O más bien habría que preguntarse, ¿por qué no abunda la música antigua en el cine? Es notoria la ausencia de partituras y piezas compuestas antes del siglo XVIII en las bandas sonoras originales del Séptimo Arte. Incluso cuando se ruedan películas históricas, generalmente se opta por encargar una partitura específica antes que buscar alguna melodía antigua que se adapte a las imágenes.
Recordamos lo que expresaba al respecto el realizador Stanley Kubrick al que ya le dedicamos un post en este blog:
"A pesar de todo lo buenos que puedan ser nuestros mejores compositores de música para cine, no son unos Beethoven, unos Mozart o unos Brahms. ¿Por qué utilizar música peor cuando existe una gran cantidad disponible de música orquestal genial del pasado y de nuestro propio tiempo?"
Existen grandes ejemplos de simbiosis entre piezas de música clásica y películas, es decir, melodías que ya para siempre el inconsciente colectivo asocia a un determinado film y a su trama. Kubrick es el primer director que me viene a la cabeza en este sentido, pues el poema sinfónico Así habló Zaratustra del alemán Richard Strauss ha quedado asociado en la cultura occidental a la escena del amanecer del hombre de 2001 Una odisea del espacio. Algo más adelante en el metraje, otro Strauss, esta vez Johann, le pone música con sus valses de Viena a las escenas del denominado ballet espacial, en el que las naves espaciales parecen evolucionar al ritmo de los acordes de la danza.
Otro de los ejemplos que afloran instintivamente al tratar este tema es el de las valkirias wagnerianas transformadas en helicópteros de combate de Apocalypse Now (1979). Francis Ford Coppola combina en su obra la épica de la destrucción con un viaje al lado oscuro del alma humana. Como decía un profesor mío de inglés del colegio, a veces la brutalidad y la destrucción pueden ser bellas visualmente desprovistas de su significado, y sin duda la escena del ataque a la aldea vietnamita de la película tiene un significado tan terrible como cautivador. Y la música de Wagner juega un gran papel en esto.
Pero no existen muchos ejemplos de asociación tan evidente entre música antigua y cine, por lo menos, no tan fuerte como la de los casos anteriores. Por supuesto existen films centrados en la música, como Tous les matins du monde (1991) de Alain Corneau que narra la vida de Marin de Marais y que por supuesto incluye sus partituras en la banda sonora; u otros como Barry Lyndon, del citado Kubrick, que ambientada en el siglo XVIII hace uso de la música de la época.
Se me ocurre también que Excalibur (1981) de John Boorman, una recreación acelerada de la obra tardomedieval Le Morte D´Arthur de Sir Thomas Malory, incluye en sus escenas parte del Carmina Burana de Carl Orff, que constituye una reconstrucción moderna de los cantos de goliardo del siglo XII. Y que Orson Welles incluyó el famoso adagio para cuerda y órgano de Tomaso Albinoni en la banda sonora de su adaptación cinematográfica de El proceso de Franz Kafka de 1962.
No obstante, me parece que la música antigua ha sido desaprovechada por la cinematografía.
en las dos caras de la verdad (1996) comienza con un impactante motete "Cibavit eos" de William Byrd
ResponderEliminaren Face to Face con Travolta y Nicolas Cage aparece en las escenas finales el Miserere de Allegri
Muchas gracias, Carlos, desconocía esas referencias.
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