jueves, 26 de mayo de 2022

Josetxu Obregón y los orígenes de la música para violonchelo

 


CelloEvolution from Bologna to Cöthen

Josetxu Obregón

El nuevo disco de Josetxu Obregón nos lleva directamente a los orígenes de la música para violonchelo, o, lo que es lo mismo, al momento en el que este instrumento adquiere su propia personalidad y comienza a ser el protagonista en solitario de su historia. Se trata de un relato que se origina en Bolonia en la segunda mitad del siglo XVII, y que Obregón lleva hasta la estancia de Johann Sebastian Bach en Cöthen, que tiene lugar entre 1717 y 1723, en la que compone sus Suites para violonchelo. No es otra cosa que el camino que sigue la música en solitario para chelo desde su adolescencia hasta su primera madurez.

El violonchelista Josetxu Obregón tiene más de una veintena de grabaciones a sus espaldas, y es el fundador y director de La Ritirata, una formación dedicada a la interpretación histórica de repertorios del Barroco, Clasicismo y el primer Romanticismo, desde la aparición del violonchelo hasta que este deja atrás su componente histórico en la primera mitad del siglo XIX, y se convierte en un instrumento cotidiano en la interpretación.

Las primeras piezas para violonchelo en solitario aparecen en la segunda mitad del siglo XVII en Italia, en concreto, en las ciudades de Bolonia y Módena; la primera, porque contaba con la rica tradición de música instrumental de la Accademia Filarmonica, y la segunda, por constituir una de las cortes más activas musicalmente hablando, gracias a la melomanía de los gobernantes de la Casa de Este. El origen geográfico del despegue de este cordófono lo atribuye Gregory Hamilton (The origins of solo cello literature and performance, 1984) a dos factores, principalmente: la aparición en el norte de Italia de la primera generación de verdaderos chelistas, y, también, a la innovación que supuso combinar alambre metálico con las cuerdas de tripa, lo que dio lugar a cuerdas más cortas y delgadas que permitieron un sonido más fuerte.

Una de las primeras publicaciones de música para este instrumento son las ricercari de Giovanni Battista Degli Antoni, publicadas en 1687, y, dos años más tarde, aparecen unos manuscritos que, firmados por Domenico Gabrielli, contienen siete ricercari, un canon para dos chelos y dos sonatas. La grabación de Obregón incluye dos de estos ricercari de Gabrielli, que fueron publicados después de la muerte del compositor, lo que podría indicar que habían sido concebidos para un uso particular y no para ser difundidos.

El disco incluye igualmente piezas para violonchelo de otros nombres de la primera generación de compositores de este instrumento, como Domenico Galli, Evaristo Felice Dall' Abaco o Giovanni Battista Vitali, ofreciendo de esta manera un fresco de su prehistoria en Italia. De hecho, Vitali fue uno de los fundadores de la Accademia Filarmonica, institución boloñesa identificada con los orígenes del despegue del chelo.

El viaje que nos propone Josetxu Obregón nos lleva a través de la obra de otros violonchelistas como Francesco Paolo Supriano o Giulio de Ruvo, directamente hasta Bach, en concreto hasta Cöthen, donde alumbró sus Suites para violonchelo. Allí, ejerciendo como maestro de capilla del príncipe Leopoldo de Anhalt-Cöthen, se dedicó sobre todo a la música secular, dado que la corte estaba adscrita a la Iglesia Reformada, y sus funciones no incluían la composición de música religiosa, ni tan siquiera ejercer como organista. En este periodo de su vida escribe una parte importante de sus composiciones para tecla y también para cuerda, como son sus suites para violonchelo, que en este disco aparecen representadas por algunas de las danzas que incluyen, mezcladas entre las pistas de música italiana, para poder apreciar la evolución.

Se trata de una grabación que nos ilustra sobre los orígenes de un instrumento que, surgido en el Barroco, ha sobrevivido con buena salud hasta nuestra época, tanto en el ecosistema de la orquesta sinfónica, como en géneros más informales y alejados de la denominada música clásica. 

