Dancerías. Pavanas, gallaradas, saltarelli & otras danzas
del Renacimiento
Aquel
Trovar
Para su cuarto trabajo discográfico, el conjunto Aquel Trovar ha recuperado el formato meramente instrumental, prescindiendo para la ocasión de la voz de la soprano Delia Agúndez, esperamos que de forma puntual. Y es que se trata de un álbum dedicado a la danza europea del Renacimiento, que presenta un muestrario de veinticinco piezas ilustrativas sobre cómo sonaba la música para acompañar los pasos de baile en distintos países en los siglos XV y XVI.
Aquel Trovar fue un proyecto nacido de la disolución del conjunto Cinco Siglos, que fue fundado por tres de sus instrumentistas, Antonio Torralba, José Ignacio Fernández y Daniel Sáez Conde, y que en los últimos tiempos ha contado con la voz de la soprano Delia Agúndez. La filosofía que inspira el trabajo del ensemble se resume en tres puntos, en palabras de sus miembros: “respeto a las fuentes, potenciación del poder evocador de la música histórica y cuidado del detalle”.
El objeto que se han fijado sus integrantes es sobre todo recuperar el repertorio de música antigua española y europea, fundamentalmente renacentista y medieval, con veracidad en las conclusiones y versiones llevadas a cabo. Los miembros del grupo pretenden basar su trabajo en la investigación, partiendo de fuentes originales y revisando la labor al respecto de los expertos.
Todo aquel que se haya interesado alguna vez por la música antigua española se habrá topado con palabras como “gallarda”, “folía” o “pavana”, que no son otra cosa que géneros de danza en uso en el siglo XVI. Aquel Trovar ha querido reflejar en su disco no solo la aportación de la península Ibérica, sino también la de otros países de nuestro entorno, piezas originarias de Francia, Inglaterra o Italia, que ofrecen una panorámica europea de esta forma artística.
De alguna forma, la danza en las cortes cumplía una función más amplia que la meramente lúdica y se convertía en una verdadera seña de identidad política y cultural. Actualmente, los términos bailar y danzar son más o menos equivalentes, pero no era así en la antigüedad. La danza estaba asociada a la nobleza y a la elegancia, mientras que el baile era propio del pueblo llano y entrañaba no poca chabacanería en sus formas. Sebastián de Covarrubias introduce los dos términos por separado en su Tesoro de la lengua castellana o española de 1611, considerado como el primer diccionario generalista en castellano. Del baile, en concreto, explica que “no es en su naturaleza malo, ni prohibido” y comenta que se utiliza para entrar en calor en algunos lugares”. Ahora, también avisa que están reprobados los bailes “descompuestos y lascivos” especialmente en “las iglesias y lugares sagrados”.
En cambio, cuando se refiere a las danzas en su diccionario describe un género artístico heredado del pasado, elegante y con una función religiosa: “antiguamente había muchas diferencias de danzas: unas de doncellas coronadas con guirnaldas de flores, y están hacían corros y cantaban y bailaban en alabanza a los dioses”.
Por su parte, el sacerdote y poeta Rodrigo Caro también explicaba esta diferencia moral entre danza y baile en su obra Días geniales o lúdicros (1626), que es un verdadero tratado del folclore del Siglo de Oro. Escribe: “Mas volviendo á nuestro baile, digo que la diferencia entre la danza y él, es que en la danza las gesticulaciones y meneos son honestos y varoniles, y en el baile son lascivos y descompuestos“.
Queda pues suficientemente claro el carácter elevado de la danza, más propia de las clases pudientes, que son, en su mayoría las piezas que contiene este disco. El repertorio incluye varias adaptaciones de vihuelistas españoles, como Alonso Mudarra o Luis de Milán, también está presente el laudista británico John Dowland, o los compositores franceses Pierre Attaingnant y Adrian Le Roy.
Antonio Torralba es catedrático de música y flautista en Aquel Trovar. Estudioso y conferenciante, es uno de los fundadores del desaparecido conjunto Cinco Siglos con el que ha llegado a grabar una docena de discos entre 1990 y 2016. Por su parte, José Ignacio Fernández es el laudista y vihuelista del grupo, y es además un lutier experto en la restauración de instrumentos antiguos, desde bandurrias hasta cítolas. Finalmente, Daniel Sáez Conde es profesor de violonchelo en el conservatorio de Ronda y ha tocado este instrumento frecuentemente en conjuntos de cámara y orquestas.
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