miércoles, 31 de marzo de 2021

Egeria: "la música antigua está viviendo un momento de constante expansión"

El conjunto vocal femenino de música medieval Egeria ofrecerá un concierto el próximo 6 de abril en la Valldigna en el marco del Centre Internacional per a la Investigació i Interpretació de la Música Medieval (CIMM) y en la siguiente entrevista nos hablan sobre su trabajo y próximos proyectos.

Defendéis que la música medieval no es cosa del pasado, pero hacéis música antigua. ¿Cómo es eso posible?

El término “antigua” tiene de alguna manera una connotación negativa. Creo que somos cada vez más los músicos que nos identificamos más con el concepto de “música temprana” (tal y como se refieren a ella los angloparlantes con “early music”). Que sea música escrita hace siglos no impide que pueda conectar con el público de hoy. Y en el caso de la música medieval es algo que constatamos continuamente, pues en muchos casos se trata de un repertorio libre de artificio que lo hace muy cercano al oyente.

¿Cómo y cuándo surgió la idea de crear Egeria?

La creación de EGERIA fue sin duda algo muy meditado, y progresivo. La idea surgió hace aproximadamente ocho años, pero comenzamos a trabajar en 2017. Nosotras (Lucía y Fabiana) creamos EGERIA como un concepto global en el que tiene el mismo peso la interpretación y la investigación y surgió para responder a nuestra propia necesidad de dar voz a un repertorio que nos apasionaba (y nos apasiona), pero trabajándolo desde nuestra propia perspectiva. Ambas somos musicólogas y ambas intérpretes, por eso consideramos que las dos vertientes de trabajo son esenciales e inseparables en EGERIA.

Ahora presentáis vuestro programa Iacobus Yspanias, que podrá disfrutarse en directo el próximo sábado en el CIMM de la Valldigna. ¿Qué misterios esconde?

Iacobus Yspanias es un programa en el que homenajeamos, principalmente a Santiago de Compostela como uno de los centros más importantes de peregrinaje tanto en la Edad Media como en la era contemporánea. No obstante, también hacemos un pequeño guiño a otras rutas de peregrinación, como forma de destacar la importancia histórica de este fenómeno social y cultural. Podrán escuchar piezas del Códice Calixtino, pero también de otros manuscritos europeos.

Iacobus Yspanias nos habla de peregrinos y peregrinajes. Pero ¿de qué habla la música hecha por estos personajes?

Como decimos, el Códice Calixtino es el protagonista de esta velada. Es un manuscrito cuyo contenido musical tiene muchas connotaciones políticas: aparece para legitimar la ciudad y la ruta de Santiago como nuevo destino de peregrinaje, llegando a competir con la propia Roma. La mayoría de las piezas están firmadas por altas personalidades del clero francés, pero no quiere decir que hayan sido escritas por ellos mismos, sino que son firmas que, de alguna manera, ayudan a “ratificar” este recorrido. Es una música que habla de devoción, pero también de poder. 

En vuestra labor de investigación y puesta en valor, ¿qué metas tenéis en cuanto a recuperación histórica y musical de la música del medioevo hecha en España?

Más que la propia recuperación del repertorio, lo que más nos interesa en estos momentos es dar voz a repertorios que ya están recuperados pero que siguen sin interpretarse. De poco sirve seguir rescatando obras si luego no lo vamos a hacer sonar, no podemos olvidar que ese es el fin (y el sentido) de la música. La investigación no solo es un trabajo de recuperación sino también de profundización de lo que existe, del estudio de las piezas, de su contexto, así como de su propia interpretación. Y si ya en este proceso, podemos recuperar, pues estupendo.

¿Se conoce el caso de mujeres compositoras en la Edad Media? ¿Creéis que tuvieron que luchar para que la Historia les dejara un hueco?

Si, claro que han trascendido algunos nombres. No obstante, no creo que podamos hablar de que ellas lucharan por su hueco en la historia, teniendo en cuenta, lo primero, que en la edad media el concepto de “historia” como ciencia que estudia el pasado no tendría el sentido que tiene para nosotros hasta al menos el siglo XIV. Otra cuestión es que ellas trataran de alzar la voz para que su música fuera “tenida en cuenta”, eso puede ser, pero es improbable que, con la intención de pasar a la historia, sino de vivir su contemporaneidad.

¿Fue fruto de la casualidad que tanto ellas como sus obras trascendieran la época que les tocó vivir y que hayan llegado hasta nuestros días o realmente sí estuvieron valoradas y han pasado a la Historia precisamente porque este motivo fue de peso suficiente para que se preservaran sus obras?

