lunes, 29 de septiembre de 2025

El estilo fantástico y la libertad creativa en la música barroca



Still Life: Early Baroque Fantasy Música D´Outrora Deux-Elles

En el Barroco temprano encontramos una forma de componer denominada stylus phantasticus que el filósofo alemán Athanasius Kircher definió en su tratado Musurgia Universalis (1650) como “el método de composición más libre y desenfrenado; no está atado a nada, ni a palabra ni a tema musical; fue instituido para mostrar el genio y para enseñar el diseño oculto de la armonía y la ingeniosa composición de frases armónicas y fugas”. Sus raíces están en la música del Renacimiento tardío italiano, en compositores como Carlo Gesualdo y el flamenco Giovanni de Macque, quienes impulsaron piezas conocidas como stravaganzas sin una forma concreta, pero con unas melodías, ritmos y armonías extraordinarias. Ya en el siglo XVII, toda esta libertad creativa a la hora de componer buscaba despertar las pasiones del oyente, incidiendo sobre los sentimientos y los estados de ánimo.

Este estilo fantástico vertebra la ópera prima del conjunto de cámara Música D´Outrora, una formación radicada en Londres que fue creada en 2022 por el director y clavecinista gallego Pablo Devigo. El disco toma su nombre del bodegón (Still Life), género pictórico barroco por excelencia, como equivalente visual del stylus fantasticus, en el que el lienzo combina distintos elementos con la intención de crear un impacto emocional. Grabado en la St. Alban’s Church de Birmingham, ha contado con la formación básica de Música D´Outrora, Devigo a la dirección y teclado, Christi Park al violín y Timothy Lin en los instrumentos de cuerda frotada, completada por Claas Hardens (lirone), Dávid Budai (violone), Asako Ueda (tiorba y archilaúd) y Louis Moisan (guitarra barroca).


Still Life: Early Baroque Fantasy recoge obras de Dario Castello (1602-1631), Ignazio Albertini (1644-1685), Alessandro Stradella (1643-1682), Gregorio Strozzi (1615-1687) y Dieterich Buxtehude (1637-1707). Aunque en el Barroco temprano el estilo fantástico aparece en géneros como las fantasías y las tocatas -en donde cobra relevancia la improvisación y el contraste notable entre las distintas secciones de la pieza-, también establece una relación muy estrecha con las primeras sonatas. No es casualidad, por tanto, que de los siete cortes del disco cinco de ellos sean sonatas.


Las sonatas tempranas eran puro stylus phantasticus en cuanto a que se basaban en rasgos como la libertad compositiva, la improvisación, el virtuosismo y la imaginación. El teórico francés Sebastien de Brossard lo dejó muy claro cuando definió el género subrayando la variedad de estilos, expresiones y tempos que combinaba que eran producto del “capricho del compositor, quien sin estar sujeto a ninguna regla sino a las generales del contrapunto ni a un número fijo de métricas particulares, hace lo mejor que puede, inspirado por su genio, cambiando de métrica y modo cuando lo considera oportuno”.


De esta forma, abren y cierran este disco dos sonatas del veneciano Dario Castello, en concreto, la primera y la segunda del segundo volumen de su libro Sonate Concertate in Stil Moderno, publicado en Venecia en 1629 y reimpreso en 1644. Se trata de unas muestras primitivas del Barroco instrumental en las que el término “estilo moderno” hace referencia a que incorporan el bajo continuo como sostén armónico de las voces agudas, un elemento importado de la ópera. En este caso, los instrumentos  reemplazan a la voz humana en el papel solista haciendo gala de una velocidad y una tesitura interpretativa que a veces superan a las de los cantantes. Como indica Devigo en las notas que acompañan a la grabación, estas sonatas contienen una enorme profundidad emocional y transmiten “el mismo poder expresivo que caracterizó a las grandes óperas venecianas del momento”.


También ha contribuido a este programa con dos sonatas el violinista milanés Ignazio Albertini, cuya vida nos es en gran medida desconocida, si bien parece ser que acabó sus días asesinado en Viena donde trabajaba como músico de cámara de Eleonora Gonzaga, viuda del emperador Sacro Imperio Romano Germánico Fernando III. De su creación solamente ha llegado hasta nosotros el volumen Sonatinae, integrado por doce sonatas para violín y bajo continuo, dos de las cuales han sido grabadas en primicia por Música D´Outrora.


