Jordi Savall se erige de nuevo como uno de los mejores musicólogos españoles actuales con la obra “Dinastía Borgia, Iglesia y poder en el Renacimiento”, un doble disco realizado por encargo del Ayuntamiento de Gandía para conmemorar el quinto centenario de Francisco de Borja, nacido en dicha localidad y último representante de la polémica familia del siglo XVI. El proyecto, publicado en 2010, ha conseguido numeroso premios incluido un Grammy. El recorrido de esta epopeya musical parte del origen de la dinastía en el siglo XIII y sigue con el papa Alfonso de Borja (Calixto III), en el siglo XIV, con Rodrigo de Borja (Alejandro VI), Juan de Borja, César Borgia, Lucrecia Borgia y Francisco de Borja, nacido en 1510, así como su legado posterior. Un resumen de cinco siglos de música con el trasfondo de la historia de la Europa moderna.
Savall ha contado para el proyecto con sus “huestes” habituales, el conjunto de música antigua Hespèrion XXI y el coro La Capella Reial de Catalunya, liderado por su mujer, su musa como él la define, la soprano Montserrat Figueras. Asimismo, ha incorporado a la iniciativa a varios músicos internacionales de la primera línea del campo de la música antigua.
Los archiconocidos Borgia procedían de la Casa de Gandía, siendo los Borja la familia cabeza del ducado, que se trasladó a Roma cuando Alfonso de Borja y Cavanilles fue designado pontífice en 1455. Tras la italianización del apellido, Borgia en vez de Borja, su sobrino Rodrigo se sienta en la silla de Pedro con el nombre de Alejandro VI, bajo cuyo mandato la familia cobra su máximo poder. Los Borgia gozan en la historia universal de una de las leyendas más negras como intrigantes, corruptos y degenerados. No obstante, una lectura más objetiva de su papel en la vida y política del Renacimiento europeo, les dibujaría como uno más de los grandes linajes de la época, cuyas acciones no superan en modo alguno los excesos llevados a cabo por otras familias nobiliarias.
El disco recorre el panorama musical tardomedieval y renacentista, configurando un fresco en el que tienen cabida melodías turcas, sefardís, arábigas, y de compositores del periodo contemplado poco valorados como Guillaume Dufay, Joaquín des Prez, Cristóbal de Morales, Tomás Luis de Victoria o Francisco Guerrero. Como cuenta su autor en una entrevista: “la primera parte trata de los caminos hacia el poder: orígenes y expansión de una dinastía, de 1238 a 1492. La segunda, se centra en los años del papado del papado de Alejandro VI, de 1492 a 1509. Y la tercera, del “reino” convulso de Alejandro VI al triunfo espiritual de Francisco de Borja, es decir, de 1510 a 1671.” La obra también incluye alguna pieza atribuida a Francisco o Francesc de Borja, que se sabe que fue músico competente, aunque la falta de prueba autógrafa impide confirmar la autoría.
Este proyecto fue presentado en público en enero de 2010 en la Seo Colegiata de Gandía, como testimonió este vídeo, un fragmento del cual reproduzco a continuación, y que cuenta la gestación de la obra, así como muchos detalles apasionantes relacionados con la reconstrucción e interpretación de la música antigua.
Son interesantes las ideas acerca del proyecto, y sobre la música en general, que vierten tanto Jordi Savall como el resto de los músicos y técnicos que intervienen en él. Savall define la música como la historia emocional de la humanidad, entendemos que como una historia paralela e intimista de los hechos y las fechas. Montserrat Figueras y el propio Jordi hablan del espacio en el que interpretar la música, cada estilo tiene que tener un lugar adecuado (una ópera no se puede representar en una iglesia y a lo mejor la música del siglo XV tampoco suena bien en un gran auditorio); el espacio para la música es como el oxígeno para el ser humano.
También se trata el tema de los procedimientos de trabajo de Jordi Savall de cara a interpretar partituras antiguas; Jordi trabaja como un pintor, superponiendo capas de pintura en el lienzo, o en este caso, añadiendo y gestionando instrumentos y voces a una pieza determinada. A la hora de tocar un instrumento, hay que utilizar el cuerpo tal como es, adaptándolo al instrumento, y creando cada intérprete su propia magia. Los instrumentos tienen vida, como se plasma en el documental, y se pueden quedar “mudos” después de muchos viajes, recuperando la “voz” tras un periodo de descanso.
