lunes, 8 de septiembre de 2025

Giacomelli y Conti, dos compositores italianos en la corte de los Habsburgo



Cesare in Egitto Geminiano Giacomelli ALPHA Il trionfo della Fama Francesco Bartolomeo Conti CPO Accademia Bizantina

Con el objeto de iniciar el curso escolar a lo grande, hoy traemos a estas páginas, no uno, sino dos discos de música escénica recientemente publicados por el ensemble italiano Accademia Bizantina, que destacan, por una parte, por la magnificencia de las partituras elegidas, y, por otra, por la frescura con que han sido interpretadas en estas dos grabaciones en directo. Se trata de la ópera Cesare in Egitto de Geminiano Giacomelli y de la serenata Il trionfo della Fama de Francesco Bartolomeo Conti. El lazo que une a estas dos obras es que sus autores respectivos trabajaron en algún momento de sus vidas para la corte de Carlos VI, emperador del Sacro Imperio Romano entre 1711 y 1740, y las piezas en cuestión fueron representadas ante el monarca.


La elección de estas obras tiene su origen en el hecho de que Ottavio Dantone, el director y clavecinista de la Accademia Bizantina, es actualmente el Director musical del Festival de Innsbruck y su conjunto la orquesta residente, y fue precisamente con estos dos títulos con los que se estrenó en el cargo el verano del año pasado. El objetivo que se ha marcado Dantone durante su mandato es la revalorización de los compositores italianos de los siglos XVII y XVIII vinculados a la corte austriaca y, especialmente, a los Habsburgo. Así, Il trionfo della Fama se representó entre el 5 y el y de agosto de 2024 en Haus der Musik, mientras que Cesare in Egitto fue grabada entre el 3 y el 11 de agosto en el  Innsbrucker Landestheater.


Accademia Bizantina es una formación especializada en la música de los siglos XVII y XVIII, y, bajo el lema The Exciting Sound of Baroque Music (El excitante sonido de la música barroca) persigue la recreación del poder expresivo de los sones de ese periodo, intentando plasmar en su interpretación las intenciones y los efectos que pretendió conseguir el compositor. Una de sus líneas recientes de trabajo ha sido la grabación de los concerti grossi de Arcangelo Corelli, Georg Friedrich Händel y Francesco Geminiani, aunque, como muestran los dos discos aquí tratados, también dedican no poco esfuerzo a la música escénica y, de hecho, en abril de este mismo año llevaron a cabo una gira por nuestro país con la ópera de Vivaldi Il Giustino, lo que les llevó a Madrid, Barcelona y Bilbao.


En palabras del propio Ottavio Dantone, desde el comienzo de la trayectoria del grupo su trabajo ha consistido en la recuperación de un lenguaje que sea lo más próximo posible a las intenciones del autor y que, por otro lado, resulte eficaz y comprensible para el oyente de hoy. Todo ello a través de un atento y constante estudio de las fuentes históricas y de los códigos emocionales de los siglos pasados. Al escuchar las interpretaciones de la Accademia Bizantina hay que reconocer que dicho objetivo se cumple con creces, dadas la lozanía y cercanía que emanan de las pistas de los dos discos.


Si hay una cosa que hay que reconocerle y agradecerle a Dantone es que huya de los lugares comunes, de los caminos más transitados, y que se empeñe en rescatar autores y obras muy desconocidos por el gran público, como son los casos que nos ocupan. La música barroca está plagada de tesoros ocultos pendientes de redescubrir.


El parmesano Geminiano Giacomelli conoció el éxito profesional desde muy joven y ejerció de maestro de capilla en la corte de Francesco Farnese, duque de Parma, así como en la iglesia Madonna della Steccata y, posteriormente, en la de San Giovanni de Plasencia. Su primera ópera, Ipermestra, fue estrenada en 1724 en el Teatro di San Giovanni Grisostomo de Venecia, y llegó a componer en torno a veinte dramas escénicos que contaron con libretos de los mejores poetas del momento, como Metastasio o Apostolo zeno, y que fueron representados con éxito en Parma, Plasencia, Milán, Roma, Turín y la misma Venecia. 


Cesare in Egitto, estrenada en Milán en 1735, está considerada como su obra cumbre y, entre otras muchas representaciones, parece ser que fue representada en la ciudad austriaca de Graz, donde ejerció de maestro de representaciones, a finales de esta década. Algunas fuentes le sitúan en la misma época sirviendo en la corte vienesa de Carlos VI. La ópera representa el drama de las relaciones entre Julio César y Cleopatra y en esta edición de Accademia Bizantina se nos ofrece en el formato de tres discos.


No menos reconocido que Giacomelli, el florentino Francesco Bartolomeo Conti en 1701, con veinte años, ya ocupaba el cargo de tiorbista segundo en la corte de los Habsburgo de Viena, y en 1713 fue nombrado compositor de la misma. Estrenó su primera ópera, Cleotide, en 1706 y llegó a escribir cerca de treinta obras escénicas, aunque de ellas solamente tres son óperas. La serenata Il trionfo della Fama fue estrenada en Praga en noviembre de 1723 para conmemorar el santo de Carlos VI, que se encontraba en la ciudad con su esposa, puesto que unos meses antes habían sido coronados como reyes de Bohemia. La diferencia entre una ópera y una serenata consiste en que esta última no era escenificada, era más bien como un concierto, aunque los artistas solían ir caracterizados y gesticulaban al cantar, y, además, no estaba dividida en actos y escenas que es lo que en la ópera marca la entrada y salida de los personajes. Il trionfo della Fama es un homenaje explícito a Carlos VI, y, a diferencia de las óperas, no tiene un argumento concreto sino que los distintos personajes que intervienen son las virtudes del emperador -Fama, Gloria, Valor, Genio y Destino-, que se turnan para cantar sus alabanzas a través de arias y recitativos. El resultado es un fresco colorista que combina la grandilocuencia con la sensibilidad.


Hay que aplaudir a Ottavio Dantone y a su Accademia Bizantina por recuperar con gran acierto estas obras tan interesantes como gozosas de escuchar.


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