Depende, hay casos muy diferentes. No se puede meter en el mismo saco a Hildegarda que a Beatriz de Dia, por poner un ejemplo. La obra de Hildegarda se conserva, lo primero, porque ella era un alto cargo de la iglesia, y, además, no debemos olvidar que su música era funcional. El caso de, por ejemplo, Beatriz de Dia, solo ha llegado hasta nosotros una pieza con música y es difícil determinar si es obra de la casualidad. Por supuesto no es algo que tenga que ver con el nivel o valor de sus obras, obviamente, sino con la realidad que les tocó y con el valor que les damos nosotros actualmente.         

Hoy en día ¿Creéis que la música antigua se valora en España? ¿Y en Europa y el resto del mundo?

Por supuesto que sí, la música antigua está viviendo un momento de constante expansión tanto en España como en el resto del mundo. Afortunadamente, cada vez los estudios en esta área son más especializados y el público más numeroso e interesado. No obstante, la música medieval sigue siendo de alguna manera la “hermana pequeña”, pero es cierto que está empezando a despertar la curiosidad del público. De alguna manera, es el propio público quien está poniendo en valor este repertorio, incluso por encima de los programadores.

¿Cuáles son las mejores experiencias que atesoráis entre los grandes momentos de Egeria?

Atesoramos innumerables momentos y experiencias inolvidables, pero sin duda uno de los más destacados de los últimos tiempos ha sido cuando hemos recibido el Premio GEMA a Mejor Grupo de Música Medieval. El hecho de que nuestro trabajo sea reconocido por los compañeros de profesión es un aliciente para seguir trabajando y dar lo mejor de nosotras mismas.

¿Qué os impulsa a continuar vuestro camino, a pesar de la época que estamos viviendo?

Precisamente ese valor que se le está dando desde el público y la receptividad lo que más nos motiva a seguir trabajando.

¿Qué importancia creéis que merece el primer centro español con formación continuada en música de la Edad Media en España, el CIMM de la Valldigna?

La constitución del CIMM de la Valldigna es un paso muy importante para los que nos dedicamos a la música medieval, por ser el primer centro que se dedica exclusivamente a este ámbito. Hasta la fecha, no existía un centro especializado en el estudio de la música medieval en España, así que es una plataforma de enorme valor para los que nos dedicamos a esto.

Contadnos un poco acerca de lo que le espera al público para el concierto en el Monastir de la Valldigna el próximo sábado.

Esperamos que puedan vivenciar y experimentar la manera en la que nosotras vivimos la música medieval, y que se sientan partícipes de la historia que les queremos contar. Si, además, después del concierto sienten aún más curiosidad por el repertorio, será un triunfo en toda regla. Recordad que la música medieval está más viva que nunca, y que #egeriamola.

 

martes, 23 de marzo de 2021

Piacere dei Traversi estrena nuevo vídeo: Te Deum del Cançoner de Gandia

Con motivo del Día Internacional de la Música Antigua, el consort de flautas renacentistas Piacere dei Traversi ha estrenado un nuevo vídeo musical. El tema elegido ha sido Te Deum, perteneciente al libro del siglo XVI Cançoner de Gandia, que está incluido en su último disco, El mecenatge de Germana de Foix, virreina de València.

Piacere dei Traversi es un conjunto integrado por Carmen Botella (canto), Silvia Rodríguez, Laura Palomar y Marisa Esparza (flautas traveseras renacentistas), que propone la recreación de la música del Renacimiento mediante una de las combinaciones instrumentales más refinadas y apreciadas de la época: el consort de flautas traveseras renacentistas y voz –una experiencia sonora tan rica en matices y colores como raramente presentada ante el público.


 

 

martes, 2 de marzo de 2021

La música de las tres culturas conquista el Monasterio de la Valldigna este sábado con ‘Los músicos de Urueña’

El próximo sábado 6 de marzo el Monasterio de la Valldigna abre sus puertas para recibir a Los músicos de Urueña. Una cita con la música de las tres culturas que conformaron el abanico cultural medieval comenzará a las 19:30 horas. La entrada es gratuita hasta completar el aforo, pero hay que llamar previamente para reservar plaza debido a la restricción de aforo al teléfono 962 812 535.

Bajo el título ‘Las gentes del Libro’, Luis Delgado, César Carazo y Jaime Muñoz llevarán al público a disfrutar en este encuentro de las músicas de las tres culturas que compartieron espacio, tiempo e instrumentos desde el respeto hacia otras culturas ajenas a la propia, enriqueciéndolas y diversificándolas. Entre este logrado repertorio habitan las canciones sefardíes recogidas en la tradición Mediterránea, las canciones de trovadores y troveros, la música Andalusí-Magrebí, las Cantigas de Alfonso X el Sabio o el Romancero hispano. Para hacer posible el repertorio hay una extensa labor de investigación de manuscritos de la época, además de la tradición oral como medio para hacer llegar al público de hoy composiciones con varios siglos de antigüedad.

