El reinado de Isabel I introduce definitivamente a Inglaterra en la Edad Moderna, habiendo sido su padre Enrique VIII bisagra entre el viejo mundo medieval y el Renacimiento. Es durante la etapa isabelina de la era Tudor cuando el país adquiere sus principales señas de identidad nacional y cuando comienza a erigirse como potencia de ultramar.
Tras las guerras con Francia y los conflictos dinásticos internos que tienen lugar durante el siglo XV, generalmente se percibe en la distancia la época Tudor (que abarca desde que Enrique de Lancaster vence a Ricardo III en 1485 hasta la muerte de Isabel en 1603), como un periodo de paz y cohesión social, pero escrutando esos días con detalle, la realidad puede no ser así después de todo.
A pesar de que Enrique VII se apresuró a afianzarse en el trono de Inglaterra contrayendo matrimonio con su prima tercera Isabel de York, en el intento de cerrar la disputa entre las dos rosas definitivamente, las intrigas sucesorias entre la nobleza fueron constantes durante la primera mitad del siglo XVI. Desde luego que la falta de descendencia de los Tudor no contribuyó a mejorar la situación puesto que los reyes niños fueron un factor de debilitamiento del trono (Enrique VIII comenzó a reinar con diez años y su hijo Eduardo VI con nueve).
Por otro lado, desde la ruptura de Enrique VIII con Roma, aparece el problema de los choques religiosos entre católicos y protestantes, lo que implica en el orden externo conflictos en las relaciones con España y con Francia. Las persecuciones a las que somete a la población protestante la católica María Tudor durante su breve reinado (1553-1558), que le granjean el sobrenombre de Bloody Mary (María la Sanguinaria), tienen su contrapeso en la rigidez con la que su sucesora Isabel I impone el culto protestante en el país prohibiendo cualquier manifestación de catolicismo.
La agitación política se acentuó a finales del reinado de la última monarca Tudor con la conspiración e intentos de golpe de estado del noble Robert Devereux, Earl de Essex, en 1601, que sería seguida por el atentado fallido contra Jaime I Estuardo de un grupo de católicos en 1605, en lo que ha pasado a la historia como la “Conspiración de la Pólvora”.
Por todo ello, Isabel I necesitaba vehículos eficaces de propaganda de su persona y de su figura como símbolo de la Inglaterra unida capaz de enfrentarse a las otras naciones europeas. The Triumphs of Oriana es un buen ejemplo de este tipo de obras de exaltación de la real persona.
The Triumphs of Oriana (Los triunfos de Oriana) es una recopilación de madrigales dedicados a la reina publicada en 1601 por el músico Thomas Morley. Se trata de 25 piezas en total firmadas por 23 compositores, pues Morley y Ellis Gibbons aportan dos cada uno. Todas las canciones concluyen con el mismo verso: “Thus sang the shepherds and nymphs of Diana: long live fair Oriana” (“Así cantaban los pastores y las ninfas de Diana: larga vida a la bella Oriana”).
Los admiradores de Isabel I solían referirse a ella en sus obras con todo tipo de nombres que contribuían a la idealización de la monarca: Pandora, Gloriana, Cynthia, Belphoebe o Astraea. El dramaturgo Thomas Dekker lo justificaba alegando que eran “distintos nombres para expresar distintos amores” y que todos aquellos nombres “configuraban un mismo cuerpo celeste” (Old Fortunatus, 1599).
La recopilación está basada en gran parte en madrigales ya conocidos por la sociedad de la época, pero supone, aparte del homenaje real, un símbolo del alcance de la obra de la comunidad madrigalista inglesa. Participan en la obra músicos de la talla de Thomas Weelkes, Robert Jones, John Wilbye, aparte del promotor, Thomas Morley.
La influencia italiana de The Triumphs of Oriana es innegable; no en vano los propios ballets de Morley siguen con gran fidelidad el modelo de madrigal que se hacía en Italia. La inspiración de la antología también procede de la península mediterránea pues tiene allí un precedente en la iniciativa del Padre Gionenale, que reunió a treinta y siete de los mejores compositores de la época para elaborar una obra colectiva de canzonetti y madrigales dedicada a la Virgen María.