 

 

 

 

martes, 3 de mayo de 2022

Anachronistic Hearts, una interesante introducción a la obra vocal de Händel

 


Anachronistic Hearts. Haendel Arias

Héloïse Mas (mezzo-soprano), London Handel Orchestra, Laurence Cummings

Se cuenta que, estando en Venecia, el joven Georg Friedrich Händel fue invitado a una fiesta de máscaras organizada en el palacio de un noble local. Estando allí disfrazado, y por lo tanto no reconocido por los otros invitados, se sentó al clavicordio y comenzó a tocar con destreza, dejando a todo el mundo atónito. De pronto, se acercó otro enmascarado hasta él, y, al escuchar la excelencia en la ejecución, exclamó: “este, o es el Diablo, o es el sajón”. Efectivamente, el magnífico teclista era Händel, al que en Italia conocían como «Il caro Sassone», o “el querido sajón”, y su delator no era otro que su amigo, rival y también músico genial, Domenico Scarlatti. Y, a pesar de contar con apenas veinte años, el alemán ya se había convertido en una figura destacada y conocida de la música europea. El disco Anachronistic Hearts, interpretado por la voz de Héloïse Mas, da fe suficiente del esplendor de las creaciones de Händel a través de distintas arias y recitativos extraídos de sus óperas, oratorios y cantatas.

La cantante francesa Héloïse Mas es acompañada en esta grabación por la London Handel Orchestra, dirigida por Laurence Cummings, que ha sido director musical de esta formación, así como del London Handel Festival, y es miembro fundador de los London Handel Players, y curador del Handel House Museum.

A la hora de entrar a describir el estilo artístico de la obra de Georg Friedrich Händel, lo primero que llama la atención es su versatilidad. Como indica su biógrafo Romain Rolland, “resulta difícil hablar de la ópera o el oratorio de Händel. Es necesario decir: de las óperas o de los oratorios, porque no encontramos que señalen de vuelta a ningún tipo concreto”. La vitalidad del compositor le llevó a imprimir en su arte las distintas direcciones que seguía la música de su momento. Hablando en concreto de la ópera, Rolland apunta que todas las tendencias europeas de ese tiempo están presentes en sus creaciones. Desde el modelo de Reinhard Keiser en su obra temprana, hasta el modo veneciano que introduce en su Agrippina; de las formas de Domenico Scarlatti y Agostino Steffani en sus primeras óperas, a la influencia inglesa de sus composiciones londinenses, especialmente en los ritmos.

Las piezas de óperas seleccionadas en Anachronistic Hearts cubren a grandes rasgos las distintas etapas de la vida creativa del compositor alemán, desde Agrippina, estrenada en Venecia en 1710, hasta Alcina, cuya primera representación tiene lugar en Londres en 1735. La primera de ellas, Agrippina, es fruto de su estancia en Nápoles, donde cayó en gracia del cardenal Grimani, el virrey de Nápoles, que es el autor del libreto al que puso la música el alemán, y cuya familia era la propietaria del veneciano Teatro de San Giovanni Grisostomo, donde fue estrenada la obra cosechando un inmenso éxito.

El disco incluye un aria de otra ópera de juventud, Teseo, una tragedia en cinco actos estrenada en el Queen´s Theatre de Londres en 1713, y otra de una versión que musicada que realizó de la novela de caballerías Amadís de Gaula, estrenada dos años después. Las dos últimas óperas que han cedido sus arias a la grabación son más tardías, de 1735 ambas, Ariodante y Alcina. De clara influencia francesa, se trata de dos óperas-ballet, en las que el baile y los coros están insertos en la acción dramática. Se trata de ejemplos que se separan de los cánones de la ópera italiana del siglo XVIII, que centraba el protagonismo musical en las voces en solitario y minimizaba la presencia de los coros.

Anachronistic Hearts contiene también una muestra de los oratorios de Händel, en los que, al igual que sucede con sus óperas, convergen una miríada de estilos. Construye verdaderos dramas musicales extraídos de escenas y personajes de la Biblia. En este caso ha sido seleccionada un aria de Il trionfo del Tempo e del Disinganno, en su versión estrenada en Roma en 1707. Igualmente está presente en la grabación una pieza del drama musical Hercules (1745) y de la serenata Il Parnasso in festa per gli sponsali di Teti e Peleo (1734).

Pero, sin lugar a dudas, el protagonismo del disco es acaparado por la cantata La Lucrezia, que ha sido incluida completa en la grabación. Se trata de una pieza escrita a comienzos del siglo XVIII, que el musicólogo Manfred Bukofzer tacha de “fiera” e “indomable”, reflejo de la “exuberancia desenfrenada” del joven Händel.

Se puede concluir que Anachronistic Hearts es una buena introducción a la grandeza del conjunto de la obra vocal de Georg Friedrich Händel.