Dolce Rima
En su tercer trabajo discográfico, el dúo Dolce Rima regresa a sus orígenes, el Renacimiento español, que con tanta frescura retrató en su ópera prima de 2013, Al alba venid. En esta ocasión, Mil pesares profundiza aún más en el contenido de los libros de música para vihuela del siglo XVI, poniendo en relieve su extremado valor dentro del patrimonio cultural de nuestro país. En paralelo, el disco aborda la obra de Juan Vásquez, uno de los polifonistas más relevantes del momento, cuyas creaciones conocieron diversas versiones por parte de los maestros vihuelistas.
Dolce Rima está formado por la soprano Julieta Viñas Arjona y por la vihuelista Paula Brieba del Rincón. El dúo orienta su repertorio hacia la cultura europea de los siglos XVI y XVII, especialmente el Renacimiento español de los vihuelistas, el Barroco español y el Seicento italiano. En este sentido, en 2021 grabaron el álbum Saffo Novella dedicado a las arias y dúos de Barbara Strozzi. Entre otros reconocimientos, Dolce Rima fue finalista en la I Edición de los Premios GEMA en la categoría de Joven Grupo 2014, y ganador del Premio Joven Grupo 2015 en la II Edición de los Premios GEMA en junio de 2016.
Mil pesares se articula en torno a la famosa pieza Mille regretz, atribuida a Josquin des Prez, que siempre se ha dicho que era la favorita del emperador Carlos V, hasta el punto de que le escuchaba interpretar todas las noches antes de conciliar el sueño. O, por lo menos, eso cuenta la leyenda. El tema ocupa el primer corte del disco -que incluso toma su nombre de la letra de la chanson-, y vuelve a sonar en la versión realizada por Luis de Narváez, titulada con acierto Canción del Emperador.
La tónica que vertebra el disco es la pena por la añoranza y la pérdida. Regretz -nos informa el texto que acompaña la grabación- en los siglos XV y XVI es un término asociado al sufrimiento, la angustia y el lamento por la muerte o la despedida. Y es precisamente esta melancolía la que empapa el espectro sonoro de las pistas con una trágica belleza.
Una de las constantes del disco son las diversas intabulaciones que contiene. Como indica Mario Guada en las notas que acompañan a la obra, el término italiano intabulatura puede referirse tanto a la música instrumental escrita en cifra para cuerda pulsada o teclado, como para aludir a la adaptación durante el Renacimiento de piezas polifónicas vocales a este tipo de instrumentos. La cifra era una forma de notación musical en formato tablatura, es decir, en el caso de la vihuela, indicaba la posición de los dedos en las cuerdas del instrumento.
Las intabulaciones del segundo tipo, el que nos ocupa, probablemente tenían inicialmente el objeto de doblar con instrumentos alguna de las partes vocales de la pieza en cuestión, pero con el tiempo llegaron a emanciparse de la voz para quedar como piezas instrumentales. La intabulación fue una práctica común entre los vihuelistas españoles del siglo XVI y está presente en casi todos los libros para cifra que han llegado hasta nosotros.
El vihuelista y musicólogo John Griffiths en sus estudios sobre los siete libros de cifra para vihuela llegó a la conclusión de que las intabulaciones y canciones suponen un 58% del repertorio de piezas (400 de 690), que incluyen variaciones fantasías, danzas, tientos y otros formatos. En estas obras aparecen adaptadas al instrumento obras vocales de cincuenta y cinco compositores, siendo los más representados: Cristóbal de Morales (28 piezas), Josquin de Prés (22), Nicolas Gombert (20), Juan Vásquez (19), Philippe Verdelot (17), Francisco Guerrero (13), Adrian Willaert (10), Jacques Arcadelt (9), Pedro Guerrero (8) y Mateo Flecha (7).
Dejando de lado la versión de Mille regretz de Luis de Narváez, el protagonista indiscutible de las intabulaciones de este proyecto es el extremeño Juan Vásquez, cuyas canciones y villancicos fueron profusamente adaptados por los maestros de la vihuela, como hemos visto arriba. Nacido en Badajoz hacia 1500, es uno de los máximos representantes de la composición de villancicos renacentistas, piezas polifónicas concebidas para ser cantadas a cuatro o cinco voces. Las intabulaciones de obras de Vásquez están presentes en los libros de cifra de Enríquez de Valderrábano (Silva de las Sirenas, 1547), Diego Pisador (Libro de música para vihuela, 1552) y Miguel de Fuenllana (Orphenica Lyra, 1554). Precisamente, Mil pesares ha seleccionado las de estos dos últimos, especialmente, las de Fuenllana, más abundantes en número.
Aparte de las basadas en la obra de Vásquez, la grabación incluye otras piezas para vihuela de Alonso Mudarra y de Enríquez de Valderrábano, que completan una buena aproximación al repertorio de estos libros de cifra para el citado instrumento. Nunca será suficiente el énfasis otorgado a los siete tratados de música de vihuela españoles, una verdadera joya y monumento de la cultura del Siglo de Oro.
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