Un factor adicional que destaca de esta colección de madrigales es el aire pagano que destila y el fuerte componente de la mitología grecorromana que contiene. La alusión a las ninfas, a la diosa Diana… todo ello en un marco campestre y pastoril.
La sociedad inglesa isabelina celebraba el primer día de mayo saliendo al campo a recoger flores y a celebrar fiesta y bailes. De hecho hay una palabra en el inglés de la época difícil de traducir que alude a este evento y que aparece con frecuencia en los textos de los madrigales: “to go a-maying” (algo así como “ir a mayear”).
Edmund Fellowes (The English Madrigal, 1925) sitúa el origen de esta costumbre en la dominación romana, en concreto, en los juegos florales o Floralia que tenían lugar el 28 de abril. Durante el Renacimiento británico todo el pueblo se echaba al campo el 1 de mayo desde el amanecer para recoger flores y festejar, y al final de la jornada se elegía y coronaba a la Reina de Mayo.
La propia reina Isabel participó en alguna ocasión en estas fiestas de mayo, como en 1601 en que acepta la invitación de Sir William Cornwallis para asistir a los juegos que se celebraban en Highgate.
Volviendo a The Triumphs of Oriana, no todos los expertos concuerdan en que se trata de una obra de alabanza a la monarca. El profesor de musicología Jeremy L. Smith defiende que se trata de un trabajo más cercano a los conspiradores católicos que a la casa real (The Identities of Oriana and Diana, 2005). De acuerdo con su teoría, tanto Morley como su mentor, el gran William Byrd, simpatizaban en secreto con la causa del conspirador Essex y con la defensa de una mayor tolerancia de la política real hacia el culto católico.
Smith afirma que The Triumphs of Oriana estuvo originalmente destinada a mostrar la simpatía por la causa de Robert Devereux, Earl de Essex, y por la defensa de una rápida sucesión de Isabel I por Jaime I Estuardo, que pensaban sería más benevolente con el culto no protestante. Para este autor, la “Oriana” de la colección de madrigales hace referencia a Ana, la esposa de Jaime, y la “Diana” que aparece, a la hermana de Essex, Penelope Rich.
Independientemente de la motivación que inspiró The Triumphs of Oriana lo cierto es que la historia de la música ha heredado una bellísima recopilación de madrigales.
Tras las guerras con Francia y los conflictos dinásticos internos que tienen lugar durante el siglo XV, generalmente se percibe en la distancia la época Tudor (que abarca desde que Enrique de Lancaster vence a Ricardo III en 1485 hasta la muerte de Isabel en 1603), como un periodo de paz y cohesión social, pero escrutando esos días con detalle, la realidad puede no ser así después de todo.
A pesar de que Enrique VII se apresuró a afianzarse en el trono de Inglaterra contrayendo matrimonio con su prima tercera Isabel de York, en el intento de cerrar la disputa entre las dos rosas definitivamente, las intrigas sucesorias entre la nobleza fueron constantes durante la primera mitad del siglo XVI. Desde luego que la falta de descendencia de los Tudor no contribuyó a mejorar la situación puesto que los reyes niños fueron un factor de debilitamiento del trono (Enrique VIII comenzó a reinar con diez años y su hijo Eduardo VI con nueve).
Por otro lado, desde la ruptura de Enrique VIII con Roma, aparece el problema de los choques religiosos entre católicos y protestantes, lo que implica en el orden externo conflictos en las relaciones con España y con Francia. Las persecuciones a las que somete a la población protestante la católica María Tudor durante su breve reinado (1553-1558), que le granjean el sobrenombre de Bloody Mary (María la Sanguinaria), tienen su contrapeso en la rigidez con la que su sucesora Isabel I impone el culto protestante en el país prohibiendo cualquier manifestación de catolicismo.
La agitación política se acentuó a finales del reinado de la última monarca Tudor con la conspiración e intentos de golpe de estado del noble Robert Devereux, Earl de Essex, en 1601, que sería seguida por el atentado fallido contra Jaime I Estuardo de un grupo de católicos en 1605, en lo que ha pasado a la historia como la “Conspiración de la Pólvora”.