La última sonata que aparece en el disco lleva la firma de Dieterich Buxtehude, uno de los principales nombres de la Escuela del Norte de Alemania. Aunque estudió en la ciudad danesa de Elsinor -donde Shakespeare situó su obra Hamlet-, trabajó durante cuarenta años como organista de la iglesia de Santa María de Lübeck, el puesto más prestigioso y mejor pagado de la ciudad. Buxtehude dejó un extenso repertorio de música para órgano, desde tocatas, preludios y composiciones sobre corales, hasta canzonas, suites y variaciones. Está considerado como el mayor genio en el órgano antes que Bach y, por otro lado, sus preludios constituyen uno de los ejemplos más elevados del stylus phantasticus, si bien la pieza incluida en la grabación es una sonata a trío.


Still Life: Early Baroque Fantasy incluye también una sinfonía del compositor de Nepi Alejandro Stradella, cuya vida novelesca, plagada de líos de faldas y viajes por el mundo, no consigue eclipsar la grandeza de su creación, entre la que destacan especialmente sus seis óperas y, muy especialmente, los oratorios que firmó. Menos conocida es su obra instrumental de la que aquí se ha seleccionado Sinfonia a Tre.


El último nombre del disco es el del organista Gregorio Strozzi que en 1687 publicó en Nápoles Capricci da sonare cembali, et organi, libro integrado de veintinueve piezas para órgano y clave, una de las cuales ha sido grabada en primicia por Música D´Outrora.


Still Life constituye una atractivo viaje a través de los afectos y los sentimientos, que muestra la capacidad de esta música barroca temprana para trascender el mero deleite estético y alcanzar las más profundas estancias del alma humana.









lunes, 8 de septiembre de 2025

Giacomelli y Conti, dos compositores italianos en la corte de los Habsburgo



Cesare in Egitto Geminiano Giacomelli ALPHA Il trionfo della Fama Francesco Bartolomeo Conti CPO Accademia Bizantina

Con el objeto de iniciar el curso escolar a lo grande, hoy traemos a estas páginas, no uno, sino dos discos de música escénica recientemente publicados por el ensemble italiano Accademia Bizantina, que destacan, por una parte, por la magnificencia de las partituras elegidas, y, por otra, por la frescura con que han sido interpretadas en estas dos grabaciones en directo. Se trata de la ópera Cesare in Egitto de Geminiano Giacomelli y de la serenata Il trionfo della Fama de Francesco Bartolomeo Conti. El lazo que une a estas dos obras es que sus autores respectivos trabajaron en algún momento de sus vidas para la corte de Carlos VI, emperador del Sacro Imperio Romano entre 1711 y 1740, y las piezas en cuestión fueron representadas ante el monarca.


La elección de estas obras tiene su origen en el hecho de que Ottavio Dantone, el director y clavecinista de la Accademia Bizantina, es actualmente el Director musical del Festival de Innsbruck y su conjunto la orquesta residente, y fue precisamente con estos dos títulos con los que se estrenó en el cargo el verano del año pasado. El objetivo que se ha marcado Dantone durante su mandato es la revalorización de los compositores italianos de los siglos XVII y XVIII vinculados a la corte austriaca y, especialmente, a los Habsburgo. Así, Il trionfo della Fama se representó entre el 5 y el y de agosto de 2024 en Haus der Musik, mientras que Cesare in Egitto fue grabada entre el 3 y el 11 de agosto en el  Innsbrucker Landestheater.


Accademia Bizantina es una formación especializada en la música de los siglos XVII y XVIII, y, bajo el lema The Exciting Sound of Baroque Music (El excitante sonido de la música barroca) persigue la recreación del poder expresivo de los sones de ese periodo, intentando plasmar en su interpretación las intenciones y los efectos que pretendió conseguir el compositor. Una de sus líneas recientes de trabajo ha sido la grabación de los concerti grossi de Arcangelo Corelli, Georg Friedrich Händel y Francesco Geminiani, aunque, como muestran los dos discos aquí tratados, también dedican no poco esfuerzo a la música escénica y, de hecho, en abril de este mismo año llevaron a cabo una gira por nuestro país con la ópera de Vivaldi Il Giustino, lo que les llevó a Madrid, Barcelona y Bilbao.


