jueves, 24 de octubre de 2024

Un emotivo viaje en el tiempo de la viola da gamba


 

A Musical Tour From Renaissance To Baroque

Cantar alla Viola

Da Vinci Classics


Para conmemorar sus veinte años sobre los escenarios, el dúo Cantar alla Viola nos invita a un fascinante viaje musical a través del tiempo y de distintos países jalonado por veintisiete piezas que nos llevan desde los inicios del Renacimiento hasta la madurez del Barroco, y, desde la España de los Reyes Católicos, a la Inglaterra de la Restauración. Todo eso, y mucho más, es A Musical Tour From Renaissance To Baroque, el nuevo lanzamiento discográfico del tándem formado por Fernando Marín y Nadine Balbeisi, integrado por un ambicioso programa que no se queda en un mero “grandes éxitos” dado que no bebe exclusivamente de la discografía previa del grupo, sino que aporta numeroso material que no ha sido anteriormente grabado.


Hace ya dos decenios que la soprano Nadine Balbeisi y el violagambista Fernando Marín pusieron en marcha el proyecto bautizado como Cantar alla Viola o el arte renacentista de acompañar el canto con una viola de arco o da gamba. Se trata de una práctica que aparece descrita con bastante detalle en la obra Regola Rubertina (1542) de Silvestro Ganassi, texto que, junto con otras fuentes de la época, ha servido de base para la adaptación que realiza el dúo de cantos renacentistas y barrocos para su interpretación a la viola.


Nacido en Alicante, Fernando Marín es doctor en musicología y especialista en instrumentos históricos de arco del Renacimiento y Barroco. De hecho, diseña y construye sus propios instrumentos históricos con los que interpreta tanto en directo como en las grabaciones discográficas. Aparte de su actividad en Cantar alla Viola, colabora regularmente con la formación Capella de Ministrers de Carles Magraner en conciertos y grabaciones. Por su parte, Nadine Balbeisi es una de las más destacadas especialistas actuales en canto antiguo, y ha actuado con reconocidos ensembles de este campo, como Concerto con anima, Neues Rheinisches Kammerorcheter, Neue Düsseldorfer Hofmusik y Churpfälsische Hofkapelle, y, además, colabora con frecuencia con el conjunto Atalante dirigido por Erin Headley, que está especializado en música italiana de la Roma del siglo XVII.


A lo largo de estos veinte años el dúo ha grabado una discografía que, si bien no es muy extensa, es sumamente interesante al sacar a la luz el trabajo de compositores no muy conocidos por el gran público, como los británicos William Corkine y Robert Jones, o nuestro Juan Blas de Castro. Los seis volúmenes que el grupo ha lanzado al mercado ofrecen una panorámica muy enriquecedora sobre el papel que jugó la viola da gamba -o vihuela de arco en su versión patria- durante el Renacimiento y el Barroco. De alguna forma, A Musical Tour ofrece una visión sistematizada y ampliada del contenido de esos discos.


De esta manera, la obra que nos ocupa está dividida en tres grandes bloques diferenciados: uno de música española, otro dedicado a Italia y un tercero centrado en Inglaterra. El primer apartado estudia el papel de la viola en el primer Renacimiento español, cuyo sonido se asociaba con la dulzura mientras trataba de  impregnarse de los modos y técnicas de la voz a la que acompañaba. Nos encontramos con una pieza de Antonio de Cabezón, otra anónima procedente del Cancionero Musical de Palacio y dos de Francisco de Peñalosa, un compositor que llegó a formar parte de la Capilla Papal, el máximo honor al que podía aspirar un músico en su época. El epígrafe sobre música patria se completa con una serie de piezas de Juan Blas de Castro, uno de los principales compositores de tonos humanos del Siglo de Oro, a quien Cantar alla Viola dedicó un disco monográfico en 2015.


La parte italiana del disco también presenta la evolución musical de las formas renacentistas a las barrocas, de modo que parte de piezas de Costanzo Festa y Francesco da Milano para llegar a otras de las hermanas Caccini, Settimia y Francesca. Por el lado inglés, encontramos nombres como los de William Corkine y el capitán Tobias Hume, dos de los impulsores en el siglo XVII de la independización de la viola da gamba del canto, y también el de Robert Jones, un polifacético músico que perteneció a la capilla real de Jacobo I, quien, junto a Corkine ha sido objeto de una grabación específica por parte de Fernando Marín y Nadine Balbeisi. Cierran el disco dos piezas de Henry Purcell, la cautivadora If Music be the Food of Love y Music for a While, un tema de música incidental del drama épico Edipo.


