viernes, 28 de febrero de 2025

ll Giardino di Rose: la grandeza de Alessandro Scarlatti a través de sus oratorios



Alessandro Scarlatti: Il Giardino di Rose La Ritirata Deutsche Harmonia Mundi

Si hay una figura digna de destacar dentro de la música vocal barroca, esa es la de Alessandro Scarlatti. Autor de más de un centenar de óperas y de alrededor de 750 cantatas, para el musicólogo Manfred Bukofzer su imaginación ilimitada se plasmaba en soberbias caracterizaciones melódicas que sirvieron como modelo para la última generación de compositores barrocos. Menos abundantes y conocidos que sus cantatas y óperas son sus oratorios, un género dentro de su obra que esconde verdaderas joyas, como el maravilloso ll Giardino di Rose que ha sido grabado y publicado recientemente por el conjunto La Ritirata.


No es, ni mucho menos, la primera relación entre el compositor siciliano y el ensemble que dirige el violonchelista Josetxu Obregón, pues a principios de 2019 lanzaron un volumen dedicado a sus cantatas (Alessandro Scarlatti: Quella Pace Gradita), y, dos años antes, el Scarlatti instrumentista participó en el disco colectivo Neapolitan Concertos for various instruments. Ahora, La Ritirata presenta el estreno mundial de la interpretación completa de esta obra, cuya premier tuvo lugar el Domingo de Pascua, el 24 de abril de 1707, en la Sala dell’Accademia del Palazzo Bonelli. Directamente emparentado con la ópera barroca, el oratorio ejercía de sustituto de ésta durante la época de Cuaresma. ll Giardino di Rose está escrito para cinco voces e instrumentos, y esta grabación ha contado con las de las sopranos Núria Rial y Alicia Amo, así como con la mezzosoprano Lucia Mancini, el tenor Víctor Sordo y el bajo José Coca Loza. Por su lado, la parte instrumental ha reunido hasta quince profesionales.


El oratorio que nos ocupa fue escrito durante la segunda estancia de Scarlatti en Roma, que tiene lugar entre 1703 y 1708, cuando ejerce de maestro de capilla de la Basilica di Santa Maria Maggiore. En aquella época, las representaciones de ópera en público se enfrentaron a no pocos problemas en la Ciudad Eterna, pues la Santa Sede llegó a prohibir este género durante varios periodos de años al considerar que podría acarrear efectos perniciosos para la moral popular. Así, frente al apoyo que recibió por parte de Clemente IX y Clemente X -quien respaldó la creación del primer teatro público de Roma, el Tordinona (1670)-, en 1676 Inocencio XI cierra el teatro y finaliza la representación operística en la ciudad. El breve papado de dieciséis meses de Alejandro VIII vuelve a permitir este tipo de espectáculo, pero su sucesor, Inocencio XII lo prohibe de nuevo entre 1691 y 1700, y, cuando parecía que Clemente XI iba finalmente a tolerarlo, una serie de terremotos ocurridos en 1703 fueron interpretados como castigos divinos y conllevaron el veto en la ciudad por cinco años de toda actividad susceptible de asociarse a la frivolidad: las máscaras (incluso en Carnaval), las carreras de caballos, los banquetes, los bailes y las representaciones de comedias y tragedias.  


Toda esta incertidumbre normativa en torno a la ópera pudo impulsar la figura del oratorio en la Roma de principios del siglo XVIII, y, en cualquier caso, llevó la música escénica de los teatros públicos a los palacios nobiliarios de los grandes mecenas del momento, como el cardenal Ottoboni o el príncipe Ruspoli. El oratorio seguía el patrón de la ópera barroca, con sus recitativos y arias, si acaso, menciona Bukofzer como diferencia el uso ocasional de coros por parte del primero. Solía tener un marcado carácter religioso y se basaba en textos de exaltación de la fe y la pasión.


