Las primeras décadas del siglo XVIII
trajeron consigo una profunda renovación de las formas musicales españolas. La
llegada al trono de la nueva dinastía imprime un cambio en los gustos estéticos
de la época, que dan paso a la influencia italiana, símbolo de la modernidad
del momento. El padre Feijoo, firme defensor de la tradición heredada del XVII,
señaló a Sebastián Durón como el principal responsable de la italianización de
la música patria: “siempre se le podrá
echar a él la culpa de todas estas novedades, por haber sido el primero que les
abrió la puerta” (Teatro crítico
universal, 1742-1760). Pero Durón no estaba solo en este impulso
reformador, y es justo recordar también el nombre de José de Torres, cuya obra contribuye igualmente a la causa del cambio
y la evolución.
Precisamente, Concerto 1700, el conjunto que dirige el violinista Daniel Pinteño,
ha centrado su nuevo trabajo discográfico, Amoroso Señor, en la figura de
Torres, un compositor que, si bien puede ser más desconocido que Durón o Literes,
no por ellos es menos interesante y digno de atención.
El disco incluye cuatro cantadas de este
autor, que son, Reloj que señala, Sosiega
tu quebranto, Amoroso Señor y Murió
por el pecado.
El madrileño José de Torres Martínez
Bravo tuvo una carrera profesional brillante en la España en la que le tocó
vivir, alcanzando las más altas cotas como creador y como músico. Su obra no se
ciñó a las fronteras de nuestra nación, sino que alcanzó una difusión que
alcanzó Hispanoamérica, Portugal, Italia y Gran Bretaña, hasta el punto de que
el manuscrito Mackworth de Gales contiene, entre las piezas de otros autores
españoles, once cantadas suyas que no están duplicadas en otros documentos. El
mismísimo José de Nebra dijo de él: “Las
obras del difunto D. Josef de Torres las escribió haciendo mérito al ser
sucinto, y no obstante la brevedad tiene el fondo de música que con tanta
justicia admiran los profesores”.
Nacido en 1670, su vida estuvo ligada a
la Real Capilla, en la que ingresó como organista por oposición en 1686. Asumió
igualmente, hasta 1692, el puesto de maestro de música del colegio de niños
cantores. La Guerra de Sucesión y la llegada del monarca Felipe V, altera el
panorama institucional desde 1701.
La victoria del bando francés condena al
destierro a aquellos cortesanos que habían apoyado la causa del archiduque
Carlos de Habsburgo, incluyendo al que había sido maestro de la Real Capilla,
Sebastián Durón. El propio Torres fue apartado de sus funciones de organista
bajo sospecha de haber militado en el partido de los Austria, si bien en 1708
fue absuelto de toda culpa por un tribunal de la Santa Inquisición, y
rehabilitado en su cargo.
No obstante, las vicisitudes políticas
acabaron por impulsar su carrera: la partida de Durón allanó la trayectoria profesional
de José de Torres, de forma que el 3 de diciembre de 1718 asumió el cargo de
maestro de la Real Capilla, y al año siguiente, el de rector del colegio de
niños cantores.
Torres vivió un fenómeno excepcional como
fue compartir la dirección de la capilla real con otro músico, el italiano
Felipe Falconi. Esta situación tuvo su origen en la creación por parte del
monarca Felipe V de una segunda capilla musical en la corte de la Granja de San
Ildefonso, para lo cual requirió los servicios de Falconi en 1721. La breve
existencia de esta segunda corte implicó su clausura en 1724, y la
incorporación del italiano a la capilla de Madrid.
La obra de Torres está circunscrita
principalmente a la música religiosa. Esta experimentó a comienzos del siglo
XVIII una revolución sin precedentes en la música española, que el experto
Álvaro Torrente describe de una forma muy gráfica: “Si un músico catedralicio español hubiera caído en un sueño profundo a
principios del siglo XVIII y despertado dos décadas más tarde, probablemente se
sentiría extraño en su propio oficio, no reconocería ni las partituras ni la
sonoridad, pensaría que había despertado en otro país” (Historia de la música en España e Hispanoamérica 4: La música en el
siglo XVIII, 2014).
José de Torres se convierte en bisagra
entre la tradición y la modernidad. En concreto, sus cantadas conocen dos
épocas, una anterior a 1718, en la que combina los recitados y las arias con
formas heredadas de la música hispana del siglo XVII, como son las coplas,
seguidillas, graves, minués, estribillos o fugas, y otra posterior, en la que
se ciñe a la sucesión de recitados y arias, en una tendencia más moderna.
Es en esta segunda etapa en la que ha
centrado su trabajo Concerto 1700 en
el disco, en las cantadas tardías de Torres. La cantada o cantata española es
una adaptación nacional barroca de la cantata italiana. Desde una estructura
más compleja, sufrieron una evolución hacia la simplicidad en la época en la
que compuso José de Torres, acabando como una sucesión de arias y recitados.
De hecho, de las cuatro seleccionadas por
el grupo de Daniel Pinteño, las dos primeras llevan la composición más
elemental aria – recitado – aria, y las
otras dos, Amoroso Señor y Murió por el pecado, la algo más
elaborada, recitado – aria – recitado – aria.
Concerto
1700 es una formación creada en 2015, cuyo objetivo es interpretar obras
comprendidas entre el barroco temprano y el Romanticismo incipiente. El
ensemble presta especial atención al patrimonio musical olvidado, aquel que por
diversas razones ha quedado oculto entre los pliegues de la historia, y en
especial, a los maestros de capilla españoles del siglo XVIII, como es José de
Torres.
Daniel Pinteño asume la dirección
del proyecto Amoroso Señor por sugerencia
de Ars Hispana, una asociación
cultural sin ánimo de lucro creada en 2007 que persigue recuperar y difundir el
patrimonio musical español a través de conferencias, ediciones, grabaciones y
conciertos. Como él mismo reconoce, a principio no conocía mucho la obra de Torres,
pero, tras el estudio de la misma, comprendió su inmenso valor e importancia
para comprender la época en la que está circunscrita.
Concerto
1700 ha contado para este proyecto con la voz de la soprano Aurora Peña.
La formación de instrumentistas está compuesta por Daniel Pinteño, violín y
dirección, Jacobo Díaz, oboe, Víctor Martínez, violín, Isabel Juárez, viola,
Ester Domingo, violonchelo, Ismael Campanero, violone, Pablo Zapico, tiorba y
archilaúd, y finalmente, Alfonso
Sebastián, clave.
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