Me quedo para acabar con una cita que Jordi Savall atribuye al compositor barroco Domenico Mazzocchi, referida al final de la interpretación de una pieza: “que no se sepa donde acaba el sonido y empieza el silencio”. Precioso.
Savall ha contado para el proyecto con sus “huestes” habituales, el conjunto de música antigua Hespèrion XXI y el coro La Capella Reial de Catalunya, liderado por su mujer, su musa como él la define, la soprano Montserrat Figueras. Asimismo, ha incorporado a la iniciativa a varios músicos internacionales de la primera línea del campo de la música antigua.
Los archiconocidos Borgia procedían de la Casa de Gandía, siendo los Borja la familia cabeza del ducado, que se trasladó a Roma cuando Alfonso de Borja y Cavanilles fue designado pontífice en 1455. Tras la italianización del apellido, Borgia en vez de Borja, su sobrino Rodrigo se sienta en la silla de Pedro con el nombre de Alejandro VI, bajo cuyo mandato la familia cobra su máximo poder. Los Borgia gozan en la historia universal de una de las leyendas más negras como intrigantes, corruptos y degenerados. No obstante, una lectura más objetiva de su papel en la vida y política del Renacimiento europeo, les dibujaría como uno más de los grandes linajes de la época, cuyas acciones no superan en modo alguno los excesos llevados a cabo por otras familias nobiliarias.
El disco recorre el panorama musical tardomedieval y renacentista, configurando un fresco en el que tienen cabida melodías turcas, sefardís, arábigas, y de compositores del periodo contemplado poco valorados como Guillaume Dufay, Joaquín des Prez, Cristóbal de Morales, Tomás Luis de Victoria o Francisco Guerrero. Como cuenta su autor en una entrevista: “la primera parte trata de los caminos hacia el poder: orígenes y expansión de una dinastía, de 1238 a 1492. La segunda, se centra en los años del papado del papado de Alejandro VI, de 1492 a 1509. Y la tercera, del “reino” convulso de Alejandro VI al triunfo espiritual de Francisco de Borja, es decir, de 1510 a 1671.” La obra también incluye alguna pieza atribuida a Francisco o Francesc de Borja, que se sabe que fue músico competente, aunque la falta de prueba autógrafa impide confirmar la autoría.
Este proyecto fue presentado en público en enero de 2010 en la Seo Colegiata de Gandía, como testimonió este vídeo, un fragmento del cual reproduzco a continuación, y que cuenta la gestación de la obra, así como muchos detalles apasionantes relacionados con la reconstrucción e interpretación de la música antigua.
Son interesantes las ideas acerca del proyecto, y sobre la música en general, que vierten tanto Jordi Savall como el resto de los músicos y técnicos que intervienen en él. Savall define la música como la historia emocional de la humanidad, entendemos que como una historia paralela e intimista de los hechos y las fechas. Montserrat Figueras y el propio Jordi hablan del espacio en el que interpretar la música, cada estilo tiene que tener un lugar adecuado (una ópera no se puede representar en una iglesia y a lo mejor la música del siglo XV tampoco suena bien en un gran auditorio); el espacio para la música es como el oxígeno para el ser humano.
También se trata el tema de los procedimientos de trabajo de Jordi Savall de cara a interpretar partituras antiguas; Jordi trabaja como un pintor, superponiendo capas de pintura en el lienzo, o en este caso, añadiendo y gestionando instrumentos y voces a una pieza determinada. A la hora de tocar un instrumento, hay que utilizar el cuerpo tal como es, adaptándolo al instrumento, y creando cada intérprete su propia magia. Los instrumentos tienen vida, como se plasma en el documental, y se pueden quedar “mudos” después de muchos viajes, recuperando la “voz” tras un periodo de descanso.
Me quedo para acabar con una cita que Jordi Savall atribuye al compositor barroco Domenico Mazzocchi, referida al final de la interpretación de una pieza: “que no se sepa donde acaba el sonido y empieza el silencio”. Precioso.
Sí, los Borgia dan mucho juego para guiones cinematográficos. Gracias por el comentario.
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