En la selección de los instrumentos, Los músicos de Urueña aplican el máximo rigor para buscar el timbre más aproximado desde las fuentes de información, que parten de las representaciones iconográficas de Alfonso X El Sabio y de los pórticos de la época con los que se consiguen rescatar para este directo cítolas, laudes, sinfonías, violas de brazo, gaitas, o adufes, entre otros instrumentos de la época que resonarán en el Monasterio de la Valldigna, que ya se ha convertido en un referente de las músicas medievales después de celebrar el primer aniversario de actividades ininterrumpidas con un éxito notable de convocatoria en todas sus actividades, tanto lúdicas como también formativas.

Las músicas de las tres culturas

Aunque existen numerosas fases de encuentros y desencuentros en la dilatada historia de la convivencia medieval en España, no existe duda histórica de la imbricada sociedad que se desarrolla entre judíos, musulmanes y cristianos. En muchos pueblos y ciudades de la Península, la llamada a la oración del almuédano desde su alminar dejaba paso al tañer de los campanarios cristianos, en unas calles en las que los sefardíes celebraban su fiesta de Purim. Hablamos de un periodo de nuestra tradición protagonizado y compartido por tres religiones, que frecuentemente es tomado por historiadores y sociólogos como ejemplo de convivencia.

Los músicos de Urueña ofrecen la oportunidad de disfrutar de unos instrumentos únicos, de un paseo por estas melodías centenarias. Un espectáculo en el que los sentidos se empapan de las sensaciones transmitidas por esta música, que antaño resonara en las calles de nuestras ciudades y pueblos, acompañando la cotidianidad y las celebraciones de nuestros antepasados.

Los músicos de Urueña

Los músicos de Urueña son un trío compuesto por Luis Delgado, César Carazo y Jaime Muñoz. Luis Delgado es intérprete y autor con gran experiencia en numerosos grupos. Desde 1970 se dedica a la música antigua, primero con la Orquesta Gaspar Sanz, luego con el grupo Atrium Musicae, posteriormente con el Ensemble Cálamus, con La Musgaña, con el Ensemble Hispano-Marroqui Ibn Baya, con el Ensemble francés “Le Tre Fontane”, dedicado a la música medieval occitana y con el Grupo de Música Antigua de Eduardo Paniagua. César Carazo, natural de Badajoz, inicia sus estudios musicales, y de violín en el Conservatorio de su ciudad. En 1983 realiza estudios de Canto en la Escuela Superior de Madrid, y en el Conservatorio de San Lorenzo del Escorial, de contrapunto y fuga. Desde 1993 colabora con el grupo “Música Antigua” de Eduardo Paniagua, con el que se ha especializado en la interpretación de la música medieval española en sus tres facetas, cristiana, andalusí y sefardí. Por su parte, Jaime muñoz, de origen madrileño, comenzó solfeo y flauta entre los años 1987-1991 en el Conservatorio Municipal de Madrid. Posteriormente estudió clarinete y saxo soprano en La Escuela de Música Creativa y en el Taller de Músicos de Madrid teniendo como profesores entre otros a Wade Matthews, Tom Hornsby y Willie Urrea. A principios de 1998 compone música con La Musgaña para “Divinas Palabras” de Valle-Inclán por encargo del grupo de teatro de Sevilla “Atalaya”. Paralelamente a su trabajo con La Musgaña en la actualidad colabora asiduamente, tanto en grabaciones como en conciertos, con el músico y compositor Luis Delgado, con el grupo de Música Antigua de Eduardo Paniagua, y. con el grupo Alfonso X el Sabio.

lunes, 1 de marzo de 2021

La misa de batalla de Tomás Luis de Victoria


De todas las misas que compuso Tomás Luis de Victoria, hay una muy especial, la Missa Pro Victoria a 9, también conocida como Misa de Batalla. Por una parte, se trata de la única misa dentro de su obra escrita para nueve voces, y, por otra, es la única que bebe de una fuente profana, pues se trata de una parodia de la chanson La guerre de Clément Janequin. Apareció publicada en un volumen que vio la luz en 1600, y, para algunos críticos, contiene elementos protobarrocos, que denotan una evolución en el estilo de este creador, contagiándose de la innovación musical que protagonizó el cambio de siglo.

También se dice que esta misa guerrera era muy apreciada por el joven monarca Felipe III, y que Victoria probablemente la concibió expresamente para satisfacer sus gustos y recibir su favor. La pieza tiene una aire bélico y, aunque está escrita para voces y órgano, no sería de extrañar que en su ejecución estuviese prevista la intervención de otros instrumentos para recrear el ambiente de una batalla.