Estos años en Roma son económicamente difíciles para Alessandro Scarlatti, pues le cuesta encontrar encargos de música para sí mismo y para su hijo Domenico, hasta el punto que le confiesa en una carta a Fernando de Médicis que “Roma no tiene techos que acojan la Música, que vive aquí como una pordiosera”. La imposibilidad de escribir y estrenar óperas le lleva a dedicarse al oratorio, un género que no necesita grandes escenarios y decorados, y que, por tanto, podía representarse en la intimidad de la estancia o el jardín de una villa o de un palacio, y que además hace gala de un contenido piadoso que escapa a la prohibición.


Dentro de los más de treinta oratorios que compuso Scarlatti a lo largo de su carrera, Il giardino di rose: La SS Vergine del Rosario lo escribió probablemente en 1706, durante este periodo romano. Como es habitual dentro del género, la acción relatada es alegórica y, en este caso, los personajes que intervienen no son humanos sino simbólicos. De esta forma, nos encontramos con un jardín en el que las rosas son aspectos del alma: La Caridad, interpretada en el disco por Núria Rial, La Esperanza, encarnada por Alicia Amo, y La Penitencia, a la que da vida Luciana Mancini. Por su parte, Víctor Sordo presta su voz a La Religión o el jardinero encargado de cuidar de las rosas, y José Coca Loza es Boreas, el frío viento del norte que amenaza con penetrar en la rosaleda.


La música de Scarlatti, que el viajero contemporáneo Charles Burney definió como “elegante, original y profunda”, sorprende por su sensibilidad y preciosismo. En su momento llegó a ser criticada por lo elaborado de su técnica, que se presumía que podía llegar a aburrir al público lego de los teatros, más acostumbrados a las melodías vivas e inmediatas. Merece la pena recuperar una carta fechada en 1709 -más o menos la época a la que pertenece este oratorio- en la que el conde Francesco Maria Zambeccari le explicaba a su hermano las razones por las que creía que la popularidad de Alessandro Scarlatti iría en declive dentro de la música escénica: “sus composiciones son muy complejas y refinadas, un estilo que no funciona en el teatro. La razón principal es que alguien que entienda el contrapunto le valorará sobremanera; pero en el auditorio de un teatro de mil personas, no hay veinte que lo entiendan, y los otros se aburren por no estar escuchando contenidos teatrales alegres” ( Luca Della Libera, The Roman Sacred Music of Alessandro Scarlatti).


Por suerte su nombre ha llegado hasta nosotros como una de las cumbres de la música escénica barroca y de la cantata, y discos tan recomendables como el que presenta La Ritirata justifican esa valoración, incluso al hablar de títulos tan desconocidos dentro de su monumental obra como ll Giardino di Rose, que constituye una pequeña maravilla que invita a la escucha una y otra vez.





viernes, 14 de febrero de 2025

El conde Taccoli y la música genovesa para cuerda de finales del XVIII




 In copisteria del Conte. Il diletto musicale nei palazzi genovesi

Jacopo Ristori

Snakewood Editions

A caballo entre el Barroco y el Clasicismo, el disco In copisteria del Conte ofrece una variada panorámica de la música de cuerda en la Génova de la segunda mitad del siglo XVIII. El proyecto ha surgido fruto de la iniciativa del violonchelista genovés Jacopo Ristori y recorre las obras de una serie de compositores, algunos tan conocidos como Luigi Boccherini, y otros más oscuros, pero igualmente interesantes, como Michele Gallucci o Carlo Ferrari. El nexo de unión que asocia todas las piezas del álbum es la figura del conde Taccoli y su taller de copisteria, de donde proceden todos los manuscritos de las mismas. 


Ristori es un profesional independiente que trabaja con diversos ensembles europeos de gran prestigio, como son Concerto Köln, la Orquesta Barroca de Ámsterdam,  dirigida por el afamado teclista Ton Koopman, Les Musiciens du Prince, Apollo Ensemble y Nieuwe Philharmonie Utrecht. En 2021 quedó como finalista en el concurso internacional Beethoven in seiner Zeit, junto a la pianista Anastasiya Akinfina, y recibió una mención especial.


