El sonido arcaico de la música de vihuela nos transporta a un pasado que, aun lejano en el tiempo, nos resulta cercano en tanto en que está en la base misma de nuestro “genoma cultural” como españoles y como europeos. Siempre he sentido una sensación de dejà vu al escuchar música para cuerda renacentista, como si fuese una llamada desde muy dentro hacia algo harto familiar y conocido. Y precisamente este sentimiento es el que evocan las interpretaciones de El Canto del Caballero.
El Canto del Caballero es un proyecto relacionado con la música antigua de Alfred Fernández y Alfonso Marín, ambos vihuelistas y ambos investigadores de la magia intimista de los sonidos del siglo XVI. Sus recitales, según afirman, son veladas poéticas y musicales en torno a los instrumentos de cuerda pulsada y el canto.
Realmente no se puede abordar la interpretación de las partituras (o cifra, como se llamaba entonces) de los grandes vihuelistas como un acto mecánico basado exclusivamente en la técnica y el virtuosismo. Hace falta impregnarse del alma de esa música, sumergirse en la época y sentir aquello que sintieron gente como Enríquez de Valderrábano al componer sus piezas. Y después de escucharles, creo que es algo que hacen Alfred y Alfonso en su quehacer musicológico. En sus propias palabras:
“La dulce y a la vez intensa sonoridad de dos vihuelas es el punto de partida de un grupo que interpreta repertorios antiguos desde una visión intimista.”
Ambos cuentan con una sólida formación musical e incluso con grabaciones en solitario en su haber; en el caso de Alfred Fernández, son tres los discos que tiene en el mercado, “Nunca más verán mis ojos” (música vocal transcrita para vihuela), “Valderrábano y los vihuelistas castellanos” y “Ad hunc modum”, interpretado con guitarra barroca. Por su parte, Alfonso Marín participó en “Clear or Cloudy”, una selección de canciones para laúd de John Dowland y de otros músicos contemporáneos.
Colaboran en el proyecto asimismo tres sopranos, Raquel Andueza, Valeria Mignaco y Orlanda Vélez Isidro, añadiéndole al sonido de la cuerda la dimensión dulce y precisa de la voz humana.
El Canto el Caballero es sin duda una propuesta apasionante para todos aquellos que amamos la música renacentista y que demuestra que estos sonidos, y sobre todo las sensaciones que generan, lejos de estar relegados al olvido, están más vivos que nunca.
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