En palabras del propio Ottavio Dantone, desde el comienzo de la trayectoria del grupo su trabajo ha consistido en la recuperación de un lenguaje que sea lo más próximo posible a las intenciones del autor y que, por otro lado, resulte eficaz y comprensible para el oyente de hoy. Todo ello a través de un atento y constante estudio de las fuentes históricas y de los códigos emocionales de los siglos pasados. Al escuchar las interpretaciones de la Accademia Bizantina hay que reconocer que dicho objetivo se cumple con creces, dadas la lozanía y cercanía que emanan de las pistas de los dos discos.


Si hay una cosa que hay que reconocerle y agradecerle a Dantone es que huya de los lugares comunes, de los caminos más transitados, y que se empeñe en rescatar autores y obras muy desconocidos por el gran público, como son los casos que nos ocupan. La música barroca está plagada de tesoros ocultos pendientes de redescubrir.


El parmesano Geminiano Giacomelli conoció el éxito profesional desde muy joven y ejerció de maestro de capilla en la corte de Francesco Farnese, duque de Parma, así como en la iglesia Madonna della Steccata y, posteriormente, en la de San Giovanni de Plasencia. Su primera ópera, Ipermestra, fue estrenada en 1724 en el Teatro di San Giovanni Grisostomo de Venecia, y llegó a componer en torno a veinte dramas escénicos que contaron con libretos de los mejores poetas del momento, como Metastasio o Apostolo zeno, y que fueron representados con éxito en Parma, Plasencia, Milán, Roma, Turín y la misma Venecia. 


Cesare in Egitto, estrenada en Milán en 1735, está considerada como su obra cumbre y, entre otras muchas representaciones, parece ser que fue representada en la ciudad austriaca de Graz, donde ejerció de maestro de representaciones, a finales de esta década. Algunas fuentes le sitúan en la misma época sirviendo en la corte vienesa de Carlos VI. La ópera representa el drama de las relaciones entre Julio César y Cleopatra y en esta edición de Accademia Bizantina se nos ofrece en el formato de tres discos.


No menos reconocido que Giacomelli, el florentino Francesco Bartolomeo Conti en 1701, con veinte años, ya ocupaba el cargo de tiorbista segundo en la corte de los Habsburgo de Viena, y en 1713 fue nombrado compositor de la misma. Estrenó su primera ópera, Cleotide, en 1706 y llegó a escribir cerca de treinta obras escénicas, aunque de ellas solamente tres son óperas. La serenata Il trionfo della Fama fue estrenada en Praga en noviembre de 1723 para conmemorar el santo de Carlos VI, que se encontraba en la ciudad con su esposa, puesto que unos meses antes habían sido coronados como reyes de Bohemia. La diferencia entre una ópera y una serenata consiste en que esta última no era escenificada, era más bien como un concierto, aunque los artistas solían ir caracterizados y gesticulaban al cantar, y, además, no estaba dividida en actos y escenas que es lo que en la ópera marca la entrada y salida de los personajes. Il trionfo della Fama es un homenaje explícito a Carlos VI, y, a diferencia de las óperas, no tiene un argumento concreto sino que los distintos personajes que intervienen son las virtudes del emperador -Fama, Gloria, Valor, Genio y Destino-, que se turnan para cantar sus alabanzas a través de arias y recitativos. El resultado es un fresco colorista que combina la grandilocuencia con la sensibilidad.


Hay que aplaudir a Ottavio Dantone y a su Accademia Bizantina por recuperar con gran acierto estas obras tan interesantes como gozosas de escuchar.


viernes, 6 de junio de 2025

Entrevista a Giulio De Nardo (organista): “El uso de dos órganos venecianos originales del siglo XVIII ha permitido devolver la luz a estas maravillosas páginas vivaldianas”


 El organista y clavecinista italiano Giulio De Nardo es el fundador y director del conjunto Sestier Armonico, una formación con base en Basilea dedicada al estudio y la interpretación de música antigua con instrumentos de época. En 2021, el grupo grabó el proyecto Bach in Venice, publicado en 2023 por Divox Antiqua, que combinaba piezas para clave de Johann Sebastian Bach con obras orquestales de Antonio Vivaldi y Alessandro Marcello.


El siguiente trabajo discográfico de Sestier Armonico, titulado Antonio Vivaldi: Il Suono Ritrovato, ha sido grabado con su propio sello discográfico, inAures, fundado en Suiza por De Nardo junto con la clavecinista española Inés Moreno Uncilla. El proyecto está basado en una investigación iniciada en 2018 en torno a los órganos de la vieja iglesia del Ospedale della Pietà de Venecia en tiempos de Vivaldi, cuyos frutos han dado lugar al disco publicado este mismo año.


