Castilla del Oro
Manuel
Vilas & Ars Atlántica
Manuel Vilas es uno de los grandes expertos de nuestro país en la interpretación de arpas históricas, y, en concreto, del arpa de dos órdenes, un modelo característico de la Península Ibérica que constaba de dos filas de cuerdas. Hace aproximadamente un año, lanzó un disco dedicado al Compendio numeroso de Diego Fernández de Huete (1702), uno de los más destacados tratados de arpa de la música antigua española, y ahora publica, junto con la formación Ars Atlántica, Castilla del Oro, dedicado al entorno poético y musical que pudo haber envuelto a los conquistadores españoles de Perú. De esta manera, a lo largo de las distintas pistas la obra se interna en el universo de los romances de la época, en las historias de los libros de caballerías, y también en las grandes fuentes musicales del momento, como los libros de cifra para vihuela o el Cancionero Musical de Palacio.
En esta grabación acompañan al arpa de Manuel Vilas las voces de Hugo Bolívar, David Álvarez Cárcamo y María Giménez, cuyo grupo de música medieval, Manseliña, presentó a principios de este año un interesante trabajo en torno a las cantigas de escarnio sobre la soldadera María Pérez Balteira. Además, el proyecto ha contado con la vihuela de Ramiro Morales.
El trasfondo histórico del disco es la creación de la gobernación de Castilla del Oro tras el descubrimiento del océano Pacífico por Núñez de Balboa en 1513. Con un territorio que englobaba parte del actual estado de Panamá y el norte de Colombia, se convirtió en la base desde donde partieron las tres expediciones de Francisco Pizarro (1524, 1526, 1530) hacia el sur, que condujeron a la conquista del imperio Inca. Manuel Vilas ha buscado recrear la música que escuchaban o interpretaban estos hombres que estaban descubriendo y creando un nuevo mundo, pero que traían consigo un bagaje cultural español. Es un esfuerzo que va mucho más allá que una mera selección de piezas de música del siglo XVI, porque supone meterse en la piel de esos conquistadores -unos hidalgos, otros delincuentes de baja estofa-, y tratar de adivinar qué sones les divertían o les hacían soñar.
No es por tanto de extrañar la presencia de abundantes romances en el disco, pues se trataba de un género de entretenimiento muy popular entre los españoles del siglo XVI, que los conquistadores llevaron a América en sus viajes. Al principio, entonaban los cantos traídos de España, pero pronto empezaron a utilizar ese metro para relatar sus propias vivencias, como indica Óscar Coello (La poesía de los conquistadores. Historia de las literaturas en el Perú): “Cuando Pizarro y sus hombres llegaron, también trajeron el romance; y en las noches lo entonaban en el campamento rumbo a lo desconocido; o, más tarde, lo cantaban a la espera de una batalla. Primero, repetían los cantos oídos en España; después, hicieron otros con temas relacionados a la realidad peruana”.
De esta forma, el repertorio incluye varios romances interpretados a capela, algunos procedentes del Romancero, como el Romance de don Gaiferos, del ciclo carolingio, y otros de origen americano dedicados a hechos de la conquista, como el Romance sobre la muerte de Almagro o el Romance del rescate de Atahualpa. Vilas considera que esta interpretación desnuda y minimalista se aproxima a la forma en que se cantaban en las campañas en el nuevo mundo, en donde no es imaginable que hubiese una gran disposición de instrumentos.
Castilla del Oro contiene la música popular de la época, como Fonte frida, fonte frida del Cancionero Musical de Palacio, un manuscrito que recoge música compuesta durante el reinado de los Reyes Católicos, que aquí aparece dos veces, en su versión cortesana y en otra más popular. Otra de las fuentes musicales elegidas ha sido el tratado de Francisco Salinas De Musica libri septem, publicado en Salamanca en 1577, del que proceden los temas Mal encaramillo y Yo me iba mi madre. Y también están presentes los libros de cifra para vihuela, que reflejan todo el esplendor que alcanzó la música para este instrumento en la España del siglo XVI. En concreto, Vilas ha grabado una fantasía de Luis de Narváez y un tiento de Alonso Mudarra.
Sin duda se trata de un disco interesante por lo que aporta al estudio de las referencias culturales que llevaron consigo los protagonistas de esa epopeya que fue la conquista de América.
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