Resulta innegable que Cantar alla Viola nos ha hecho un magnífico regalo de aniversario con A Musical Tour From Renaissance To Baroque, un disco que invita al recogimiento y también al disfrute de las distintas facetas que presenta cuyo denominador común es la sutil conjunción entre la voz y la viola da gamba, y que resumen de la mejor manera el trabajo del grupo a lo largo de estos años. Felicidades, y a por otros veinte.


miércoles, 16 de octubre de 2024

Martín Códax y la música de los trovadores peninsulares



 Ondas do mar. Las siete cantigas de amigo de Martín Códax 

Aquel Trovar  

 

Resulta curioso que una personalidad que ha llegado hasta nuestra época de una forma tan oscura y difusa como la del trovador Martín Códax haya podido aportar tanto conocimiento sobre la lírica galaico portuguesa del siglo XIII y, en general, sobre la música de los trovadores peninsulares. Lo cierto es que prácticamente no sabemos nada de su vida, aparte de su relación con Vigo, dado que esta ciudad la menciona en seis de las siete cantigas suyas que conocemos. Su obra es uno de los grandes monumentos de la música trovadoresca ibérica y, es por ello, que resulta reconfortante escucharla en una versión tan viva y fresca como la que ha presentado Aquel Trovar en su nuevo lanzamiento discográfico. 

 

Se trata del sexto título en la discografía del grupo, que para la ocasión ha recuperado la voz de la soprano Delia Agúndez puesto que los dos discos anteriores, Dancerías (2021) y De los sones y los instrumentos (2023), eran completamente instrumentales. Se trata de un conjunto formado en 2017 que ha centrado sus repertorios hasta ahora especialmente en la música medieval y renacentista. 

 

La figura de Martín Códax se conoce desde una fecha relativamente reciente, en concreto, a finales del siglo XIX. La primera mención a este trovador vino de la mano del periodista e historiador Teodosio Vesteiro Torres, autor de la obra Galería de gallegos ilustres (1875), por medio de un un artículo publicado en las páginas 345-348 en El Heraldo Gallego de Orense en junio de 1876. La siguiente pista que nos lleva hasta Martín Códax fue la obra Cancioneiro portuguez da Vaticana (1877) de Teófilo Braga, que realiza grandes aportaciones en torno a los orígenes de la lírica de la península ibérica. 

 

El problema era que aunque se conocían cada vez más textos de las canciones de los trovadores gallego portugueses del siglo XIII, no se sabía con certeza cómo habían sonado en su tiempo. Y, en éstas, en 1915 fue descubierta una verdadera “piedra Rosetta” de las cantigas: el Pergamino Vindel. El librero y anticuario Pedro Vindel, al desencuadernar un volumen que contenía una edición de la obra de Cicerón De officiis, se topó con un documento con siete rótulos o rollos de cantigas de amigo compuestas por Martín Códax, que incluían la notación musical de cada pieza. Este tipo de soporte para los intérpretes de las canciones nunca antes se había visto, pero se conocía de su existencia porque aparecía en las miniaturas e ilustraciones de los códices medievales. El hallazgo de Vindel permitió conocer de primera mano esos rollos y confirmar su existencia. 

 

Precisamente, las siete cantigas de amigo que presenta el disco Ondas do mar son todas las que contenía el pergamino, y, en suma, toda la obra que se conoce de Martín Códax. Las cantigas de amigo, a diferencia de las de escarnio que eran abiertamente mordaces, son un género lírico de corte melancólico que tuvo gran éxito en la Castilla del tercer cuarto del siglo XIII. Suelen estar protagonizadas por una doncella que lamenta la ausencia de su amado en primera persona. Presentan una forma retroencha, es decir, una estrofa monorrima con estribillo monorrimo. 

 

Aquel Trovar ha realizado una recreación rigurosa y cuidada de las siete cantigas, pero a la vez ha sabido acercar la música de hace ocho siglos al oído actual de forma que suena atractiva y cercana. Además de Delia Agúndez, en el disco han participado el flautista Antonio Torralba, el laudista José Ignacio Fernández y Daniel Sáez Conde interpretando instrumentos de cuerda frotada. 

 

 

miércoles, 2 de octubre de 2024

Carl Friedrich Abel en la encrucijada entre el Barroco y el Clasicismo



Abel. Between Two Worlds 

La Spagna 

Brilliant Classics 


 El nuevo lanzamiento discográfico del ensemble La Spagna reivindica la figura del compositor alemán del Barroco tardío Carl Friedrich Abel, un nombre que, si bien no resuena entre los más familiares de la música de la época, rubricó una obra sumamente interesante espejo del proceso de transición hacia el Clasicismo. Por ello, Between Two Worlds se convierte en un vehículo necesario para dar a conocer al gran público las distintas facetas del acervo de composiciones de Abel. 

 

El violagambista Alejandro Marías fundó La Spagna en 2009 con el fin de interpretar repertorios mayormente barrocos, si bien el grupo también ha hecho incursiones en el Renacimiento, el Clasicismo y el primer Romanticismo. La formación tiene una doble dimensión, como conjunto de cámara y como orquesta barroca, interpretando óperas y oratorios junto a solistas y directores invitados. En los últimos tiempos, ha actuado en lugares como la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, el Palacio Real o el Congreso de los Diputados, así como en el Festival de Música Antigua de Sevilla, el Festival Internacional de Arte Sacro o el Festival de Música Española de Cádiz. 