¿Cómo surge este proyecto basado en destacar la presencia del órgano en la obra de Vivaldi?


Il Suono Ritrovato nace con el propósito de restituir el original color veneciano del siglo XVIII a ciertas composiciones de Antonio Vivaldi que contemplan la presencia del órgano como instrumento obligado. Este proyecto surge a raíz de una investigación llevada a cabo en el marco de mi tesis de máster en la Schola Cantorum Basiliensis, centrada en los órganos que Antonio Vivaldi tenía a disposición durante sus años al servicio del Ospedale della Pietà. El propósito de dicho estudio fue identificar cuáles podían considerarse los instrumentos más idóneos para interpretar aquellas obras vivaldianas que contemplan el uso del órgano como instrumento obligado.


Si bien en la actualidad aún se conservan numerosos órganos venecianos del siglo XVIII en excelente estado, los instrumentos originales de la antigua iglesia del Ospedale della Pietà en Venecia se han perdido irremediablemente. La iglesia actual fue edificada a partir de 1745 (es decir, después de la muerte de Vivaldi: 1741) y conserva hasta hoy un órgano construido por Pietro Nachini.


Los instrumentos que estuvieron al servicio de Vivaldi en el marco de esta célebre institución veneciana están escasamente documentados; sin embargo, un análisis minucioso de las fuentes relativas a los Ospedali, conservadas en el Archivo del Estado de Venecia, permite afirmar que la antigua iglesia —adyacente al hospital y con unas dimensiones aproximadas de veinte metros de profundidad por diez de ancho— albergaba dos órganos: uno más antiguo, denominado "del coro", de autor desconocido pero con toda probabilidad de origen veneciano, y otro construido en 1735 por Giacinto Pescetti. Asimismo, existía un tercer instrumento, un pequeño órgano (organetto), ubicado en el interior del Ospedale.


Puede afirmarse con certeza que Giacinto Pescetti ejercía, al menos desde 1708, como organero de referencia para el Ospedale della Pietà durante la época de Vivaldi.


Aunque los órganos originales de la antigua iglesia de la Pietà no han llegado hasta nosotros, afortunadamente se conserva un ejemplar casi completamente original de Giacinto Pescetti, actualmente ubicado en la iglesia de San Giacomo de Polcenigo (Pordenone, Italia). Quizás por motivos de practicidad, en tiempos modernos se ha preferido siempre el uso de los llamados órganos positivos o de instrumentos filológicamente inadecuados, ya que eran desconocidos para el oído del Prete Rosso. El objetivo de esta grabación es, por tanto, ofrecer la interpretación de estas obras utilizando dos órganos venecianos originales del siglo XVIII, uno de los cuales fue construido precisamente por el mismo Giacinto Pescetti.


¿Qué criterio han utilizado para seleccionar las piezas que aparecen en el disco?


Son varias las composiciones de Vivaldi que incluyen la presencia del órgano, y ciertamente no se limitan a las que hemos registrado en este disco.


En Il Suono Ritrovato, la intención no era ofrecer una grabación completa de todas estas obras, sino más bien presentar una idea clara del enorme potencial que permite el uso de estos órganos.


Además, cabe señalar que algunos conciertos nos han llegado, lamentablemente, incompletos. Preferí excluir estas obras porque su interpretación habría requerido la reconstrucción de las partes ausentes, que, por más fundamentada que fuera, no habría estado a la altura del genio de Vivaldi.


Para esta grabación, por tanto, elegí las composiciones completas que consideré más significativas para el proyecto.


¿Usted como teclista cómo juzga el uso que hace Vivaldi del órgano en las escasas obras en las que lo incluye?

Sabemos que Vivaldi, especialmente en el contexto del Ospedale della Pietà, tuvo acceso a una extraordinaria variedad de instrumentos musicales. Compuso no solo para voces y para instrumentos ampliamente difundidos, como las cuerdas, el oboe, el fagot, las flautas o el laúd, sino también para instrumentos mucho menos comunes, como el chalumeau —que utilizó, entre otras obras, en la sonata que hemos grabado—, la viola d’amore y el curioso violino in tromba marina, solo por citar algunos.

La riqueza tímbrica a su alcance se hace patente, por ejemplo, en el oratorio Juditha triumphans, donde Vivaldi emplea casi todos los instrumentos disponibles dentro de la Pietà.