Los objetivos que ha perseguido el violonchelista con esta grabación son básicamente dos: dar a conocer a creadores del siglo XVIII cuya fama apenas nos ha llegado, y, también, esbozar un fresco de lo que pudo haber sido la cultura musical genovesa de finales del settecento. Para ello, Jacopo Ristori ha elegido articular su trabajo en torno al conde Federico Taccoli, quien dirigió un negocio de copistas de partituras desde 1751 hasta los primeros años del siglo XIX. Toda la música interpretada en el disco procede de partituras copiadas en el taller del conde. De esta forma, la obra presenta piezas de Michele Gallucci, Gasparo Arnaldi, Emanuele Barbella, Carlo Ferrari, Pietro Nardini y Luigi Boccherini.


El nombre de Federico Taccoli está fuertemente unido a los teatros genoveses, es decir, a la música escénica. Hijo de un coronel del regimiento de caballería estacionado en Mirandola, nació en Módena hacia 1727. Su padre había adquirido el marquesado San Possidonio y construido allí un impresionante edificio como residencia de la familia. En 1743 Federico se establece en Génova, probablemente para alejarse de las disputas en torno a los bienes familiares que surgen tras la muerte del progenitor en 1738. Una vez allí prueba suerte con distintas y variadas formas de obtener beneficios, desde el comercio de caballos e instrumentos musicales, hasta el alquiler de apartamentos y el préstamo de dinero. De alguna manera, acaba por dedicarse a la copistería y ejercer de apuntador del Teatro da Sant’Agostino,. Y es esta orientación profesional la que le lleva a gestionar una copistería para satisfacer las numerosas solicitudes de la nobleza genovesa en torno a la música escrita, y las necesidades crecientes de partituras de los teatros de la ciudad.


Durante mucho tiempo el conde Taccoli no tuvo el monopolio de la colaboración con los teatros genoveses, y no es hasta 1794 cuando recibe esta prerrogativa por orden de los Residentes del Palacio, es decir, los senadores que asistían administrativamente al dux. En cualquier caso, durante casi sesenta años, Taccoli dirigió un negocio floreciente.


In copisteria del Conte está íntegramente compuesto por manuscritos pertenecientes a los fondos que dejó Taccoli, que en el siglo XIX fueron asumidos por la escuela de música de Antonio Costa, convertida un siglo después en el Conservatorio Estatal de Génova. Sin duda el nombre de más fama del disco es el de Boccherini, presente a través de dos sonatas para violonchelo. La relación del compositor de Lucca con Génova está asociada a dos visitas que realizó a la ciudad, una junto a su padre en 1765 y otra en solitario dos años más tarde. Al parecer, la única copia que se conserva de su Sonata G.579, incluida en esta grabación, es la perteneciente a los manuscritos del conde Taccoli.


Menos conocido por el gran público es Pietro Nardini, que fue discípulo de Giuseppe Tartini, y en su día considerado como uno de los mejores violinistas de Europa. Aunque tradicionalmente le fueron atribuidos en Génova -en concreto, en los fondos de Taccoli- los dos cuartetos que aparecen en el disco, hay sospechas de que el verdadero compositor de los mismos fue Franz Anton Hoffmeister. Por su parte, Carlo Ferrari fue un violonchelista y compositor apodado lo Zoppo di Piacenza (el Cojo de Piacenza) que trabajó como músico en la corte de Felipe I de Parma entre 1749 y 1765, aproximadamente. Sus dos dúos de violonchelo en la grabación llevan el título gara, que en italiano puede significar “contienda”, lo que podría indicar que se trata de pruebas de destreza con el instrumento.


También incluye este álbum dos sonatas para violín del napolitano Emanuele Barbella, alumno, entre otros, de Leonardo Leo y primer violín en el Teatro Nuovo de Nápoles, además de miembro de la orquesta del Teatro San Carlo. Jacopo Ristori reconoce en las notas que acompañan a la grabación que no ha conseguido encontrar prácticamente nada de información de los dos últimos compositores, Michele Gallucci y Gasparo Arnaldi. No obstante, del primero ha seleccionado de los archivos del conde una sonata para violonchelo y bajo, mientras que del segundo otra sonata para violín, violonchelo y salterio.


