales en su enunciado. Es importante subrayar que no se hace referencia a refranes musicales -excepto los incluidos en la primera parte de la obra-, sino a refranes que incluyen vocablos musicales, pero que no pueden considerarse necesariamente centrados en el tema de la música. Veamos un ejemplo de esto que nos ofrece el propio autor: en el refrán este mundo es cosa de locos: cantan unos y lloran otros, el verbo cantar está utilizado en sentido metafórico para expresar la alegría, contrapuesta a la pena, evocada mediante el verbo llorar, pero no tiene que ver con la música en sí.

La excepción la constituyen las 175 piezas que incluye el primer capítulo que sí que son verdaderamente refranes musicales, en concreto, hacen referencia directamente a la práctica musical, el canto y la danza. De esta forma, las distintas sentencias hablan de la música y sus efectos, de los instrumentos, de los músicos, de aspectos relacionados con el canto, y de la pericia musical, entre otros temas.

Por otro lado, los capítulos del II al XX tratan sobre refranes no musicales, pero que incluyen vocablos musicales, relacionados con distintos aspectos de la existencia humana. Son temas como el mundo, la vida y la muerte, la mujer, el hombre, el matrimonio y los hijos, valores y contravalores humanos, sentimientos, emociones y deseos, actitudes y comportamientos humanos, la comunicación, la suerte, la riqueza y la pobreza, la comida y la bebida, la agricultura, los animales, las predicciones meteorológicas, las estaciones y meses del año, los momentos principales del día, onomatopeyas, gentilicios y topónimos más otros de diversa índole. En estos, aparecen con frecuencia citados instrumentos musicales. Veamos, a modo de ejemplo, refranes incluidos en la obra que mencionan la vihuela:

“Tanto entiende de eso, como el asno de la vihuela”

“El dolor de la muela no le sana la vihuela”

“Con cantares y vihuela se conquista a la mozuela”

“La vihuela se lo dice, y nadie la contradice”

“Más vale ser rabel o vihuela que santo de Garavayuela”

Ecos de música en refranes, modismos y locuciones es un libro para perderse por sus más de 400 páginas de sentencias, y disfrutar de esos retazos de sabiduría popular, que acaban por resonar familiares en la mente aun sin haberlos oído nunca, ya que de alguna forma los llevamos impresos en nuestra herencia cultural.

 

viernes, 7 de octubre de 2022

Cantoría y las ensaladas de Mateo Flecha el Viejo

 


Ensaladas. El Fuego, El Toro and other works by Mateo Flecha “el Viejo”

Cantoría

 

El grupo vocal de polifonía renacentista Cantoría ha dedicado su ópera prima al trabajo de Mateo Flecha el Viejo, más en concreto, a la ensalada, género característico de la música española del siglo XVI. Este joven ensemble está compuesto por Inés Alonso, Oriol Guimerà, Jorge Losana y Valentín Miralles, y tiene su génesis en 2016 en el seno de la Escuela Superior de Música de Cataluña ESMUC, con sede en Barcelona.

A pesar de su corta trayectoria, Cantoría fue seleccionado en 2018 por EEEmerging, un programa europeo de cooperación para el fomento de ensembles emergentes, donde obtuvo el Audience Prize. Los cuatro miembros han enriquecido su experiencia profesional participando en residencias artísticas de La Cité de la Voix de Vézelay (2018), Ghislierimusica de Pavía (2019), en proyectos como MusaE (2018 y 2019) del Ministerio de Cultura y Deporte, en el reputado circuito FestClásica (2019) de la Asociación Española de Festivales de Música Clásica o EXCENARIO, el Catálogo musical de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) (2020, 2021).

La primera grabación del grupo tiene como protagonista a Mateo Flecha el Viejo, verdadero icono del Renacimiento español gracias a las ensaladas que compuso y que publicó en Praga su sobrino Mateo Flecha el Joven -también compositor y uno de los escasos madrigalistas que conoció nuestro país-, en el año 1581, es decir, casi treinta años después de la muerte de su tío.