Todo ello evidencia el profundo interés de Vivaldi por la experimentación sonora y la exploración de distintas combinaciones tímbricas, especialmente en el entorno tan musicalmente estimulante del Ospedale. Por ello, estoy convencido de que el órgano veneciano del siglo XVIII también representó para él una fuente de inspiración y curiosidad.

Aunque, como escribe el profesor Michael Talbot en el texto incluido en el libreto de Il Suono Ritrovato, “su relación con los instrumentos de teclado permaneció mayormente en la sombra”, Vivaldi no quedó indiferente ante los registros característicos de la escuela organística veneciana del siglo XVIII ni ante sus coloridas combinaciones, y que supo aprovechar esta oportunidad para ampliar aún más su ya vasta “paleta sonora”.

Hay ciertas opiniones especializadas que le han restado valor a la obra de Vivaldi, ¿qué influencia considera que tiene en la música posterior? ¿Piensa que tuvo importancia en la evolución de la música instrumental?


Personalmente, considero que hay que incluir a Vivaldi entre los genios de la Historia de la Música. Desafortunadamente hay quien, aún hoy en día, sigue menospreciando a Vivaldi y su música con cierta frecuencia. En estas ocasiones, siempre me gusta recordar que, si la música de Vivaldi hubiera sido de un nivel mediocre, ciertamente no habría despertado el interés de grandes compositores como, por citar uno, el gran Johann Sebastian Bach, quien transcribió para teclado muchos de sus conciertos, haciendo suyo el lenguaje del Concierto Italiano. Vivaldi es, sin lugar a duda, uno de los pilares fundamentales en la historia de la música. Fue uno de los pocos que realmente experimentó y compuso para una vasta gama de colores sonoros, utilizando, por ejemplo, todos los instrumentos (y voces) que tenía a su disposición en la Pietà.


Además, Vivaldi contribuyó de manera decisiva al desarrollo del repertorio para violín —y no solo— llevando el violín a los límites virtuosísticos de su época. También ayudó a desarrollar la idea de la cadencia, pasando de ser un simple momento de virtuosismo libre a convertirse en un elemento estructural y narrativo dentro de la música concertante para violín.


Por lo tanto, diría que, Vivaldi tuvo un papel de suma importancia en la evolución de la música instrumental.


El único corte vocal del disco es un aria perteneciente al oratorio Juditha Triumphans de 1716, ¿qué les ha llevado a elegir esa pieza en concreto?


Uno de los objetivos de Il Suono Ritrovato era brindar al oyente la posibilidad de escuchar estos órganos originales integrados en formaciones diversas. Por ello, además de las piezas instrumentales, decidí incluir un aria que contara precisamente con la presencia de una cantante.


Aunque la voz no es la protagonista en esta producción discográfica, consideré importante permitir que el público pudiera apreciar la gran capacidad de estos órganos para fusionarse también con las voces.


Por lo tanto, elegí una de las arias más emblemáticas de Vivaldi que incluye el órgano obligado junto a la contralto y el oboe.


Han utilizado para la grabación dos órganos venecianos de la época de Vivaldi. Háblenos de estos instrumentos.


Los órganos del Setecientos veneciano abarcan una rica y colorida paleta de timbres, lo que los convierte en un modelo único en la historia de los instrumentos de teclado. La organería veneciana del siglo XVIII es el resultado de una refinada tradición artesanal local. Incluía el trabajo de las maderas procedentes de los valles dolomíticos para la construcción de secretos, teclados y tubos de madera; la forja del hierro para la mecánica de la transmisión; la fundición y el vertido del estaño y del plomo para los tubos metálicos; hasta el curtido de pieles para los fuelles.


Para quienes no conocen de cerca este tipo de instrumento, me permito precisar que el órgano veneciano del siglo XVIII ofrece una notable variedad de registros, capaces de generar fascinantes combinaciones tímbricas. Además de los registros más conocidos de la familia del Principale (el llamado Ripieno, organizado en hileras separadas según la tradición veneciana), encontramos el Flauto in ottava (VIII) y el Flauto in duodecima (XII), así como colores más característicos como la Voce Umana y la Cornetta.


Estos instrumentos también están dotados de una mecánica extremadamente sensible, que permite al organista una amplia gama de articulaciones.


