La cultura es una inmensa
tela de araña que, anclada en el hoy y en el ahora, se sumerge en las
profundidades de los tiempos, en las simas donde residen las creaciones que lo
fueron alguna vez, en algún momento de la historia de los seres humanos, y que se
amontonan unas encima de otras, cimentando las obras del presente. Desde una
pieza artística actual -un libro, una película o una canción-, podemos ir
tirando del hilo, desenterrando las referencias y los nombres de autores que
justifican su existencia, que estaban en la inspiración de su creador al
componerla, y que, a fin de cuentas, forman parte de su acervo de referencias.
Pero, ¿qué pasaría si
desenmascaramos toda la cadena de eslabones culturales que se pierden en el
pasado y los ponemos en un mismo plano? Pues, por ejemplo, que Lope de Vega y
Quevedo se encuentran con los ejercicios jazzisticos de George Gershwin y de
Cole Porter, y con las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, de forma que
todos ellos se nos aparecen en un espectáculo de cabaret de entreguerras, en
donde, en palabras de Ramón: lo barroco
se vuelve a encontrar con el jazz. Estamos, sin duda alguna, ante otro de
los magníficos experimentos escénicos de For
the fun of it, en este caso, Oro y Plata de Ramón, El Siglo de Oro visto
por Ramón Gómez de la Serna.
El espectáculo, cuyo
preestreno tuvo lugar en el Museo del Greco de Toledo en octubre del pasado
año, se presenta como un cabaret barroco con canciones del Siglo de Oro y de la
Edad de Plata, a partir de textos de Lope, Quevedo, Manrique, Garcilaso, el
Romancero y del propio Gómez de la Serna.
Se trata de un proyecto que
rinde homenaje a aquellos años veinte del siglo pasado, en los que la
modernidad de la última tecnología del automóvil y del avión, del jazz
procedente de Norteamérica, y de la ruptura estética que suponen las
vanguardias, conviven con la recuperación de la tradición del pasado, y, en
concreto, con la cultura del Siglo de Oro. De alguna manera, los intelectuales
de entonces pusieron sobre el tapete
todo lo que tenía de contemporáneo y de actual el espíritu del Barroco,
reconociendo la deuda que las formas estéticas de esos principios de siglo XX
tuvieron con dicho periodo. Y, Ramón Gómez de la Serna, fue uno de aquellos que
supieron sumergirse y reinterpretar el siglo XVII y sus autores, y resucitar su
esencia a través de sus greguerías, verdaderas cargas de profundidad de la
disrupción literaria, como cuando, en uno de sus textos, se refiere a Lope de
Vega:
Para comprender a Lope hay que conocer bien este goce de vivir sin
presunción ni vanidad, todos sólo dueños de la noche acústica y del lirismo del
alma acostada de caridad en la yacija,
pero orgullosa del soñar astronómico.
For the fun of it y Antonio
Castillo Algarra lo han vuelto a hacer, y han conseguido asaltar y superar
la trinchera excavada ante la supuesta cultura con mayúsculas, para crear otra
de sus producciones, tan eclécticas como poliédricas, cuya aproximación,
completamente libre en la forma de relacionar las épocas, las temáticas y las
obras, da a luz espectáculos
completamente únicos e intensamente creativos.
El cabaret Oro y
plata de Ramón establece, a través de la tela de araña de las
conexiones de la cultura, una relación entre las formas literarias del pasado
más lejano y aquellas de principios del siglo XX. Entre la pluma de Quevedo y
el tango de Gardel; entre el villancico renacentista de Juan Vázquez y la
canción de Broadway de Cole Porter; entre el mestizaje jazzistico en la creación de Gershwin y los libros de cifra para
vihuela… Todo un caleidoscopio de imágenes, sonidos y referencias de distintas
épocas, que se conjugan y combinan para formar algo nuevo y excitante.
Y, como en montajes
anteriores de la compañía, este curioso cabaret cuenta con la voz y la
presencia de Mariví Blasco, una de las grandes sopranos actuales de repertorio
antiguo, definida como musa del
proyecto por sus responsables. Blasco ya participó en otro de estos
experimentos que deforman el tiempo y el espacio, como fue La Critica del Amor, fiesta cantada, en donde interpretó, con el apoyo del arpa de dos órdenes
de Sara Águeda y el sacabuche de Elies Hernandis, una fusión del tema
renacentista español Marizápalos con
el estándar de jazz My funny Valentine.
Lo barroco se vuelve a encontrar en el jazz, escribió Gómez de la Serna, y For
the fun of it asume como lema esta sentencia. Para ello, no ha dudado en
mezclar en el espectáculo los más variados estilos musicales, de todas las
épocas, de todos los lugares. ¿Acaso no pueden sonar perfectamente
compenetrados un romance del vihuelista renacentista Luis de Narváez y un
arreglo de una melodía tradicional realizado por Federico García Lorca?
La música del espectáculo,
tan maravillosamente dispar y dispersa, pretende construir, no obstante, el
equilibrio perfecto entre los distintos mundos: el sonido de la modernidad en
la antigüedad post medieval (¡válgame el
oxímoron!), y la suave y alegre cadencia de aquellas melodías del jazz, del
tango o de la canción popular, que dibujaron con acuarela colorista e
innovadora los sones del primer siglo XX.
Todo cabe en el cabaret
barroco que nos trae el equipo liderado por Antonio Castillo Algarra e Ignacio
Rodulfo Hazen. Un inmenso trabajo creativo, que pone en evidencia la capacidad
de una compañía escénica, como la que nos ocupa, para crear valor sobre el
escenario, pues, como decía don Francisco de Quevedo:
No es sabio el que sabe dónde está el tesoro, sino el que trabaja y lo saca
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