La ensalada es un formato musical español autóctono, que Dionisio Preciado (La canción tradicional española en las "ensaladas" de Mateo Flecha, el Viejo, 1987) califica de “escénico”, puesto que defiende, siguiendo la opinión de musicólogos como Rafael Mitjana y Felipe Pedrell, que este tipo de piezas fueron compuestas para su representación teatral. Los miembros de Cantoría hacen gala en el disco de este espíritu dramático, llevando su interpretación más allá del terreno musical, haciendo gala de una gran frescura y expresividad, y, en ocasiones, de un notable sentido del humor.

No deja de sorprender lo singular de este género. Una ensalada es una pieza polifónica muy variada, que incluye, coros, dúos y solos, y que, generalmente, combina de forma sucesiva textos en distintos idiomas, de ahí su nombre relacionado con la gastronomía, que da fe de la mezcla. Es música de carácter religioso, asociada a la Navidad o a otras celebraciones del culto, y las letras son de naturaleza simbólica y alegórica, es decir, los personajes y situaciones representadas siempre esconden un significado moral.

A pesar de que el editor de las ensaladas de Flecha, es decir, su sobrino, afirma que este es su inventor, parece ser que existen referencias anteriores al género en nuestro país. Dionisio Preciado rastrea antecedentes en el Cancionero Musical de Palacio, la gran recopilación que recoge música de la época de los Reyes Católicos, en concreto, afirma que hay una composición de Francisco de Peñalosa etiquetada como “ensalada”, y otra del mismo autor titulada Por las sierras de Madrid, que está considerada como un precedente directo.

Con todo, la historiografía de la música asocia el nombre ensalada a Mateo Flecha el Viejo, pues se trata del compositor más destacado y representativo de este género. Aunque hay mucha incertidumbre en torno a los detalles de su vida, este músico catalán parece ser que pudo estar al servicio del duque del Infantado en Guadalajara, y también que pudo ejercer como director de la capilla de Fernando de Aragón, duque de Calabria en Valencia, puesto que tres de sus piezas aparecen en el cancionero de dicho noble. Otro puesto que quizá ocupó fue el de maestro de la capilla musical de la catedral de Sigüenza, pero lo cierto es que acabó sus días como religioso en el monasterio de Poblet.

Flecha compuso hasta once ensaladas, pero solo nos han llegado completas a través de la publicación de 1581 seis de ellas, puesto que en las restantes falta una voz, y una de ellas, El cantate, no fue publicada por su sobrino, Mateo Flecha el Joven, porque la juzgó demasiado larga. Cantoría ha seleccionado para su grabación siete de las composiciones atribuidas al compositor catalán: El fuego, El toro, La guerra, La justa, La gloria, El jubilate y Gloria, pues naçió.

La alegoría está presente en todas estas obras. En El fuego, el incendio representa el pecado, mientras que el agua es la penitencia, y “el agua buena”, la Virgen María. La Virgen nos da el agua buena en el portal de Belén, que apaga el fuego. La guerra, por su parte, relata la lucha contra el pecado, siendo los capitanes de los dos ejércitos, Jesús y Luzbel, respectivamente, como queda patente en la primera estrofa. La ensalada titulada La justa también habla de una contienda santa, en este caso, entre Adán, el padre primero, y Lucifer, mientras que La bomba alude a una nave que naufraga, en la que los tripulantes se encomiendan a San Telmo, San Ginés y a diversas vírgenes para salvar la vida. El toro describe la lidia de un astado que no es otro que el Diablo. Finalmente, el disco de Cantoría incluye la conocida ensalada El jubilate, que canta el triunfo de la Virgen sobre el pecado original.

El primer disco de Cantoría es una viva y atractiva aproximación a la obra de Mateo Flecha el Viejo, que pone en evidencia la riqueza de la polifonía española dentro de la música renacentista europea.