El uso de los dos órganos venecianos originales del siglo XVIII que hemos empleado en esta grabación ha permitido devolver la luz a estas maravillosas páginas vivaldianas. Así como, tras la restauración de una antigua obra pictórica, emergen de nuevo los colores vivos originales, también en este caso han surgido imágenes sonoras luminosas, comparables a los cuadros vibrantes de los grandes maestros venecianos como Piazzetta, Tiepolo, Canaletto, Guardi, Ricci, Carlevarijs, Diziani y Marieschi.


En el disco han intervenido casi veinte intérpretes, ¿es la formación fija de Sestier Armonico?


Sestier Armonico nace como un ensemble de formación variable, según las producciones y el repertorio que abordamos. Sin embargo, generalmente se mantiene una estructura fija en lo que respecta a las partes principales: además del clave (o del órgano, como en el caso de este proyecto), se incluyen el primer y el segundo violín, la viola, el violonchelo y el contrabajo.


Es el primer trabajo publicado por su propia discográfica, inAures, ¿qué implica el tener un sello propio para grabar?


Creé inAures junto a la clavecinista Inés Moreno con el deseo de poder seguir cada producción hasta en el más mínimo detalle. No solo en lo que respecta al aspecto sonoro, sino también con plena libertad sobre todos los contenidos del libreto, el diseño gráfico y la elección de los materiales. Naturalmente, todo esto ha requerido una enorme cantidad de trabajo, que hemos llevado a cabo en nuestro tiempo libre. Ambos somos, ante todo, músicos y —afortunadamente— tenemos nuestros propios compromisos profesionales. Debo admitir, sin embargo, que una vez tuvimos el disco terminado en nuestras manos, la satisfacción fue enorme… ¡fue como ver hecho realidad un sueño!


¿Están abiertos a grabar proyectos de otros conjuntos y solistas? ¿Qué criterios utilizan para seleccionar el catálogo de inAures?


Tanto Inés Moreno como yo somos, ante todo, músicos, y deseamos seguir siéndolo. El compromiso que implicaría gestionar un sello discográfico abierto también a otros grupos o solistas correría el riesgo de volverse tan exigente que nos obligaría a sacrificar el tiempo que dedicamos a la música. Personalmente, mi pasión por la música y por el acto mismo de tocar es tan profunda que no deseo en 

absoluto convertirme en productor discográfico. Dicho esto, nunca se puede decir “nunca”: en el futuro, inAures podría crecer y, en ese caso, no se descarta la posibilidad de abrirse a nuevos proyectos y a otros artistas.


Para acabar, ¿qué proyectos tiene para Sestier Armonico a corto y medio plazo? ¿Quizá una nueva grabación?


Por el momento no tengo previsto organizar una nueva grabación en un futuro inmediato, aunque no faltan las ideas. Creo firmemente que, especialmente cuando se trata de grabaciones discográficas, es fundamental realizar antes un importante trabajo de investigación y estudio musicológico. Este es también, de hecho, uno de los principios fundamentales de inAures: no aspiramos a la cantidad, sino que preferimos tomarnos el tiempo necesario para cuidar cada proyecto en todos sus detalles.


Para Sestier Armonico, estoy preparando algunos nuevos programas de concierto, y mi deseo en este momento es consolidar nuestra actividad concertística para poder compartir con el público, lo más posible, nuestro estudio y nuestra pasión por la música.


lunes, 26 de mayo de 2025

Sobre la escueta relación de Vivaldi con el órgano

 


Il Suono Ritrovato

Sestier Armonico

In Aures


Se le atribuye a Igor Stravinsky la frase: “Vivaldi no escribió 400 conciertos; escribió un concierto 400 veces”. Tradicionalmente, ha cundido entre muchos miembros de la élite musical la idea de que el Prete Rosso -el apodo por el que se le conocía en Venecia por su condición de clérigo y por su cabello pelirrojo- es un músico efectista, pero de talla menor dentro del panorama del Barroco. Otros, por el contrario, no tienen dudas sobre su genialidad, como es el caso del ensemble suizo Sestier Armonico, que acaba de lanzar una grabación de obras de Vivaldi en las que el órgano está presente, un instrumento atípico en su obra, pero no por ello excluido de ella.


El especialista en música barroca Álvaro Marías considera que precisamente la gran popularidad de la obra de Antonio Vivaldi -Las cuatro estaciones, su sello para la posteridad, ya era muy conocida en su época- es lo que probablemente justifica el menosprecio a la que se ha visto sometida por la crítica profesional más elevada. Marías defiende la importancia de su creación para la música posterior, dado que le responsabiliza del desarrollo del concierto veneciano para solista, un formato que es el antecedente directo del concierto clásico y de otros grandes géneros instrumentales. 


