viernes, 29 de noviembre de 2024

Un viaje con la voz de bajo a través de la ópera barroca



Fra l ’ombre e gl’orrori Ensemble Diderot Audax Records 

 

Hace apenas tres meses comentábamos en estas mismas páginas el disco que el Ensemble Diderot dedicó a los músicos que trabajaron en la corte berlinesa de Federico II el Grande (ha sido nominado a los International Classical Music Awards 2025), y ahora debemos hablar de nuevo de este prolífico grupo afincado en París que debe su nombre al famoso enciclopedista de la Ilustración. El trabajo que presentan actualmente es especial por tres razones. En primer lugar, porque se trata del primer disco que graban como una orquesta en vez de en formación de cámara. Además, han centrado el programa en el rango de la voz de bajo dentro de la ópera barroca, algo extremadamente inusual pues siempre asumen el protagonismo los tenores y las sopranos. Finalmente, la iniciativa sirve como excusa para presentar un maravilloso recorrido por las formas operísticas más tempranas, desde sus inicios con Monteverdi hasta sus versiones más evolucionadas del siglo XVIII de Vivaldi y Handel. 

 

Ensemble Diderot es uno de los principales grupos europeos de música barroca que interpreta exclusivamente con instrumentos de época. El núcleo del conjunto está integrado por cuatro músicos en torno al fundador y director, el violinista Johannes Pramsohler, que se entregan a la exploración e interpretación del repertorio de música de cámara barroca. Por ello, el disco que nos ocupa resulta una singularidad dentro de la obra del ensemble, dado que ha implicado en su confección a más de veinticinco instrumentistas, además del cantante argentino Nahuel Di Pierro. 

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La segunda particularidad de esta obra es el haberse centrado en la música para la voz de bajo, un registro considerado secundario en la ópera barroca italiana donde, durante gran parte del siglo XVII, predominaban los castrati sobre los otros rangos vocales. Incluso la voz de tenor en los primeros tiempos era relegada para personajes secundarios, como reyes, generales o sirvientes. De hecho, es la escasez relativa de castrati virtuosos obligaba a muchos compositores a escribir o trasponer la música para los cantantes disponibles, lo que beneficiaba a los tenores pues a menudo interpretaban roles creados para castrato o soprano. A finales de siglo los castrati dejan de ser tan necesarios en la escena y las mujeres empiezan a interpretar papeles antes reservados para ellos en registros como los de soprano, mezzosoprano y contralto. El número de rangos vocales se diversifica y los tenores asumen la personificación de la masculinidad. 

 

La evolución de la ópera barroca conlleva la asignación de roles específicos a los distintos rangos vocales, y los bajos suelen interpretar a personajes de gran nobleza y autoridad, como padres, reyes, dioses, filósofos o jueces. Muy pocas veces encarnaban a los villanos en escena dado que ese papel estaba reservado para los barítonos. Tampoco encontramos apenas bajos encarnando al galán de la historia,  pues el privilegio de seducir y besar a la bella protagonista era potestad de la voz ligera y sensual del tenor. 

 

Sobre esta premisa, la tarea que han emprendido los miembros del Ensemble Diderot de erigir un disco sobre la presencia del bajo en la ópera barroca ha resultado cuando menos ardua. Con todo, han salido con éxito de la empresa, diseñando un repertorio tan bello como fascinante. Y, lo que es más, nos embarcan en un viaje musical a través de la historia de este género escénico. 

 

Así, el trayecto arranca con una introducción instrumental de la ópera Erminia sul Giordano del genovés Michelangelo Rossi, estrenada en 1633 cuando la ópera todavía estaba encerrada tras los muros de los palacios de los reyes y nobles. El aria que canta Séneca que sigue pertenece a L’incoronazione di Poppea de Claudio Monteverdi, ya una ópera comercial, estrenada en 1642 en el Teatro San Giovanni e Paolo de Venecia. Después el disco nos presenta a Francesco Cavalli, heredero espiritual de Monteverdi y uno de los responsables de que el género saliese de los palacios y llegase al gran público en aquella Venecia de mediados del siglo XVII. Su Ercole amante fue escrito por encargo de Luis XIV de Francia, en conmemoración de su matrimonio con María Teresa de Austria. A pesar de la valía de la obra no gustó mucho en la corte, quizá por la falta de costumbre de los franceses al novedoso estilo italiano de la ópera, quizá por las malas artes del músico cortesano Jean-Baptiste Lully que consiguieron eclipsar el trabajo de Cavalli. 

 

La siguiente etapa de la evolución de la ópera barroca a través de la segunda mitad del siglo XVII está representada en el disco por obras de Antonio Sartorio, Marco Antonio Ziani y Antonio Gianettini, personajes de origen italiano que tienen en común el haber trabajado en algún momento de sus vidas en Austria o Alemania. 

