La comedia madrigalesca es un curioso género musical del final del Renacimiento italiano que, a pesar de su vida efímera de apenas cuarenta años, cosechó un éxito y una popularidad notables en la época, tanto en las cortes como en las academias. Para unos, está a caballo entre la música y las artes escénicas; otros lo ven como un predecesor de la ópera barroca; hay terceros que niegan cualquier relación de este estilo musical con los escenarios. El debate está servido.
Veamos, pues, cómo es definida la comedia madrigalesca. En general, hace alusión a un grupo de canciones polifónicas que comparten un tema común, es decir, un conjunto de madrigales recogidos bajo el mismo título o sobre la misma temática. Esta sería la interpretación exclusivamente musical, como cuando distintas estrofas de un mismo poema son musicadas como madrigales individuales.
Pero también hay un concepto de comedia madrigalesca basado en que el poeta establece una trama dentro de una serie de composiciones polifónicas, dando lugar a lo que se podría llamar un “madrigal dramatizado”, que podría tener una relación con la escena teatral. De hecho, hay autores que establecen una relación directa entre este tipo de madrigales y la commedia dell’arte, un género escénico muy popular durante el siglo XVI en Italia basado en la improvisación y en la utilización de una serie de personajes fijos (Pantalón, Arlequín, Polichinela…).
También existen una serie de autores que sitúan la comedia madrigalesca como un germen de la ópera, en concreto, Nino Pirrotta (Commedia dell’arte and Opera, 1955) y Donald Jay Grout (The Short History of Opera, 1988). No obstante, otras opiniones desligan completamente ambos géneros, situando la comedia madrigalesca como la culminación de la polifonía vocal secular, pero sin relación con la ópera que nacía a principios del siglo XVII. Esta postura queda reafirmada por Tim Carter en The New Grove Dictionary of Opera cuando escribe con vehemencia: “la perspectiva de la comedia madrigalesca como un importante predecesor de la ópera está tan pasada de moda como es insostenible”.
En cambio, la relación con la commedia dell’arte parece más evidente. Tanto Orazio Vecchi como Adriano Banchieri tomaron prestados argumentos de la commedia dell’arte para sus comedias madrigalescas.
Otro aspecto que hay que aclarar es que, a pesar del nombre, no se trataba necesariamente de piezas humorísticas y desenfadadas y no pocas tenían tramas dramáticas. Este malentendido - pensar que se trata de un género bufo - lleva a Orazio Vecchi a escribir en el prefacio a su obra L’Amfiparnaso el siguiente alegato:
“Los chistes demasiado frecuentes e inmoderados que aparecen en muchas comedias de nuestros días se introducen más como sustento que como condimentos y, como resultado, se interpreta que al decir comedia uno alude a un entretenimiento payaso. Además, aquellos que dan un nombre tan indigno a un poema tan elegante están en un error, ya que, si uno examina bien su sustancia, se puede ver que se construye de acuerdo con las reglas adecuadas, y a través de sus diversos personajes se representan todas las acciones del individuo particular. Por lo tanto, como espejo de la vida humana, su objetivo es ser de utilidad tanto como producir placer, y no meramente suscitar la risa, que algunos pueden creer que ha sido la intención de mi comedia musical, sin tener en cuenta lo que es apropiado.”
La mayoría de las comedias marigalescas fueron compuestas entre 1567 y 1630. A grandes rasgos, estos veintidós títulos constituyen el grueso del género:
- Il Cicalamento delle donne al bucato de Alessandro Striggio (1567)
- Mascarate piacevoli et ridicolose de Giovanni Croce (1590)
- Selva di varia ricreatione de Orazio Vecchi (1590)
- Novellette de Simone Balsamino (1594)
- Triaca musicale de Giovanni Croce (1595)
- L’Amfiparnaso de Orazio Vecchi (1597)
- Il Convito musicale de Orazio Vecchi (1597)
- La Pazzia senile de Adriano Banchieri (1599)
- Il Donativo di 4 asinissimi personaggi de Adriano Banchieri (1599)
- Il Studio dilettevole de Adriano Banchieri (1600)
- I fidi amanti de Gasparo Torelli (1600)
- Il Metamorfosi musicale de Adriano Banchieri (1601)
- Il Zabaione musicale de Adriano Banchieri (1604)
- Le Veglie di Siena de Orazio Vecchi (1604)
- Barca di Venetia per Padova de Adriano Banchieri (1605)
- Prudenza giovenile de Adriano Banchieri (1607)
- Festino nella sera del Giovedi grasso de Adriano Banchieri (1608)
- Tirsi, Fili e Clori de Adriano Banchieri (perdida) (1614)
- Vivezze di flora e primavera de Adriano Banchieri (1622)
- La Sampogna musicale de Adriano Banchieri (1625)
- Saviezza giovenile de Adriano Banchieri (1628)
- Trattenimenti in villa de Adriano Banchieri (1630)
Como podemos ver en la relación anterior, fueron muy limitados los nombres de los compositores que aportaron a este género. De hecho, es Adriano Banchieri la principal referencia al respecto, seguido muy de lejos por Orazio Vecchi, Gasparo Torelli, Giovanni Croce y Alessandro Striggio.
El fraile benedictino boloñés Banchieri nació en 1568 y fue además de compositor organista y poeta. Con veintidós años entra formar parte de la congregación del monasterio de San Miguel del Bosque y se queda a vivir allí de por vida. Aparte de escribir música religiosa -motetes, salmos, misas y oficios-, escribió música popular, como las canzonettas, y piezas más elevadas o cultas, como fueron los madrigales que nos ocupan.
Por su parte, Orazio Vecchi, nacido en Módena en 1550, también tomó los hábitos y escribió música sacra, además de sus canciones madrigalescas, como L’Amfiparnaso, quizá su obra más famosa. Sus principios artísticos quedan reflejados en la siguiente frase: “si alguien afirmara que el músico es distinto del poeta, estaría equivocado; la música es poesía tanto como la misma poesía [es música], porque este término, Poesis, no significa otra cosa que imitación”.
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