Por todo ello, Isabel I necesitaba vehículos eficaces de propaganda de su persona y de su figura como símbolo de la Inglaterra unida capaz de enfrentarse a las otras naciones europeas. The Triumphs of Oriana es un buen ejemplo de este tipo de obras de exaltación de la real persona.
The Triumphs of Oriana (Los triunfos de Oriana) es una recopilación de madrigales dedicados a la reina publicada en 1601 por el músico Thomas Morley. Se trata de 25 piezas en total firmadas por 23 compositores, pues Morley y Ellis Gibbons aportan dos cada uno. Todas las canciones concluyen con el mismo verso: “Thus sang the shepherds and nymphs of Diana: long live fair Oriana” (“Así cantaban los pastores y las ninfas de Diana: larga vida a la bella Oriana”).
Los admiradores de Isabel I solían referirse a ella en sus obras con todo tipo de nombres que contribuían a la idealización de la monarca: Pandora, Gloriana, Cynthia, Belphoebe o Astraea. El dramaturgo Thomas Dekker lo justificaba alegando que eran “distintos nombres para expresar distintos amores” y que todos aquellos nombres “configuraban un mismo cuerpo celeste” (Old Fortunatus, 1599).
La recopilación está basada en gran parte en madrigales ya conocidos por la sociedad de la época, pero supone, aparte del homenaje real, un símbolo del alcance de la obra de la comunidad madrigalista inglesa. Participan en la obra músicos de la talla de Thomas Weelkes, Robert Jones, John Wilbye, aparte del promotor, Thomas Morley.
La influencia italiana de The Triumphs of Oriana es innegable; no en vano los propios ballets de Morley siguen con gran fidelidad el modelo de madrigal que se hacía en Italia. La inspiración de la antología también procede de la península mediterránea pues tiene allí un precedente en la iniciativa del Padre Gionenale, que reunió a treinta y siete de los mejores compositores de la época para elaborar una obra colectiva de canzonetti y madrigales dedicada a la Virgen María.
Un factor adicional que destaca de esta colección de madrigales es el aire pagano que destila y el fuerte componente de la mitología grecorromana que contiene. La alusión a las ninfas, a la diosa Diana… todo ello en un marco campestre y pastoril.
La sociedad inglesa isabelina celebraba el primer día de mayo saliendo al campo a recoger flores y a celebrar fiesta y bailes. De hecho hay una palabra en el inglés de la época difícil de traducir que alude a este evento y que aparece con frecuencia en los textos de los madrigales: “to go a-maying” (algo así como “ir a mayear”).
Edmund Fellowes (The English Madrigal, 1925) sitúa el origen de esta costumbre en la dominación romana, en concreto, en los juegos florales o Floralia que tenían lugar el 28 de abril. Durante el Renacimiento británico todo el pueblo se echaba al campo el 1 de mayo desde el amanecer para recoger flores y festejar, y al final de la jornada se elegía y coronaba a la Reina de Mayo.
La propia reina Isabel participó en alguna ocasión en estas fiestas de mayo, como en 1601 en que acepta la invitación de Sir William Cornwallis para asistir a los juegos que se celebraban en Highgate.
Volviendo a The Triumphs of Oriana, no todos los expertos concuerdan en que se trata de una obra de alabanza a la monarca. El profesor de musicología Jeremy L. Smith defiende que se trata de un trabajo más cercano a los conspiradores católicos que a la casa real (The Identities of Oriana and Diana, 2005). De acuerdo con su teoría, tanto Morley como su mentor, el gran William Byrd, simpatizaban en secreto con la causa del conspirador Essex y con la defensa de una mayor tolerancia de la política real hacia el culto católico.
Smith afirma que The Triumphs of Oriana estuvo originalmente destinada a mostrar la simpatía por la causa de Robert Devereux, Earl de Essex, y por la defensa de una rápida sucesión de Isabel I por Jaime I Estuardo, que pensaban sería más benevolente con el culto no protestante. Para este autor, la “Oriana” de la colección de madrigales hace referencia a Ana, la esposa de Jaime, y la “Diana” que aparece, a la hermana de Essex, Penelope Rich.
Independientemente de la motivación que inspiró The Triumphs of Oriana lo cierto es que la historia de la música ha heredado una bellísima recopilación de madrigales.
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