Francesco Cavalli es uno de los padres de
la ópera. Heredero espiritual de Monteverdi, fue uno de los responsables de que
el género saliese de los palacios y llegase al gran público en aquella Venecia
de mediados del siglo XVII. Durante una etapa era el más grande, un genio de la
composición de ese estilo de teatro cantado que apenas comenzaba a difundirse
por Europa. Viajó a Francia, invitado por Luis XIV, para escribir y poner en
escena una obra en conmemoración del matrimonio del monarca con María Teresa de
Austria, tal era su fama y reconocimiento.
No obstante, Cavalli no limitó su
producción a la ópera, sino que escribió una extensa obra sacra, que por
desgracia no es tan conocida como su música escénica. De hecho, su carrera se
inició y desarrolló en la capilla de la catedral de san Marcos, donde ingresó
con quince años, cuando esta estaba dirigida por Claudio Monteverdi, y la que
desempeñó la función de soprano -hasta que le cambió la voz-, tenor, organista
y compositor.
Nacido en Crema en 1602, hijo de Giovanni
Battista Caletti, su voz cautivó al gobernador veneciano en dicha ciudad,
Federico Cavalli, quien consiguió el permiso del progenitor para llevárselo a
la ciudad de los canales, para poder darle una formación musical.
Posteriormente también le otorgó su apellido. Ingresa en la capilla de san
Marcos en 1616 como cantante, aunque desde 1620 también ejerce de organista en
la iglesia de San Giovanni e Paolo.
En 1668 es nombrado maestro de capilla de
la basílica, el mismo puesto que había desempeñado Monteverdi entre 1613 y
1643.
Precisamente, la primera obra publicada
que se le conoce es una pieza sacra, un motete a solo en concreto, incluido en
una antología de veintiséis compositores de distintos autores que recibió el
título de Ghirlanda sacra. Se trataba de Cantata
Domino y, de acuerdo con la opinión de los expertos, es indistinguible de
un motete escrito por Monteverdi. Será más adelante cuando consigue desarrollar
un estilo propio y personal.
Su primer libro, de los dos que publicó
de música religiosa, sale a la luz en 1656, bajo el título Musiche Sacre. Consiste en un compendio de muchos tipos de piezas
distintas, como una misa para ocho voces, salmos, un Magnificat para variados
números de voces e instrumentos, himnos para dos, tres y cuatro voces, las
cuatro antífonas marianas estacionales, y sonatas instrumentales de dos a doce
voces y bajo continuo.
Dedicado al cardenal Giovan Carlo de
Medici, el libro está integrado por veintiocho composiciones, en cuyo
acompañamiento intervienen una tiorba, dos violines y tres violas.
La segunda gran obra sacra e Cavalli es
el Vesperi de 1675, para doble coro,
sin instrumentos de bajo continuo. Integran este conjunto el Vespero della Beata Vergine Maria , el
Vespero delle domeniche y el Vespero
delli cinque Laudate.
Completa el conjunto la Messa pro defunctis octo vocibus cum
responsorio Libera me Domine, su propio réquiem, compuesto para dos coros a
cuatro voces al estilo policoral veneciano. Lo había comenzado a escribir en
1673 y su voluntad fue que primero fuese interpretado ocho días después de su
muerte, y luego dos veces al año, una en la capilla ducal de San Marcos y otra
en la iglesia de San Lorenzo. Francesco Cavalli falleció al año siguiente de la
publicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario