L’Armonia degli Affetti
Tantalo
El conjunto ginebrino L’Armonia degli Affetti ha rendido un homenaje a la revolución que trajo consigo el Barroco en la música a través de su nueva grabación Tantalo, un trabajo donde la palabra y la poesía se erigen como soberanas sobre la música resquebrajando los cánones renacentistas. La monodia sobre la polifonía, el estilo recitativo, el aria y el bajo continuo, marcan un cambio trascendental, que se opone a la tradición heredada del siglo XVI, imprimiendo nuevos principios en la cultura italiana, que, poco a poco, conseguirán permear al resto de Europa.
De esta forma, el disco Tantalo presenta el trabajo de aquellos primeros barrocos, generalmente no siempre conscientes de la transformación que estaban llevando a cabo, o, en cualquier caso, ansiosos de cambiar el sonido heredado por algo más rico en matices y en significado. El disco incluye piezas de numerosos compositores italianos de la época, desde el mítico Giulio Caccini, uno de los principales artífices de la evolución de las formas musicales, hasta la maravillosa y prolífica Barbara Strozzi, nunca suficientemente valorada en el marco patriarcal de la música antigua.
L’Armonia degli Affetti, cuyo nombre procede de mezclar el concepto medieval de la armonía de las esferas con la teoría de los afectos que introduce Monteverdi en su octavo libro de madrigales, es una formación activa desde 2012 que fue creada por el teclista y director Alessandro Urbano. El primer proyecto del conjunto fue la ópera de Domenico Belli Orfeo Dolente, y desde entonces han llevado a cabo media docena de producciones mayormente centradas en la era barroca. Este disco cuenta con las voces de dos intérpretes vascos, la soprano Alicia Amo y el contratenor Carlos Mena.
El impulso renovador de la música barroca procede en gran medida de la Camerata Florentina, una institución que bajo la dirección del conde Giovanni de Bardi esbozó a finales del siglo XVI los principios que debían adoptar las nuevas formas. Se trata de una ruptura en toda regla con el canon precedente, hasta el punto de que el propio Claudio Monteverdi, en su quinto libro de madrigales de 1605, ya afirma no guiarse por los preceptos de la vieja escuela renacentista sino por la que denomina seconda prattica.
Los militantes de la Camerata, entre los que se encontraban Giulio Caccini, Emilio de Cavalieri, Pietro Strozzi y Vincenzo Galilei (el padre del célebre astrónomo), atacaban la escritura musical contrapuntística a la que consideraban culpable de destrozar la poesía (laceramento della poesía) dado que cada palabra era cantada por distintas voces simultáneamente generando confusión. De esta manera, defendían una estética alternativa que sometiera la música a las palabras, de forma que el discurso recitado estableciera el ritmo e incluso la cadencia de la misma. Caccini hacía alusión a “hablar en la música” y Jacopo Peri -del que se dice que fue el autor de la primera ópera de la historia- confesaba intentar “imitar a una persona que habla” en sus canciones.
Esto da lugar al estilo recitativo, piedra angular, junto con el aria, del género operístico que nace en esa misma época y que constituye quizá el mayor esplendor que alcanza la música barroca.
El disco Tantalo es una aproximación al sonido de aquel primer barroco a través de las composiciones de la época, entre las que destacan dos del propio Giulio Caccini, una de las principales figuras del nuevo estilo y autor de la primera recopilación de monodia barroca, Le nuove musiche (1602), a la que pertenecen estas piezas. También está presente en la obra Domenico Mazzocchi, representante de la parte romana más “conservadora” de este nuevo estilo, que encarnó el canto del cisne del viejo madrigal renacentista, según el musicólogo Manfred Bukofzer. Otras piezas están firmadas por Benedetto Ferrari, uno de los padres de la ópera veneciana, Marco da Gagliano, Nicolò Fontei, Dario Castello, y también una canzonetta espiritual de Tarquinio Merula, un destacado autor de música sacra.
También está presente en el volumen la veneciana Bárbara Strozzi, sin duda una de las figuras más interesantes del Barroco italiano. Compositora de renombre, reconocida en su propia época en un mundo de hegemonía masculina como lo era la música, consiguió destacar guiada por su propia ambición y brillar con luz propia, gracias a la sensibilidad y expresividad emocional que supo imprimir en su obra.
Finalmente, el trabajo cuenta igualmente con temas instrumentales que completan el espectro sobre la época retratada, uno del laudista Bellerofonte Castaldi, y dos de Giovanni Girolamo Kapsberger, uno de los más destacados tiorbistas, conocido como Il tedesco della tiorba por su ascendencia alemana.