Hace unas pocas décadas que el fenómeno que hemos denominado “música antigua” ha ido cobrando un protagonismo y un impulso decidido dentro del panorama de la música comúnmente denominada clásica. No son pocos los profesionales que han centrado sus esfuerzos en recuperar los sonidos anteriores al siglo XVIII -investigarlos, ejecutarlos en escena y grabarlos en disco utilizando instrumentos originales de cada época-, despertando el interés del público melómano por la música medieval, renacentista y barroca. Por desgracia, todavía quedan lagunas en este campo y terrenos poco explorados, uno de los principales es la música que se hacía en las colonias españolas de América durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Es por ello que trabajos como el libro Música Colonial Hispanoamericana del periodista y musicólogo argentino Ramiro Albino resultan más que necesarios.
El autor lleva más de veinte años estudiando la músicas colonial y ha querido plasmar sus hallazgos y reflexiones en el volumen que nos ocupa. Su esfuerzo parte de una denuncia: el canon dominante sobre lo que el público “debe” conocer sobre un periodo histórico determinado excluye por sistema a las minorías. De esta forma, cuando hablamos de Barroco, a todo el mundo le vienen a la mente nombres como Vivaldi o Haendel, pero no otros como los americanos Juan de Araujo, Tomás de Torrejón y Velasco o Gaspar Fernández (debo añadir a la reflexión de Albino que no pocos músicos españoles son ignorados también por el público mainstream - ¿a cuántos aficionados que conocen a Purcell y a Lully les suena Juan Hidalgo?).
La celebración de las formas musicales de las colonias no debe limitarse a las efemérides, como los centenarios del Descubrimiento o de la independencia de las distintas repúblicas del subcontinente. Ramiro Albino reconoce que mucho se ha avanzado en este particular y que ya es más común encontrar el repertorio americano en actuaciones en vivo, discos y vídeos de coros y solistas, así como protagonizando festivales y eventos monográficos. Sin embargo, critica la aproximación exclusivamente pragmática que se lleva a cabo a esta música, es decir, centrada en la interpretación, y echa en falta una mayor reflexión y conceptualización sobre ella, sobre lo que se escribió en América en el Renacimiento, el Barroco y la Ilustración.
La tarea que emprende Música Colonial Hispanoamericana no es nada fácil, pues enfrenta grandes zonas oscuras. Por un lado, el impulso independentista y descolonizador de los criollos americanos con frecuencia dejó aparcada en el olvido la época de influencia española volviendo la vista a las tradiciones y formas culturales precolombinas. Por otra parte, la inmensidad del espacio geográfico contemplado hace casi inabarcable la clasificación de las formas musicales que tuvieron lugar a lo largo de tres siglos desde el norte del río Grande hasta Tierra de Fuego. Además muchas fuentes primarias de información, como por ejemplo algunos archivos eclesiásticos, son celosamente guardadas por sus propietarios llegando a obstaculizar su consulta. Finalmente, el autor ha encontrado dificultades para acceder a investigaciones sobre el tema que son relegadas exclusivamente al ámbito de los expertos.
Música Colonial Hispanoamericana se desarrolla sobre una rica y variada bibliografía que el autor ha querido destacar especialmente insertando regularmente citas textuales de gran extensión. Constituye una forma narrativa original, por oposición al formato basado en la nota a pie de página o en apéndice, que reafirma y permite contrastar sobre la marcha las tesis expuestas en el libro de la boca de distintos autores.
A lo largo de los distintos capítulos, Albino va relatando todos los aspectos relacionados con el descubrimiento y la conquista de América y la creación de las estructuras administrativas coloniales en virreinatos, capitanías generales y audiencias; la llegada de la Compañía de Jesús al continente y la aparición de las formas musicales adaptadas de Europa, tanto profanas como religiosas. Igualmente analiza aspectos que determinaron la evolución musical americana, como la influencia italiana en la música española del siglo XVII, la expulsión de los jesuitas o el legado musical de otras naciones europeas.
Constituye Música Colonial Hispanoamericana un colorido fresco sobre este tema tan poco conocido, de muy amena y fácil lectura para el lector no especializado. Sin duda se trata de un libro que contribuye sobremanera a poner el valor toda la riqueza del patrimonio musical hispanoamericano.
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