Aunque no exceda la categoría de
anécdota en la historia de la música, resulta interesante recordar esta
pequeña pieza que el dramaturgo Jean Baptiste Poquelin, a quien el
teatro universal recuerda con el sobrenombre de Molière, compuso dentro
de la obra El burgués gentilhombre (Le Bourgeois gentilhomme) cuya
música está firmada por otro Jean-Baptiste (¿o deberíamos decir
Giovanni Battista dado su origen italiano?), de apellido Lully, uno de
los máximos exponentes de la música barroca y una de las cumbres de la
composición francesa de todos los tiempos.
Se trata de la canción Sé que muero de amor y su particularidad reside en que está escrita en perfecto español dentro de un libreto en francés.
Pero además de lo curioso de la
inserción del idioma castellano, que está justificado en el libreto
porque es una melodía interpretada por varios españoles, resulta notable
la belleza de la pieza en sí misma, erradicada del contexto de la obra.
Se trata de un texto y de una música que conmueven por la belleza de
la combinación de los acordes con las palabras, como nos recordó Raquel Andueza rescatando el tema en su disco de 2011 con La Galanía Yo soy la locura.
Tanto Molière como Lully trabajaron en la corte de Luis XIV, al que la posteridad recuerda como el Rey Sol (le Roi Soleil),
y gozaron de la confianza y de la amistad del monarca, que por otra
parte fue un gran amante de la música y de la danza hasta el punto de
que llegó a bailar personalmente en público en alguno de los montajes de
Jean-Baptiste Lully.
Se atribuye la creación del género escénico comedia-ballet, al que pertenecería El burgués gentilhombre, al propio Molière.
Consiste en la mezcla de danza y música en una acción única y según
los expertos guarda una distancia clara con el otro género de moda en la
Francia de la época, la ópera-ballet.
El trío formado por Molière, Lully y el
coreógrafo Pierre Beauchamp llevó a cabo una media docena de obras de
este género, desde Les Fâcheux en 1661, hasta la que nos ocupa, Le Bourgeois gentilhomme de 1670.
Si nos atenemos a lo que expone el
experto Stanley Sadie, las canciones que Lully incluyó en los ballets
constituían una adaptación del recitativo italiano a la lengua francesa,
que carece del sistema de acentuación del italiano.
De esta forma, y siguiendo el razonamiento de Sadie, los textos de las canciones tenían un sonido “menos natural en los compases usuales”. De hecho, el recitativo de Lully cambia constantemente de compás.
Le Bourgeois gentilhomme o El Burgués gentilhombre trata
un tema costumbrista muy al gusto de la comedia de Molière: el del
burgués que ha hecho dinero y que se quiere codear con la nobleza.
Los infructuosos intentos del protagonista por subir en la escala
social combinados con los engaños y trampas a los que se ve sometido por
parte de los demás personajes constituyen los ejes de la trama cómica.
En un momento de la obra tres españoles cantan el tema que es el eje del este artículo: Sé que me muero de amor.
Molière escribió este pasaje de la obra en perfecto castellano y
Jean-Baptiste Lully le puso la música evocadora y sentida que lo
convierten en una obra maestra. El texto dice lo siguiente:
QUE ME MUERO DE AMORSé que me muero de amory solicito el dolor.Aún muriendo de quererDe tan buen ayre adolezco,Que es más de lo que padezcoLo que quiero padecer.Y no pudiendo excederA mi deseo el rigor.Lisonxéame la suerteCon piedad tan advertida,Que me assegura la vidaEn el riesgo de la muerte.Vivir de su golpe fuertees de mi salud primor.
Raquel Andueza y su grupo La Galanía nos han demostrado que este tema es
una canción bellísima y atemporal, pues en su versión, que no hace
necesariamente concesiones al oído moderno, nos presentan una
interpretación que engancha y conmueve por su cercanía y por el sentir
desnudo que expone, tan desgarradamente hermoso como desvalido.
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