 

Por otra parte, Fra l ’ombre e gl’orrori incluye también a dos grandes nombres de la Escuela napolitana de ópera, Alessandro Scarlatti, uno de los principales impulsores e innovadores del género, y Giovanni Bononcini, que trabajó por toda Europa y en Londrés fue el rival del mismísimo Handel. Precisamente, el músico alemán es el que más espacio acapara del disco, a través de un bloque dedicado a su obra italiana de juventud y otro en torno a su trabajo posterior en Inglaterra, ya que tras la muerte de Purcell marcó la siguiente era de la música de dicho país. 

 

La última figura a la que rinde homenaje esta grabación es Antonio Vivaldi, que llegó a escribir casi cincuenta óperas, y participó activamente en toda la actividad empresarial relacionada con este espectáculo en la Venecia de la primera mitad del siglo XVIII. 

 

Dejando de lado la más que probada solvencia técnica de los miembros de la agrupación, lo que se agradece al escuchar un nuevo disco del Ensemble Diderot es la originalidad a la hora de confeccionar los repertorios, siempre ofreciendo perspectivas inéditas de la música barroca o rescatando nombres y obras imprescindibles que la historia dejó en segundo plano. 

 

 

 

viernes, 15 de noviembre de 2024

Las cantatas espirituales de Leonardo Leo



Leonardo Leo: Sei Cantate Spirituale vol. 1 Miguel Ulla, Fernando Reyes y Javier Jimenez, HR Recordings

Siempre resulta reconfortante cuando alguien se sale de los terrenos más transitados, musicalmente hablando, y se interna en repertorios menos conocidos o, por lo menos, no tan presentes en las programaciones habituales. Es el caso del disco que nos ocupa, en el que el contratenor gallego Miguel Ulla, acompañado del organista Javier Jiménez y de Fernando Reyes tocando instrumentos de cuerda pulsada, ha iniciado la grabación de las seis cantatas espirituales del compositor napolitano Leonardo Leo. Se trata de un primer volumen que contiene las tres primeras. 

 

Nacido en 1694 en la región italiana de Apulia, Leonardo Leo fue un destacado compositor de la Escuela Napolitana -junto a nombres como Francesco Durante y Francesco Feo-, conocido principalmente por su música escénica, y, más en concreto, por sus óperas. Hay quien ha llegado afirmar que estudió con el mismísimo Alessandro Scarlatti, pero parece ser que es poco probable, si bien su música sí refleja la influencia de éste. Alcanzó su primer éxito sonado con la ópera Pisistrato, estrenada en el teatro de la corte, y durante toda su carrera combinó la composición de música escénica con el desempeño de diversos puestos en la capilla real, además de la docencia en el conservatorio. En concreto, se especializó en cierta medida en la ópera cómica con títulos como La’mpeca scoperta (1723) y L’Alidoro (1740). 

 

Las piezas que interpreta en este disco Miguel Ulla pertenecen al manuscrito de la Royal Music Library que lleva la signatura GB-Lbl, Add. 14112 e incluye seis cantatas etiquetadas como “espirituales”. Como explica Antonio Dell ’Olio («Se ‘l tutto è un’ombra e di vil terra un fango». Giudizio e pentimento nelle cantate spirituali a voce sola di Leonardo Leo, 2024), la cantata espiritual es una expresión atribuible a un texto inspirado en un episodio bíblico o religioso, o que puede ser de mera invención, pero destinado a suscitar una especie de reflexión espiritual. Las tres seleccionadas para este primer volumen son Dove fuggo, a che penso, S´ offendesti il mio Signor y Sono piene di sirene queste spiagge. 

 

El tema recurrente en este tipo de obras es el del arrepentimiento y el rogar el perdón de Dios por haber llevado a cabo una conducta disoluta y pecaminosa en la vida. A menudo el texto se presenta en forma de oración, lamento y llanto ante la llegada de la muerte y del consiguiente juicio divino. Como indica  Dell ’Olio, el caso concreto de las cantatas Dove fuggo y offendesti il mio Signor es el del llamado juicio particular, distinguible del Juicio Final al que se refiere el Evangelio de san Lucas. La diferencia es que en el primer caso cada alma es juzgada individualmente según las obras realizadas durante la vida terrenal en el momento de la agonía o la muerte del sujeto. 

 

Pese a su juventud, el contratenor Miguel Ulla ha actuado en lugares tan emblemáticos como el Teatro auditorio San Lorenzo del Escorial, la catedral de Santiago de Compostela y la basílica de Santa María la Real en Covadonga. Este es su segundo disco publicado en el que se desenvuelve con solvencia en un repertorio tan interesante como poco conocido de Leonardo Leo, hasta el punto de que es la primera vez que han sido grabadas estas cantatas.