Gran parte del éxito de la música de Vivaldi es su espectacularidad y su comercialidad, entendida en el buen sentido, es decir, adaptada a los gustos del público. Sostiene Álvaro Marías que la Venecia de los siglos XVII y XVIII era una exportadora de bienes de índole cultural; visitantes de toda Europa (hoy hablaríamos de turistas) acudían a la laguna para escuchar la música que allí se interpretaba, y para comprar o encargar obras que se llevarían de vuelta a sus países de origen. La música veneciana era un activo de gran rentabilidad. 


Por todo lo anterior, Sestier Armonico ha elegido a Vivaldi para protagonizar el primer lanzamiento de su recién creado sello discográfico, In Aures. Se trata de un conjunto basado en Basilea dirigido por el organista y clavecinista italiano Giulio De Nardo, cuya misión es grabar diferentes repertorios de música antigua de la forma más pura posible. En este sentido, la formación persigue el aunar los hallazgos musicológicos y la interpretación con una calidad de sonido excepcional, intentando transformar la experiencia de la escucha en un viaje de descubrimiento.


El repertorio elegido para esta grabación es, cuando menos, poco representativo de la obra de Vivaldi, y es quizá este atrevimiento por parte de Sestier Armonico que la convierte en francamente interesante. Como afirma Michael Talbot, que rubrica las notas que acompañan al disco, la relación de Vivaldi con los instrumentos de tecla estaba mayormente “por debajo del radar”. Como intérprete y maestro, el músico está asociado con la familia de los instrumentos de cuerda, especialmente el violín, en los que destacaba notablemente, pero a la hora de componer ampliaba notablemente el abanico instrumental, desde la cuerda pulsada, hasta los vientos y metales, pasando por la tecla. De hecho, el órgano participó en el bajo continuo en algunas de sus creaciones, algo que queda patente en las pistas de Il Suono Ritrovato.


Talbot establece una relación entre la inclusión del órgano en la composiciones de Vivaldi y las interpretaciones de sus obras en los ospedali venecianos. Durante los siglos XVII y XVIII estas instituciones de caridad se convirtieron en los principales enclaves para escuchar música en directo. Existieron varios, como el Ospedale degl’Incurabili, que albergaba sifilíticos, huérfanos y prostitutas, el Ospedale della Pietà, para niños abandonados, el Ospedale di Santa Maria dei Derelitti ai Santi Giovanni e Paolo, para niños sin hogar, y el Ospedale di San Lazarus e dei Mendicanti para leprosos. Todos ellos tenían dependencias para mujeres y programas formativos en distintas disciplinas, incluida la música. Una de las funciones que tenían era formar conjuntos musicales para ofrecer actuaciones con el fin de recabar el apoyo financiero de mecenas para sostener cada uno de estos hospicios. Vivaldi compuso para el ensemble femenino del Ospedale della Pietà entre 1703 y 1741 y, dado que por razones de decoro las músicas interpretaban escondidas del público, una posible manera de “sorprender” el oído del público asistente era el incluir el particular sonido del órgano en las piezas.


El uso del órgano en la obra de Antonio Vivaldi se reduce a una sonata a cuatro, alrededor de diez conciertos y a tres obras sacras vocales, a saber, las RV 597, 639 y 644, respectivamente. De esas piezas, Sestier Armonico ha seleccionado como repertorio para el disco cinco conciertos: el Concerto para oboe, violín, órgano, cuerda y continuo en Do mayor, RV 554; el Concerto para violín, órgano, cuerda y continuo en Re menor, RV 541; el Concerto para violín, órgano, cuerda y continuo en Fa mayor, RV 767; el Concerto para violín, órgano, cuerda y continuo en Do menor, RV 766, y el Concerto para violín, órgano, cuerda y continuo en Fa mayor, RV 542. Además, incluye la Sonata para violín, oboe, órgano y chalumeau ad libitum, RV 779, y una única pista vocal, el aria Noli, o cara, te adorantis del oratorio Juditha Triumphans, RV 644, cantada por Francesca Ascioti.


El disco Il Suono Ritrovato es una excelente muestra del tratamiento que le dio Vivaldi al órgano en su obra, y supone una interesante ocasión para acceder al vitalismo que transmite su creación instrumental.