 

Between Two Worlds constituye el séptimo título de la discografía de La Spagna, una colección que incluye, entre otros, un volumen dedicado a la obra para viola da gamba de Jacques Morel, Las Siete Palabras de Haydn-Barbieri o Sopra La Spagna, una grabación de danzas españolas del Siglo de Oro. Ahora, el conjunto ha fijado la mirada en Carl Friedrich Abel, un notable violagambista muy renombrado en el Londres de la segunda mitad del siglo XVIII, quien, aparte de su habilidad con ese cordófono, dejó su huella como compositor, principalmente a través de obras instrumentales. 

 

Abel nace en 1723 en Köthen en una familia de músicos, pues su padre Christian Ferdinand Abel tocaba la viola da gamba y el violín en la corte del príncipe Leopoldo de Anhalt-Köthen. Aparte de la impartida por su progenitor, la formación musical de Carl Friedrich pudo proceder del mismísimo Johann Sebastian Bach, con quien habría estudiado en Leipzig a partir de 1737, si tenemos en cuenta lo que relata el musicólogo viajero dieciochesco Charles Burney. En cualquier caso, sobre lo que hay más certeza es en que existió una relación entre las familias Bach y Abel más allá de la altamente probable entre Cristian Ferdinand y Johann Sebastian, que coincidieron como músicos cortesanos en Köthen entre 1717 y 1723. 

 

Un Carl Friedrich Abel veinteañero estuvo empleado como músico de la orquesta de la corte de Dresde desde 1743, coincidiendo allí con el hijo de J. S. Bach, Wilhelm Friedemann, que ejercía de organista. Hacia 1757 abandona la ciudad por la inseguridad derivada de los continuos ataques que sufre por parte de Federico el Grande de Prusia, y, en la temporada 1758/59, se establece en Londres, ciudad que se convertirá en su hogar para el resto de su vida.  

 

Parece ser que Abel se ganó al público británico desde su primer recital, que tuvo lugar el 5 de abril de 1759, en el que interpretó en su mayoría composiciones propias, tanto con la viola da gamba como con el clavecín y con un nuevo instrumento bautizado como pentachord por su inventor, Sir Edward Walpole, el hijo de un político de la época. Su carrera despega con fuerza en 1760 cuando recibe el privilegio real para publicar su música en Londres, y, también, cuando entra al servicio del hermano del monarca, Edward Augustus, el duque de York. El destino vuelve a unir a las familias Bach y Abel, pues en la capital inglesa entabla amistad con Johann Christian, el hijo menor de Johann Sebastian, y juntos organizan las series de conciertos Bach-Abel, que constaban de entre diez y quince recitales al año, cuya celebración se extendió entre 1765 y 1781. 

 

La obra de Carl Friedrich Abel incluye dos docenas de sinfonías, además de conciertos, oberturas y otras piezas orquestales, a lo que hay que sumar la música de cámara, como cuartetos y tercetos de cuerdas y sonatas. La Spagna ha realizado para la grabación una selección de cuatro de los conciertos de Abel para distintos instrumentos -viola da gamba, clavecín y flauta travesera-, así como una sinfonía y un aria, como único testimonio de su música vocal. 

 

La sinfonía que aparece en el disco es la nº4 de las seis que integran la Op. 10 de Abel, que, curiosamente, están dedicadas a William Young, gobernador de Dominica, lo que nos indica que en el momento de su publicación en 1771 la obra del compositor ya era conocida en las Américas. 

 

De los veintinueve conciertos para instrumentos en solitario, Between Two Worlds presenta dos para viola da gamba, otro para flauta travesera y un tercero para clavecín. De hecho, tanto el Concerto Flauto Traverso Concertato en mi menor como el Concerto a Cembalo obligato en re mayor son partituras inéditas que han sido grabadas por vez primera. Los solistas que aparecen en el disco son el flautista Rafael Ruibérriz de Torres, el teclista Jordan Fumadó y el gambista Alejandro Marías, quien además dirige la formación. 

 

Mención aparte merece el aria Frena le belle lagrime de la ópera pasticcio Sifare por ser uno de los escasos ejemplos de música vocal dentro del repertorio mayormente instrumental de Abel. Fue estrenada en el King´s Theatre de Londres en marzo de 1767, y, al parecer, solamente tuvo esa representación. En esta ocasión, La Spagna ha contado con la voz de la soprano Jone Martínez en una interpretación bella y emotiva. 

 

El valor de la música de Carl Friedrich Abel es que se convierte en el engranaje de la transición entre el último Barroco y el Clasicismo, y como tal hay que apreciarla. Como indica con acierto Alejandro Marías, hay que escuchar Abel con los oídos perplejos del público de Telemann, no con los oídos condescendientes del público de Mozart. Sólo así se puede percibir su modernidad”.