viernes, 31 de marzo de 2023

Imperatrix Agatha, la esperada ópera prima de EGERIA

 


Imperatrix Agatha. Monodias y polifonías del Tropario de Catania

EGERIA

EGERIA es uno de los principales conjuntos de música vocal medieval que existen actualmente en España. Integrado por cuatro voces femeninas, desde su formación en la década pasada el ensemble se ha ido afianzando con paso firme en el panorama de la música antigua de este país, de forma que ha llevado sus actuaciones a las principales citas del sector, como, por poner unos pocos ejemplos, la programación del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), el Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid (FIAS), el Festival de Música Antigua de Sevilla (FEMAS), la Semana de Música Religiosa de Cuenca o las Semanas de Música Antigua de Estella, Álava y Logroño.

El cuarteto está dirigido por Lucía Martín-Maestro Verbo y por Fabiana Sans Arcílagos, y les acompañan Laia Blasco López y Romina de la Fuente Villarroel, quien además de cantar toca la lira en el presente disco. La fuerza de EGERIA está en la frescura con la que interpretan el repertorio medieval, poniendo en relieve su belleza sencilla y luminosa, y haciéndolo accesible y atractivo para el oído del siglo XXI.

Desde sus comienzos, el conjunto ha presentado en directo repertorios muy centrados en la riqueza de los manuscritos ibéricos, como el Códice Musical de Las Huelgas, el Códice Calixtino y el Códice de Madrid, y, un poco más adelante, ha abierto el espectro hacia fuentes europeas, en especial, francesas. Sin embargo, para su primer trabajo discográfico, Imperatrix Agatha, el ensemble ha decidido dar un paso adelante en su carrera y ofrecer algo completamente nuevo, un repertorio distinto y poco difundido, como es la música contenida en el Tropario de Catania.

El denominado Tropario de Catania es un manuscrito que alberga la Biblioteca Nacional de España (Ms. 19421) procedente de Sicilia y datado en los siglos XII y XIII. Como su propio nombre indica, está compuesto de tropos, es decir, adiciones al canto llano de la liturgia oficial de la Iglesia. Esta obra formó parte de la biblioteca del duque de Uceda, que fue confiscada por Felipe V después de la guerra de Sucesión. Tras perderse su rastro durante un tiempo, fue adquirida por Francisco Asenjo Barbieri en Salamanca en 1869, quien dejó la siguiente nota:” lo compré en cuarenta duros, el día 9 de abril”.

Este tropario perteneció a la catedral de Catania, que está dedicada a santa Ágata, por lo que esta figura casi mitológica -pues hasta se la ha asociado con la diosa egipcia Isis-, constituye el eje que vertebra el disco de EGERIA. En todo caso, se trata de un sonido que le abre al oyente todo el apasionante universo de la música de aquella Sicilia medieval normanda, que fue crisol de numerosas influencias procedentes de distintos rincones del Mediterráneo.

Tropo es la forma genérica de referirse a los añadidos o desarrollos que se añadían en la Edad Media a los cantos de la misa romana. Podían ser colocados como introducción, intercalación o como un agregado al canto base. Normalmente, su uso se reservaba para las festividades litúrgicas más importantes, dado que es una forma de embellecer y engrandecer la liturgia. Las adiciones de estos tropos podían ser de tres tipos: una frase musical o melisma sin texto, un texto o prósula a un melisma preexistente, o el insertar una nueva línea o líneas de canto, que incluyan tanto texto como música.

Los troparios generalmente son de pequeño tamaño, y este que nos ocupa no es una excepción. Esto puede ser debido a que el tropo o añadido era cantado por una voz solista, mientras que el texto oficial era interpretado por el coro en su conjunto. Con todo, el Tropario de Catania contiene en sus páginas finales cuatro ejemplos de polifonía a dos voces, en los que se suma una ornamentada voz superior a una parte inferior más sencilla. Como indican las codirectoras de EGERIA, que firman las notas interiores del disco, estas muestras recuerdan a las polifonías aquitanas que preceden al surgimiento de la Escuela de Notre Dame.

De hecho, y aparte de la polifonía formal que incluye el manuscrito 19421, EGERIA ha realizado en el disco un ejercicio de creatividad histórica, se podría denominar así, reconstruyendo voces no escritas para crear polifonías improvisadas, basándose en las prácticas de interpretación vigentes en la época. Porque, como ellas mismas remarcan, el estudio de la época deja claro que entonces el hecho musical excedía con creces a lo que se podía plasmar por escrito.

De esta forma, EGERIA ha superado todas las expectativas con su primer trabajo discográfico, abandonando las sendas conocidas y de sobra transitadas que les han dirigido durante su carrera de actuaciones en directo, para adentrarse en un terreno mucho más desconocido, arriesgado por lo novedoso, pero cuyo fruto ha resultado apasionante. Querían ofrecer algo distinto y lo han conseguido: un disco gestado -en sus palabras- con tesón y constancia, pero, sobre todo, con mucho amor. Y eso se nota al escucharlo.

 

 

 

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