Merece la pena sumergirse en las piezas que integran In copisteria del Conte para saborear de cerca la exquisitez de las formas musicales de la música instrumental de la Génova de finales del siglo XVIII. 









viernes, 7 de febrero de 2025

El viaje al final de la noche de Miguel Ulla


Ex Lumen: A Nocturnal Journey Miguel Ulla y Fernando Reyes HR Recordings

El joven contratenor Miguel Ulla ha lanzado su cuarta grabación hasta la fecha en la que propone un recorrido nocturno por distintos parajes de la música barroca europea. Acompañada exclusivamente por la tiorba de Fernando Reyes, su voz nos sumerge en una experiencia casi espiritual que remite a las horas dedicadas al recogimiento y la introspección. Las distintas piezas que integran el disco plantean un viaje desde el ocaso hasta el alba ilustrando el desarrollo de la noche. De esta manera, a lo largo de la obra se suceden obras de Jean de Cambefort, Jean-Baptiste Lully, François Couperin, Giovanni Battista Bassani, Francesco Gasparini, Johann Sebastian Bach, Giovanni Girolamo Kapsberger y Henry Purcell. Mención aparte merece el tema incluido de Gaetano Veneziano, dado que es la primera vez que se graba de manera discográfica.


Ulla es titular de una discografía de cuatro títulos, dos lanzados en 2024 y otros dos en enero de este año. Destaca especialmente el volumen dedicado al compositor napolitano Leonardo Leo, puesto que presenta una serie de cantatas espirituales que nunca antes habían sido grabadas en disco. También resulta francamente interesante Galician Lullabies, pues supone una aproximación de la música barroca a la tradición gallega, con nombres como Kapsberger, Murcia o Gutiérrez de Padilla.


Ex Lumen es una selección de obras que le sugieren a Miguel Ulla distintos aspectos de la noche. Así, encontramos asociaciones con el mundo onírico en las arias de Bach y Gasparini y, también, la soledad y vulnerabilidad a la que nos someten las horas nocturnas a través de la música para la Semana Santa de Couperin. El disco se abre con dos piezas del Ballet Royal de la Nuit de Cambefort, la música para un ballet de cour estrenado el 23 de febrero de 1653 en la Salle de Petit Bourbon del Palacio del Louvre, dedicado al joven Luis XIV y en el que bailó el propio monarca.


También participa en este viaje nocturno otro músico de la corte francesa, Jean-Baptiste Lully, a través de Atys, una tragedia lírica con un prólogo y cinco actos que fue estrenada en 1676. El disco ha incluido dos temas instrumentales pertenecientes a este título. De Françoise Couperin, Ulla ha interpretado la segunda de las Lecciones de las tinieblas que compuso por encargo para las monjas del convento de Longchamp en 1714. Se trata de una pieza en tres partes destinada a ser interpretada en los oficios de Miércoles Santo.


Miguel Ulla se topó con la pieza del napolitano Gaetano Veneziano Adiuva nos Deus, que nunca había sido publicada en disco, y decidió incluirla en este álbum. En la interpretación de esta pieza Ulla y Reyes han añadido una introducción basada en la danza Colasione (homónima a un tipo de laúd napolitano) compuesta por Kapsberger.


Otras piezas que incluye Ex Lumen son el himno de Henry Purcell An Evening Hym, que relata la entrega a Dios del alma durante el descanso nocturno, un aria de la ópera estrenada en Viena en 1719 L'oracolo del fato de Francesco Gasparini y otra de Bach titulada Bist du bei mir, así como una parte del oratorio Giona de Giovanni Battista Bassani, que representa el despertar al amanecer. Finalmente, una improvisación sobre unos canarios del tiorbista veneciano y alemán Kapsberger celebra la mañana y cierra el disco acompañado del canto del alba de los pájaros.


La grabación de Ulla y Reyes invita al recogimiento a través de la sobria belleza de una interpretación minimalista de solamente voz y tiorba, que resalta la calidad del repertorio elegido.