Tomás Luis de Victoria volvió a España hacia 1585, después de una estancia en Roma que se había extendido a lo largo de unos veinte años. Llegó a dicha ciudad para continuar sus estudios en el Colegio Germánico, aunque es un periodo de su vida del que no se disponen muchos datos. Algún autor defiende que ejerció como cantor, y, posteriormente, como maestro de capilla. En 1565, fecha de la llegada de Victoria, el colegio contaba con 200 alumnos, que estaban divididos en dos grupos, una minoría de alemanes preparándose para ser misioneros, y la gran mayoría a los que denominaban  pensionistas (convittori).

Los mayores benefactores del Collegium Germanicum fueron el rey Felipe II y el cardenal arzobispo de Augsburgo, Otto van Truchsess van Waldburg, a quien Tomás Luis de Victoria dedica su primer libro de motetes impreso en Venecia en 1572.Tras desarrollar en Roma una carrera como compositor coronada por el éxito, como él mismo expresa en una carta que envía a Felipe II en 1583 (“habiendo mucho antes de ahora compuesto y hecho imprimir, obras que advertí fueron recibidas, con aplauso”), decide volver a España para, en sus propias palabras,“gozar de honesto descanso entregando el espíritu a la contemplación divina –como cumple a un sacerdote”.

En Madrid, Victoria asume una capellanía en el Monasterio de las Descalzas Reales, donde sirve como maestro de capilla y como capellán de la emperatriz María, hija de Carlos V y viuda de Maximiliano II, quien había llegado a España junto con su hija Margarita en 1582. Allí permanecerá el compositor hasta su muerte en 1611, escribiendo y publicando música, y gozando de la fama de ser uno de los músicos más reputados del momento.

En 1600 Tomás Luis de Victoria publica su libro Missae, magnificat, motetca, psalmi, et alia, y se la dedica a Felipe III, que acababa de subir el trono, comparando en la dedicatoria al rey con figuras históricas como Alejandro Magno, Homero, Aquiles o Plutarco. Y se ha llegado a insinuar que la evolución del estilo que marca esta compilación pudo estar motivada por acercar la música a los gustos del joven monarca, que diferían en gran medida de los de su padre, para ganarse su favor.

La obra introducía una innovación editorial pues el autor exige que se imprima "conforme y del tamaño de los que se imprimen en Venecia", como expresa en una carta. Además, las piezas contenidas abundan en la influencia italiana, que desde el decenio de 1580 venía sustituyendo a la tradición flamenca que había imperado en la corte, a través de la práctica de la homofonía en un estilo policoral. Una obra policoral está concebida para ser cantada por varios coros, por lo menos, dos.

El libro de 1600 contiene misas, motetes y salmos, como indica su nombre, algunas piezas ya publicadas en ediciones anteriores y otras completamente nuevas. En total incluye cinco misas, cuatro antes no impresas Missa Alma redemptoris, Missa Ave Regina, Missa Laetatus sum y Missa Pro Victoria, y otra, Missa Salve Regina, que ya había sido publicada en el volumen de 1592. Todas son misas parodia y cuatro de ellas tienen su fuente en piezas del propio Victoria presentes en el libro. Solamente la Missa Pro Victoria bebe de una fuente externa.

 


La pieza de este volumen que nos ocupa, la Missa Pro Victoria a 9 voces, parece ser que fue muy del agrado de Felipe III, pues el mismo Victoria comentaba al respecto, en una de sus cartas, que era "una misa de batalla que dio gran gusto al Rey nuestro señor". Se trata de una parodia de la canción para cuatro voces La guerre de Clément Janequin, escrita en 1525 para conmemorar la Batalla de Marignano, y que apareció publicada por primera vez en 1528. Fue una pieza que gozó de gran popularidad en España, dado que, aparte de la misa de Tomás Luis de Victoria, inspiró otras a Juan Esquivel, Francisco Guerrero y Cristóbal de Morales.

Es esta una misa singular y nada típica, que bien podía salir del entorno catedralicio y deleitar a otros públicos, como el rey y sus cortesanos, dado su “carácter festivo”, como apunta Robert Stevenson (Estudio Biográfico y Estilístico de Tomás Luis de Victoria, 1966). Está articulada en torno a un coro de cinco voces y otro de cuatro, más un órgano que acompaña al primero. Igualmente, podían intervenir ministriles en su ejecución.

La misa de batalla es el género musical que une lo político y lo religioso. La pieza de Victoria importa el aire bélico de la de Janequin, y reclama la interpretación instrumental al sugerir de algún modo con su viveza los sonidos de la batalla. De las cinco misas que aparecen en el libro de 1600, la Pro Victoria es sin duda la que ofrece más referencias a la pieza en la que está inspirada.